Román Socias, el influencer argentino que se rinde a Salamanca: "Me quedé sin palabras frente a la catedral reflejada en el Tormes"
Ha recorrido 35 provincias, siempre en transporte público, para enseñar la España más real a los más de 800.000 seguidores que lo siguen desde todo el mundo en Instagram y TikTok
Con solo 24 años, Román Socias se ha convertido en uno de los viajeros más seguidos de España. Este joven argentino, conocido en redes como El Viaje de Romancito, lleva casi cuatro años recorriendo el país con una misión muy clara y es visitar las 50 provincias y mostrar sus rincones más auténticos. Ya suma 35 y más de 800.000 seguidores entre Instagram y TikTok lo acompañan en cada parada.
"Emigré hace cuatro años y medio a España. Viví en Valencia y trabajaba como camarero", recuerda Román, que nunca imaginó que acabaría dedicándose a las redes. Todo empezó con un viaje improvisado a Murcia. "Me parecía una comunidad infravalorada y decidí grabar unos vídeos para probar. Pensé que no los vería nadie… y pasó todo lo contrario. A la gente le encantó", explica el joven.
Ese primer éxito fue el impulso que necesitaba. Después vino Albacete, y la historia se repitió. "Ahí me di cuenta de que quería combinar mis dos pasiones, viajar y crear contenido. Cada provincia tenía algo especial que nadie mostraba. Todo el mundo habla de Madrid, Barcelona o Sevilla, pero hay 50 provincias llenas de historias increíbles, manifiesta Román".
De camarero a viajero a tiempo completo
En julio de hace algo más de dos años dio el salto definitivo. Se hizo autónomo, reunió sus ahorros y comenzó su aventura sin saber muy bien cómo se vivía de esto. "Pensé que me costaría mucho más, que gastaría mis ahorros y tendría que volver a trabajar. Pero desde las primeras provincias los vídeos funcionaron. En Zaragoza empezó a seguirme muchísima gente y enseguida llegaron las primeras marcas. Desde entonces vivo de esto, aunque hay meses mejores y otros peores".
Román viaja únicamente en transporte público. A menudo se queda en casa de seguidores y declara que "es una de las partes más bonitas del viaje, porque me enseñan su ciudad con cariño. A veces incluso me llevan a rincones que solo los locales conocen". Sin embargo, admite que hay zonas a las que simplemente no puede llegar aun planeando todo con un mes de antelación "en la España rural hay pueblos maravillosos, pero sin transporte público es imposible visitarlos. Si queremos fomentar el turismo ahí, tenemos que mejorar las conexiones".
Viajar, grabar y editar sobre la marcha
Mientras viaja, graba, edita y publica sus vídeos. Según declara "a veces me siento en una plaza con el portátil o en una estación para aprovechar el rato. Es agotador, pero así el contenido llega antes a la gente del lugar, porque las redes lo geolocalizan. En Salamanca, por ejemplo, subiré unos 15 o 16 vídeos".
El secreto de su éxito está en la mezcla entre curiosidad y sensibilidad. Antes de visitar cada provincia investiga, pero también observa. Romancito especifica que lee los carteles, toma notas y pregunta a la gente. "Hay muchísima información a pie de calle que nadie mira. Intento contar las cosas con respeto, para que guste tanto al visitante como al local. Al principio pensaba que mis vídeos los verían sobre todo argentinos, pero no, los ven los propios habitantes de cada provincia. Les emociona que un extranjero se interese de verdad por su tierra".
Román cree que su proyecto se diferencia de otros precisamente porque no busca solo mostrar lugares, sino también su propia experiencia. "No es simplemente un vídeo de Salamanca, sino Romancito en Salamanca. Me gusta que la gente vea que detrás de la cámara hay una persona real. Hoy en día cualquiera puede hacer vídeos, pero sentir lo que se cuenta no lo puede hacer cualquiera. Yo me emociono de verdad".
Salamanca, una sorpresa dorada
Su paso por Salamanca le ha dejado especialmente sorprendido "había oído que era bonita, pero no me la habían descrito como una de las más impresionantes, así que vine sin muchas expectativas. Y me deslumbró. Para mí, Salamanca es una de las ciudades más bellas de España. Las vistas desde el Puente De Enrique Estevan, con la catedral reflejada en el Tormes, son de lo más bonito que he visto. Me quedé un buen rato allí, en silencio, disfrutando. Fue un momento de paz absoluta”.
Durante una semana ha recorrido la capital y parte de la provincia. El influencer ha estado en Alba de Tormes y Ciudad Rodrigo. "Me hubiera gustado conocer la Sierra de Francia, pero el transporte público no llega bien. Siempre quedan cosas pendientes, y es una buena excusa para volver", esclarece.
La gastronomía local también ha conquistado al influencer "probé el hornazo y el farinato. Este último me sorprendió muchísimo. Pensé que no me iba a gustar porque lleva anís y aguardiente, pero me encantó. Le puse un diez", cuenta riendo. Tampoco olvidará una tradición que lo dejó fascinado: la tuna universitaria "sabía lo que era, pero nunca la había visto en directo. Cantaban de maravilla y los trajes eran preciosos".
La otra cara de vivir viajando
Salamanca, dice, lo cautivó también por su ambiente joven y su energía ya que manifiesta que está acostumbrado a ir a pueblos más tranquilos y "aquí se respira vida. Ver tanta gente joven por las calles me encantó. Se nota que es una ciudad universitaria, alegre y viva".
Claro que no todo es tan idílico como parece. "Todo el mundo me dice que me envidia porque vivo viajando, pero también hay momentos duros. A veces me enfermo y no puedo parar, o me toca comer bajo una parada de autobús porque llueve. No tengo una oficina ni horarios. Cuando hace frío, viajo igual; cuando hace calor, también. Paso diez días al mes en casa y el resto fuera. Mi pareja vive en Valencia y nos vemos poco. Pero eso hace que valore más las pequeñas cosas cuando vuelvo: mi cama, mi sofá, el silencio".
Un viaje con propósito
Para Román, el viaje tiene también un propósito social y es que quiere mostrar que España es mucho más que sus grandes ciudades. Que hay pueblos llenos de historia, de cultura y de gente increíble. Y también visibilizar lo que no funciona, como la falta de transporte. "Si queremos que los jóvenes visiten o vivan en estos lugares, tenemos que facilitarles llegar", expone.
Cuando acabe las 50 provincias, aún no sabe qué hará, y curiosamente eso no le preocupa confiesa que "probablemente siga viajando por España, porque todavía me quedan muchas cosas. Luego quizás me anime a explorar otros países, escribir libros o dar charlas. Pero por ahora mi meta es terminar este viaje y hacerlo bien. Me quedan 17 provincias, así que todavía tengo camino por recorrer".
Antes de marcharse de Salamanca, define a la ciudad en una frase y es "una de las ciudades más bellas de España". Y cuando se le pregunta qué se lleva de aquí, lo tiene claro: "Ese momento frente al río, con la catedral reflejada en el agua. Fue una postal perfecta. De esas que te recuerdan por qué empezaste a viajar".
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