Pilotos civiles y militares intercambian experiencias en la jornada 'Las pilotos de Matacán'

Adventia se ha sumado a los actos de celebración del Día de la Mujer con la participación en una mesa de las pilotos del centro y las pilotos militares que en este momento se encuentran formándose

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La Escuela de Pilotos Adventia, centro adscrito a la Universidad de Salamanca, ha querido sumarse a los actos de celebración del Día de la Mujer con la organización de la mesa redonda “Las pilotos de Matacán”, en la que han participado las pilotos de ese centro y las pilotos militares que en este momento se encuentran formándose en la Base Aérea de Matacán.

El objetivo de esta jornada explica, la presidenta de Adventia, Carmen Rodrigo “es intercambiar las diferentes visiones, compartir las vivencias y dar a conocer cómo trabajan las pilotos, cada una en su ámbito, una civil y otra militar, porque siendo similares son a la vez diferentes”.

La escuela de pilotos Adventia se encuentra ubicada junto a la Base Aérea de Matacán, lo que convierte este enclave en una zona de referencia en España en la formación de pilotos de aviación civil y militar.

En la actualidad, el sector de la aviación es todavía un mundo de hombres, y solo un 3,5% de los pilotos en activo es mujer, aunque, explica Rodrigo, “curiosamente en nuestra escuela tenemos actualmente un 14% de alumnos mujeres, un porcentaje mucho más elevado que en otras escuelas, y cerca del 25% de nuestro personal es mujer”.

La mesa redonda ha contado con la participación de Consuelo Arto, piloto en activo y Jefa de Enseñanza de Adventia, quien explicaba que “cuando empecé éramos muy poquitas, unas 18 en toda España, y estábamos casi todas solas en nuestra compañía. Fui la primera mujer instructora en España. Luego, la presencia de la mujer en ambos ámbitos ha ido avanzando, pero estamos todavía en un 3,5%”.

Ser una de las pocas pilotos es una de las experiencias que comparte con la Alférez Carolina Villanueva, piloto militar universitaria que se encuentra formándose en la Base Aérea de Matacán. “Fue un amigo el que me comentó lo de ser piloto. Me entró la curiosidad, así que al terminar el Bachillerato un día le dije a mi padre que me gustaría presentarme a las pruebas del Ejército del Aire. Era la única en la lista de mi especialidad, ya que las otras dos ya eran militares y no necesitaban pasar esta parte de formación. Y aunque mi madre me decía que era un mundo de hombres, pensé que por lo menos iba a intentarlo”.

Nunca se ha sentido discriminada en su formación por el hecho de ser mujer, y recuerda que para ser piloto “hay que estar día tras día esforzándose y dando el máximo de uno mismo. No vale dar el 80%, hay que dar el máximo para lograr tus objetivos”. Por eso añade, “si realmente es esto lo que quieren, les diría que luchen por conseguirlo, que se esfuercen y sigan adelante”.

En este camino para cumplir su sueño, se encuentra también Marina Herrojo, alumna de cuarto curso de Grado en Piloto de Aviación Comercial y Operaciones Aéreas, quien con nueve años, se fijó en la Capitán Rosa García Malea. “Me puse a ojear una revista entonces le dije a mi madre, esta chica es piloto y no es muy común, ¿verdad mama? Pues yo quiero ser piloto. Siempre he querido ser piloto y la verdad conforme iban pasando los años, más me iba dando cuenta de que los aviones me encantan”.

“No he encontrado muchas dificultades. Somos cuatro en clase, y con el resto de chicos, al principio era un poco incómodo, como en cualquier lugar nuevo al que llegas, no te sueles mezclar mucho, pero conforme va pasando el tiempo, hemos hecho piña toda la clase. A la hora de volar, volamos en parejas y es ahí donde de verdad nos juntamos todos los de clase. Es muy bonito ver como tus compañeros te ayudan en todo lo que pueden”, añade.

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