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La PCR obligatoria se convierte en un lastre para los estudiantes salmantinos en el extranjero que desean pasar las navidades con su familia

Desde el pasado 23 de noviembre todos los pasajeros procedentes de un país de riesgo y cuyo destino final sea un puerto o aeropuerto de España deben presentar una prueba diagnóstica de infección activa (PDIA) con resultado negativo realizada como máximo 72 horas antes de su llegada

Un pasajero observa un panel de facturación en la terminal T1 del Aeropuerto de Madrid-Barajas Adolfo Suárez, en Madrid (España).

Cerca de 500 alumnos dela Universidad de Salamanca, a los que se unen los salmantinos matriculados enotras universidades del país, decidieron emprender rumbo a Europa disfrutandode una beca Erasmus. Es el caso de Carla, Isabel, Mario y Andrea, que seencuentran en Austria, Hungría, República Checa y Polonia, respectivamente.Estos jóvenes comparten a través de SALAMANCA24HORAS cómo ha sido suexperiencia durante estos meses de estudio en una universidad anfitriona y cuáles su intención de cara a las vacaciones de Navidad en este año de pandemia,teniendo en cuenta la nueva restricción tomada por el Gobierno de España: unaPDIA negativa.

De un inicio de cursoen “una línea temporal paralela sin coronavirus” a las estrictas restricciones

En Europa, la curva quemuestra los contagios diarios de Covid-19 se contuvo durante todo el verano,alcanzando cifras muy bajas de forma generalizada. A partir de septiembre estacurva comenzó a incrementarse y en octubre la mayoría de gobiernos de Europa,entre los que se encuentran los países en los que están los protagonistas deeste reportaje, tomaron medidas para contenerla. Los estudiantes Erasmus hanvivido en propias carnes el cambio brusco en el estilo de vida desde quellegaron.

Carla Martín,estudiante de Estadística en la Universidad de Salamanca, se encuentra en Linz,Austria. “Las primeras semanas viajé todo lo que podía y más, visité variospueblitos de aquí de Austria, hice senderismo, viajé a Múnich. Ahora los misplanes se basan más en estudiar al no poder viajar tanto”, cuenta. Conscientede la gravedad del asunto ha intentado minimizar el círculo de nuevos amigos yno ha tenido que pasar por la Covid-19.

Peor suerte hantenido Isabel Benito, Mario Calonge y Andrea, los cuales se infectaron durantelas primeras semanas de estancia en los países en los que se encuentran-Hungría, República Checa y Polonia-. Todas sus experiencias tienen en común uninicio más descuidado, en el que predominaban la fiesta y las reunionessociales debido a la falta de restricciones oficiales. Como no podía ser deotra manera, los tres contrajeron el Covid-19.

A pesar de habersecontagiado y haber vivido un periodo en cuarentena, al igual que Carla, todoshan aprovechado para viajar por los países en los que se encuentran. “Sonviajes cortos y no es lo mismo viajar con o sin coronavirus, pero también tepermite disfrutar de la esencia de las ciudades como Praga, que normalmenteestán repletas de turistas”, apunta Mario Calonge.

Desde que lasrestricciones entraron en vigor, los planes de estos estudiantes han pisado elfreno con fuerza ya que, como en España, los bares cerraron. “Ahora hacemosplanes más tranquilos, salimos a pasear o a patinar”, cuenta Andrea.

Y es que, elcoronavirus habrá cambiado el ritmo o los planes de los estudiantes, pero no hapodido con su ilusión. “No es idóneopero lo bien que me lo he pasado sobre todo el primer mes y todo lo que me voya llevar, va a rentar muchísimo”, afirma Carla.

Por su parte, Isabel dejauna frase que resume su estancia en Budapest “está siendo una experiencia muyenriquecedora, estoy conociendo a muchísima gente, cada uno de un paísdiferente y eso hace que conozcas muchas culturas y practiques inglés”. Y comofrase célebre queda también la de Andrea, “me alegro un montón de la decisiónque he tomado a pesar de que la gente me decía que no iba a poder disfrutar. Escomo estar en otra dimensión”.

Las Navidades en casa,sí, pero con una (o dos) PCR negativa por delante

Desde el pasado 23 denoviembre todos los pasajeros procedentes de un país de riesgo y cuyo destinofinal sea un puerto o aeropuerto de España deben presentar una pruebadiagnóstica de infección activa (PDIA) con resultado negativo realizada comomáximo 72 horas antes de su llegada. Esta medida, por supuesto, afecta a losestudiantes, quienes ya tienen decidido sus planes.

Carla Martín y Andrea sequedarán en los países en los que se encuentran, Austria y Polonia. Ambascoinciden en que es un “trajín” viajar en esta situación y, además, laobligación de hacerse una prueba PCR supone un gasto enorme para un bolsillo deestudiante. “Al final es un lío tener que ir, hay que pagar mucho dinero parahacer una PCR y solo para 10 días no merece la pena”, comenta Andrea. Carla,coincide con “el gasto grande” que supone realizarse una PCR en Austria yademás, tiene en cuenta “el riesgo que corre de contagiarse durante el viaje”.

Isabel y Mario, por su parte, sí volverán a España paraestar con familia y amigos a pesar de que las adversidades. A Mario, porejemplo, le cancelaron su viaje en avión a Madrid, por lo que se ha vistoobligado a coger otro vuelo con destino a Barcelona.

Además de los estudiantes que disfrutan de una beca, otros españoles se encuentran repartidos por Europa. Es el caso de María, una joven estudiante de alemán que desde Viena se prepara las pruebas de acceso a la universidad. Coincidiendo con el argumento de Carla y Andrea, María especifica que el precio medio de una prueba PCR en Austria es de 120 euros y, al regresar al país, también es necesaria otra prueba, lo que sumaría un total de casi 250 euros. A ese precio, por supuesto, hay que añadirle el billete de avión, lo que hace de la vuelta a casa por Navidad una tarea casi imposible económicamente.

Comentarios
Anónimo Hace 3 años (07/12/2020 01:23)
Pues es lo que hsy <br/>84
ElGato Hace 3 años (07/12/2020 01:21)
Que vengan en patera, así no hay ningún problema. <br/>238
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