​El periodista salmantino que recorre el mundo y recoge testimonios de los niños que padecen la Guerra de Siria, el ébola en Sierra Leona o el conflicto armado de Colombia

Alberto López (Salamanca, 1972) es periodista. Fue uno de los redactores jefe de El Adelanto entre 1998 y 2010, por lo que en ese tiempo hizo las veces de tutor de decenas de estudiantes de Periodismo a los que el decano de la prensa salmantina les brindaba la oportunidad de escribir sus primeras noticias

 Niños y jóvenes siempre alegres en Alepo
Niños y jóvenes siempre alegres en Alepo

Alberto es actualmente el portavoz del departamento de comunicación de Misiones Salesianas en Madrid. Misiones Salesianas es una institución religiosa sin ánimo de lucro, perteneciente a los Salesianos, tal y como su nombre indica, que trabaja en más de 130 países de los cinco continentes y desde hace 144. Su objetivo es la promoción, protección y educación de los niños, niñas y jóvenes, especialmente los más vulnerables. “Nuestra prioridad es ofrecer una educación de calidad para el desarrollo integral de los menores, que sean protagonistas de sus vidas, de su futuro, y abandonen el círculo de la pobreza gracias a la educación, lo que incluye adquirir hábitos de vida e higiene saludables y ayudar al desarrollo de su propia comunidad”, cuenta a SALAMANCA24HORAS el propio Alberto López.

Este salmantino, junto a otras cinco personas, se encarga de elaborar noticias, supervisar los contenidos de las redes sociales y elaborar las publicaciones periódicas tanto en papel como en Internet de las Misiones. Sin embargo, Alberto también es el responsable de los documentales que cada año elaboran para informar, sensibilizar y denunciar una problemática concreta. El año pasado, por ejemplo, presentó en el teatro Liceo de Salamanca con gran éxito el documental Love, sobre las menores que son salvadas de la prostitución en Sierra Leona, y este año, el 31 de octubre, presentarán en el mismo lugar y dentro de la programación cultural municipal, el nuevo documental, sobre los refugiados que huyen de la guerra de Sudán del Sur.

Con el fin de realizar estos documentales, Alberto propone las temáticas y, claro, viaja. Viaja mucho. “En 2015 viajé a Sierra Leona y a Liberia en medio de la epidemia de ébola y desde entonces he estado en Colombia, Sierra Leona en otras tres ocasiones, Ghana, Uganda y, recientemente, en Siria. Este mes viajaré también a Angola y en septiembre a Ciudad Juárez (México)”, cuenta.

Un periodista salmantino en Siria

“El viaje a Siria fue de prospección”, explica a este diario Alberto López. “Se trató de un primer viaje para proponer que ese país, y concretamente el trabajo de los Salesianos durante todo el tiempo que está durando la guerra (más de ocho años), sea el protagonista del documental que elaboraremos en 2020”.

Edificios destruidos


“El primer viaje siempre es para conocer lugares, sobre todo historias de los posibles protagonistas, ver localizaciones, el enfoque de lo que queremos contar y descubrir lo que nos distingue de otras organizaciones. En este caso está claro: los lugares salesianos en Siria han representado siempre un oasis de paz en medio de la guerra. En los últimos años, incluso en medio de los bombardeos, no he visto una foto de niños, niñas o jóvenes tristes en los centros salesianos, y eso dice mucho del trabajo que se sigue realizando con miles de menores y sus familias para que superen los traumas de la guerra, el dolor de la pérdida de seres queridos y tengan esperanza y fe en el futuro”, afirma el periodista.

Niños entre una guerra devastadora

No fue difícil para este periodista salmantino comprobar los horrores de la guerra en Siria.  “Siempre hacemos un plan de viaje para cumplir nuestros objetivos de lo que queremos conocer y también que allí nos muestren lo que consideran más importante. En el fondo es trabajar casi sin parar desde las seis de la mañana hasta bien entrada la noche, que es el momento de redactar cosas y preparar alguna noticia para enviar o publicar algo en redes sociales que sirva para sacudir un poco nuestras conciencias tan acomodadas”, explica

“Es verdad que la realidad de estar en medio de las ruinas y ver la destrucción de las bombas y los morteros sobrecoge y te deja sin palabras. Estar en medio de un silencio que casi da miedo, y a la vez ver munición a tu alrededor te hace imaginar lo que allí pudo ocurrir y las personas que tuvieron que huir o que murieron allí”, asegura Alberto.

Centro juvenil Damasco


Y eso que él está acostumbrado a situaciones duras. “Las dos últimas realidades que he vivido, un asentamiento de refugiados en el norte de Uganda y la guerra de Siria han sido lo más duro que recuerdo y lo que más me ha afectado en el momento… y no es que vaya a lugares tranquilos, porque entre el ébola, niños de la calle, niñas salvadas de la prostitución, menores soldado, niños en cárceles de adultos… cualquier situación es realmente dura”.

Un viaje en coche a través de pueblos fantasmas

Para llegar a Siria, el avión aterriza en Beirut, capital de Líbano. Desde allí, por seguridad “y porque el espacio aéreo para vuelos civiles en Siria sigue cerrado”, el siguiente paso es usar el coche.

El viaje se centraba en las tres presencias que tienen los Salesianos en Siria: Kafroun, Alepo y Damasco, “pero pasamos con infinidad de pueblos, algunos fantasmas, porque si bien el viaje en línea recta eran 250 kilómetros, teníamos que hacer 600 con grandes vueltas y desvíos para evitar los lugares calientes en los que la guerra está aún muy presente”.

“De hecho, especialmente en Alepo el ruido de aviones de guerra es bastante común y se siguen viendo columnas de humo a las afueras de la ciudad y escuchando alguna que otra explosión lejana. Cuando estuve, a menos de 60 kilómetros seguía habiendo bombardeos”, asegura.

Una guerra de intereses económicos

“En los países musulmanes la vida de los cristianos no suele ser fácil. En Oriente Medio hay persecución hacia los cristianos y Siria no es una excepción”, cuenta a SALAMANCA24HORAS Alberto López.

“Por desgracia, la guerra que nos venden en esta parte del mundo no se ajusta a la realidad. Aquí nos llega la versión de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Arabia Saudí, que se autoproclaman salvadores de una dictadura y para quienes los rebeldes son los buenos y el presidente, junto con Rusia, los demonios. Nos dijeron que todo empezó como la primavera árabe, pero en realidad son intereses económicos —el petróleo— y geoestratégicos. Para la población, y sin que el presidente Bashar al-Ásad sea un santo, él, que pertenece también a una minoría religiosa, está protegiendo el país contra grupos formados por más de 30 nacionalidades y, sobre todo, del terrorismo yihadista”, afirma.

Acceso a la Ciudadela en Alepo


“La inmensa mayoría de la población, y no hablo del 51%, ni tan siquiera del 85%, defiende a su presidente y está con él. Tal vez nosotros no lo podamos entender por lo que nos han contado y las imágenes que hemos visto estos años, pero me he encontrado la misma versión con todos los que he hablado”, cuenta el periodista salmantino.

En el caso de los cristianos que residen en Siria, Alberto asegura que son una minoría dentro de la confesión católica, “pero la fe que viven y demuestran es inquebrantable a pesar de todo lo que están sufriendo: comparten lo que tienen y se ayudan unos a otros. Son un ejemplo de lo que siempre nos explicaron que era la Iglesia”.

Vidas que se pierden en busca de un futuro mejor

Durante sus viajes, Alberto afirma que ha podido comprobar que cada país que ha visitado tiene una realidad diferente, aunque muchos de los protagonistas de su historia sí están tratando de emigrar para labrarse un futuro diferente.

“En Sierra Leona es difícil que se planteen llegar a España porque muchos menores y jóvenes no saben dónde está más allá de conocer al Real Madrid o al Barcelona. La política migratoria es algo que Europa, y España por supuesto, debería hacerse mirar. Cada vez es más difícil que alguien de manera legal pero sin dinero, especialmente de África, pueda viajar a Europa. Por eso se entiende que arriesguen su vida en un bote de juguete y sin saber nadar para huir de algo mucho peor porque si no, no lo harían”, explica.

Con refugiados de Sudán del Sur


El periodista pone un ejemplo: “En febrero de este año quisimos traer a Europa a una de las protagonistas del último documental, Love, una chica que vivió en la calle y se prostituyó para poder comer. Ahora, gracias a los Salesianos tiene su propia empresa de comida para eventos y da clases a otras chicas que han tomado la decisión de salir de la calle. A esta chica la iba a recibir el presidente del Parlamento Europeo, la presidenta de Malta y el Papa Francisco, es decir, teníamos, entre otras, esas cartas de invitación. Pues bien, la Embajada de Bélgica le negó el visado con la excusa de que ganaba poco dinero por su trabajo y era un riesgo que se pudiera quedar en Europa… Al final, gracias a la Embajada de España pudo viajar y cumplir con todo el programa, pero lo que también pudimos constatar es que desde que llegó a Europa sólo pensaba en marcharse porque extrañaba la comida, estaba cansada, no se adaptaba al clima…”

“Los Salesianos también acogen en España a familias sirias que han huido de la guerra. No son muchas, porque no es fácil llegar hasta España. Pero la mentalidad de los sirios, además de ser sacrificados, es de regresar a su país en cuanto haya la mínima oportunidad aunque tengan que reconstruir de cero el país”, finaliza.

En Naciones Unidas (Ginebra) con la primera Dama de Sierra Leona


(En las fotos que ilustran este reportaje: De arriba abajo, Alberto López, en la fila de atrás, de gris, junto a niños y jóvenes siempre alegres en Alepo, pese al horror de la Guerra. Los restos de la Guerra en Siria y un grupo de jóvenes en un centro juvenil de Damasco. Alberto en el acceso a la Ciudadela de Alepo. El periodista salmantino con refugiados de Sudán del Sur y, por último, en Ginebra, sede de Naciones Unidas, con la primera dama de Sierra Leona)

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