El Ropero de Puente Ladrillo cierra sus puertas tras más de dos décadas de solidaridad

Esta iniciativa se despide dejando un legado de acogida, ayuda mutua y compromiso con las personas más vulnerables

27 jun 2025 - 00:20
Ropero de Puente Ladrillo
Ropero de Puente Ladrillo | S24H

Después de más de veinte años de incansable labor, el Ropero de Puente Ladrillo ha anunciado su cierre definitivo. Esta iniciativa, profundamente arraigada en el tejido social del barrio y de toda Salamanca, se despide dejando un legado de acogida, ayuda mutua y compromiso con las personas más vulnerables.

El proyecto nació a principios de los años 2000, como una respuesta espontánea y necesaria ante la llegada de las primeras familias migrantes a Salamanca. El barrio de Puente Ladrillo se enfrentaba a desafíos concretos como la falta de empleo, vivienda, ropa, sábanas o material escolar. Así, el Ropero emergió como una iniciativa vecinal sencilla, pero poderosa, buscando ofrecer una solución digna y humana a quienes atravesaban momentos difíciles.

Durante más de dos décadas, el Ropero ha servido a miles de personas, tanto en Salamanca como en Paraguay. Gracias a la generosidad de la ciudadanía, miles de kilos de ropa, juguetes, libros y enseres han sido clasificados, empaquetados y entregados a quienes más lo necesitaban. Además, se realizaron envíos periódicos de ayuda humanitaria a la ciudad de Capiatá, Paraguay, donde la labor solidaria contribuyó a sostener bibliotecas, talleres de corte y confección, comedores sociales y redes de asistencia.

El éxito del Ropero no habría sido posible sin la constante implicación de asociaciones, colegios, parroquias, grupos juveniles y colectivos ciudadanos que, a lo largo del tiempo, brindaron su apoyo desinteresado. El equipo del Ropero ha expresado públicamente su más sincero agradecimiento a todos ellos.

Un agradecimiento especial ha sido dirigido a los amigos y amigas del Ropero, voluntarios que sostuvieron el proyecto con su esfuerzo, compromiso y profundo sentido de la solidaridad.

Mención aparte merece el equipo de mujeres voluntarias que dieron vida al proyecto día tras día. Muchas de ellas, ya mayores, dedicaron años de su vida a recoger, clasificar y entregar ropa, a acoger con cariño a quienes llegaban en busca de ayuda, y a transformar un local sencillo en un espacio de respeto, empatía y dignidad, consolidando la imagen de un "Ropero en femenino, creando solidaridad".

"El Ropero de Puente Ladrillo cierra sus puertas", concluye el comunicado, "pero deja tras de sí una estela de humanidad y entrega que seguirá viva en la memoria de quienes lo hicieron posible y de quienes fueron acompañados a través de él".

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