El incremento de las infecciones de transmisión sexual (ITS) entre adolescentes, tanto en España como a nivel internacional, ha encendido las alarmas entre los especialistas en Pediatría, que señalan la escasa educación sexual como una de las principales causas de esta preocupante tendencia.
“Lamentablemente, los adolescentes inician sus relaciones sin suficiente información ni educación sexual integral, careciendo de los conocimientos necesarios sobre prevención”, advierte la doctora María Luisa Navarro, pediatra en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón y primera firmante del artículo. Navarro lamenta también que los tabúes en torno a la sexualidad sigan dificultando el desarrollo de una educación adecuada en esta etapa clave.
Junto con la falta de educación, hay otros tres factores que contribuyen al aumento de las ITS en adolescentes: el inicio cada vez más temprano de las relaciones sexuales, con una media de 16,2 años según el informe Juventud en España 2020; el incremento del número de parejas sexuales; y la disminución del uso de métodos de barrera. Además, las redes sociales y el fácil acceso a la pornografía distorsionan la percepción de la sexualidad entre los jóvenes.
Las cifras confirman esta tendencia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año se producen 376 millones de nuevas infecciones por clamidia, gonorrea, sífilis y tricomoniasis. En Europa, el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) señala que el grupo más afectado por la clamidia en 2023 fueron las mujeres entre 15 y 25 años, mientras que los casos de gonorrea también se concentran en adolescentes y jóvenes.
En el caso de España, el boletín epidemiológico de vigilancia de ITS de 2023 refleja que las tasas más altas de clamidia y gonorrea se dan en el grupo de edad entre 20 y 24 años. También preocupa el aumento de nuevas infecciones por VIH entre jóvenes de 10 a 24 años, con un importante infradiagnóstico respecto a la población adulta.
Para hacer frente a esta realidad, las expertas proponen reforzar el cribado de ITS en adolescentes sexualmente activos mediante pruebas rápidas adaptadas a este grupo de edad. Además, abogan por campañas de sensibilización y el uso de herramientas digitales, incluidas redes sociales, para informar a los jóvenes sobre la prevención y los recursos disponibles.
“La clave está en proporcionar información fiable, accesible y adaptada al lenguaje juvenil. Solo así podremos frenar el avance de las ITS entre los más jóvenes”, concluye Navarro.
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