La provincia también cuenta con otros símbolos

Numerosos municipios también cuentan con muchos vestigios que evocan a la Guerra Civil o el Franquismo. La asociación Memoria y Justicia sigue intentando borrar los recuerdos para recuperar la dignidad y hacer cumplir la Ley de Memoria Histórica. Otras localidades, en cambio, ya han retirado los suyos. Muchas calles ya han cambiado su nombre aunque una treintena de municipios tienen cerca de 50 calles recordando iconos franquistas

 La provincia también cuenta con otros símbolos
La provincia también cuenta con otros símbolos

La lucha en la capital se extiende al resto de la provincia, que sigue contando con numerosa simbología a Franco pese a los cambios y retiradas de vestigios que se han venido produciendo en los últimos años. De hecho, sonado es a nivel estatal el cambio que en el nombre tuvo la pedanía de Ciudad Rodrigo Águeda del Caudillo, que se quedó sin el apellido durante el año pasado. Además, dos calles cambiaron su nombre, como la del Generalísimo y José Antonio.

Este caso, el más importante a nivel mediático, se une a otros muchos que también se han adaptado a la realidad vigente. La mayoría de las calles han cambiado su nombre en múltiples municipios como Fuentes de Oñoro, en la que la calle General Franco pasó a llamarse Generalísimo para hacerlo ahora Juan Pablo II. También ocurrió con la calle General Mola, José Antonio o Salas Pombo, tres de los nombres más repetidos.

De hecho, según un estudio realizado por el periódico El Confidencial durante 2015, en Salamanca había 58 calles relacionadas con alguno de los nombres más importantes del Franquismo entre los que destacan, además del propio Franco, José Antonio Primo de Rivera y Emilio Mola.

De ellas, es cierto, algunas ya han borrado este hecho de sus calles, aunque son las menos. Ciudad Rodrigo, como ya se ha explicado, es una de ellas, así como también La Vellés, pero Villasbuenas, Villar de Argañán, Castillejo de Martín Viejo, La Atalaya, Serradilla del Llano u otros más cercanos a Salamanca capital como Calvarrasa de Abajo, en Nuevo Amatos, o Gomecello siguen teniendo las suyas.

Hasta cerca de treinta se pueden contar entre las que destaca Frades de la Sierra, municipio de apenas 200 habitantes que en su callejero tiene hasta ocho vías con nombre de personajes relacionados con la Guerra Civil o el Franquismo. Estas son la calle Generalísimo, General Moscardó, General Mola, General Sanjurjo, Salas Pombo, José Antonio, General Varela y General Queipo de Llano, además de la calle de la Paz. Es, de hecho, uno de los municipios con más simbología en sus calles de España, conjuntamente con San Pedro del Pinatar (Murcia), Fuensalida (Toledo), Cantalejo (Segovia) o San Miguel de Serrezuela (Ávila), según este estudio de El Confidencial.

En lo que respecta a la provincia de Salamanca y sus calles, las 58 referencias en 2015 a estos generales la ponían en el puesto octavo a nivel nacional siendo superada solo por Toledo, única que supera las cien; Ávila, Valladolid, Cáceres, Palencia, Cuenca y Zamora. Además, según se recoge en El Confidencial, la mayoría de estas vías se dan en municipios pequeños, de los cien a los quinientos habitantes.

Más allá de las calles

Escudos, placas y cruces son también protagonistas en otros municipios de la provincia en el que la tradición y el arraigo a lo establecido es mayor que en núcleos urbanos. Allí los cambios son siempre más difíciles como lo demuestran estos símbolos. Son pocos los que en los últimos años han decidido modificarlos, especialmente en el tema de estas cruces recordando a los caídos que, sí es cierto, en otros se han llevado al cementerio.

Esto último, por ejemplo, ha sucedido en Mogarraz donde, en lugar de esa cruz, se dispuso un monolito de hierro recordando a todas las víctimas. También en La Vellés han mostrado su disposición para retirarla de las calles y llevarla al cementerio. Sin embargo, lo que más daño hace a la asociación Memoria y Justicia, según afirman ellos mismos, son otros casos de escudos en las propias fachadas de los ayuntamientos de dichas localidades.

Sin embargo, desde la asociación aseguran que sí ha habido un cambio de trato con ellos desde la práctica mayoría de los ayuntamientos que, por otro lado, entienden que se deban a ese sentir del pueblo que sienta esos símbolos como propios y no como parte de una historia que a otros les hace daño. 

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