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​Ruth, “la niña del Papa”, recuerda el momento en el que fue elevada por Juan Pablo II en 1982: “Me acuerdo de un señor muy alto vestido de blanco, pero estaba muy asustada”

Era el 1 de noviembre de 1982 cuando Karol Wojtyla visitaba Alba de Tormes para clausurar el IV centenario de la muerte de Santa Teresa. Ruth era una niña que nació “en el mismo día y a la misma hora” en la que el polaco era nombrado vicario de Cristo en la Tierra y, por ello, fue la ‘elegida’ para entregarle un ramo al pontífice

Ruth niña del papa

1982. Lunes, 1 de noviembre. Los salmantinos estabandisfrutando de la festividad de Todos los Santos que, además, coincidía que erapuente. También disfrutaban -aunque menos- del empate que había cosechado laUnión Deportiva Salamanca ante el Real Madrid ese domingo en el Helmántico (0-0con récord histórico de recaudación del club 18 millones de pesetas-, si bienno se vendió todo el papel; y pelea en Fondo Norte incluida que provocó unaavalancha, heridos incluidos, y la intervención de la Policía).

Unos días antes, el jueves 28, había pasado algo histórico.En las elecciones generales celebradas tras anticiparlas Calvo-Sotelo, elPartido Socialista Obrero Español, de la mano de Felipe González, hacía historiay lograba el triunfo en unos comicios -algo que no lograba desde la SegundaRepública- y, además, lo hacía con mayoría absoluta, primera vez que loconseguía a nivel nacional, lo que provocó que miles de españoles saliesen a lacalle a celebrar el triunfo.

Ese 1 de noviembre, decenas de miles de salmantinos tambiéninundarían las calles de la ciudad y de la provincia. Pero no era para celebrarningún resultado, ni político ni deportivo. Ni para hacer lo propio con elcumpleaños de la Reina Sofía -que cumplía 42 años el 2 de noviembre-.

El motivo no era otro que recibir a Karol Wojtyla, un polaconacido en Wadowice que desde 16 de octubre de 1978 era el hombre más importantede toda la Iglesia Católica. Era Juan Pablo II, el segundo papa más longevo dela historia -tras Pío IX- y uno de los pocos pontífices canonizados, dos hechosque demuestran su importancia.

Una importancia ya ostentaba cuando, en 1982, hizo su primerviaje oficial a España. Entre los actos programados, uno que afectabadirectamente a Salamanca y, más concretamente, a Alba de Tormes. A petición delEpiscopado español, el Papa vino para clausurar el IV centenario de la muertede Santa Teresa de Jesús en una jornada que, si bien en principio estabaprogramada para el 12 de octubre, tuvo que cambiarse a raíz de la campañaelectoral de las elecciones anteriormente mencionadas.

La visita de Juan Pablo II fue un hecho histórico sinprecedentes tanto en la ciudad de Salamanca como en la Villa Ducal. Según losdiarios salmantinos de la época, Karol Wojtyla reunió a una multitud de gente “innumerable”pero que se llegó a cifrar en medio millón de personas.

Cerca de 200.000 estaban en Alba de Tormes, esperando a veral Papa por las calles del municipio. Otras 300.000 apostaron por ir a LaDehesa para asistir al acto de clausura propiamente dicho puesto que fue “dondemás tiempo pudo verse a Su Santidad”, tal y como recogía El Adelanto de Salamanca en su edición del 2 de noviembre.

Entre todas esas personas apostilladas para ver a SuSantidad se encontraba Ruth González, de tan sólo 4 años. Su caso era especial,ya que había nacido el mismo día y a la misma hora en la que Karol Wojtyla fueelegido como Sumo Pontífice. Y por eso mismo, fue la ‘elegida’ para entregarleun ramo de flores a Juan Pablo II.

Sin embargo, cuando Ruth se acercó, el Papa no sólo leaceptó el ramo, sino que la elevó a los cielos de la Villa Ducal, siendo uno delos momentos más recordados por los allí presentes y más capturados por toda lacomitiva de reporteros gráficos que acompañaban al pontífice durante suestancia en la provincia.

Han pasado 37 años desde aquel momento, pero cuando la genteve a Ruth en Alba de Tormes, la siguen llamando “la niña del Papa”. Entre risaspor esa anécdota rememora ese instante tan especial para SALAMANCA24HORAS. Unmomento del que, aunque no se acuerda con mucha precisión, sí guarda un buenrecuerdo.

“Me acuerdo de unseñor muy alto vestido de blanco, pero estaba muy asustada”

“Recuerdo poco. Tenía 4 años, y me acuerdo de una figura,siempre lo he dicho. Un señor muy alto vestido de blanco” comienza Ruth, quienexplica que tanto a ella como a su madre las fueron a buscar en coche parallevarlas hasta La Dehesa.

¿Cómo se sentía Ruth? “Como una niña que estrenas vestido y zapatosnuevos. Pero también asustada”, asegura. El momento sí que estaba preparado,relata, ya que el párroco de Alba de Tormes era amigo de la familia y sabía queella había nacido el mismo día y a la misma hora en la que había sido elegidocomo Papa “y cuando se enteraron de la visita, se lo dijeron”.

Ruth tenía que entregarle un ramo de flores y darle dosbesos a Juan Pablo II, “un señor muy importante”. Así se lo habían explicado. “Mitía me dijo que saludase a toda la gente que iba a haber, pero yo estaba unpoco asustada. Al final, eres una niña pequeña, y te ves ahí sola, con toda lagente. Al menos estaba mi tío segundo, que era el alcalde de Alba de Tormes poraquel entonces, y eso tranquiliza un poco. ¡Pero imagínate estar ahí sinconocer a la gente” recuerda.

Ella fue a darle el ramo y los besos al Sumo Pontífice. “Yes lo que hice”, afirma con una ligera sonrisa. Pero entonces, Juan Pablo II laelevó a los cielos, lo que prácticamente le causó terror. “Es un señor que noconoces de nada, todo de blanco, al que vas a entregar las flores y te levanta.Ves a un montón de gente ahí arriba, todo el mundo aplaudiendo… Imagina como eseso. Estaba hasta asustada”, detalla.

Eso sí, esos miedos de por aquel entonces han desaparecidopor completo, y todo lo que guarda son buenos recuerdos. “Mi familia es casitoda religiosa. Y eso, para mi madre y mis abuelos fue increíble”, secongratula. De hecho, cuenta entre risas que en Alba de Tormes casi todo elmundo se acuerda: “Yo alucino. Preguntas por la niña del Papa y ya saben quesoy yo. Y mira que llevo casi 6 años fuera de mi pueblo. Pero como voybastante, la gente lo recuerda”.

No es la primera vez que Ruth rememora ese momento. “Cuandoel Papa murió, varios medios me entrevistaron y lo volvimos a recordar”,explica. Además, pese a que en Alicante -lugar donde vive ahora- no lo pregonaa los cuatro vientos, “cuando viene mi madre se lo cuenta a mis amigas, y ellasterminan contándolo a la gente”. Eso hace que siga siendo “la niña del Papa”.

Un despliegue sin precedentespara una jornada sin precedentes y la ausencia de los Reyes, dos de los hechosmás destacados

Han pasado casi 40 años de la visita de Juan Pablo II a Albade Tormes y a Salamanca. Ante la previsión de la gran multitud de gente que seesperaba -y que hubo, forasteros y peregrinos incluidos que aprovecharon elPuente de Todos los Santos-, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estadorealizaron un despliegue sin precedentes en Salamanca.

El Adelanto deSalamanca señala en su edición del martes, 2 de noviembre de 1982, que esedespliegue fue “impresionante”, ya que el Papa estuvo rodeado permanentementede 20 agentes del Cuerpo Superior de Policía “especialmente instruidos” paraproteger al Papa. De hecho, más de 200 inspectores se movilizaron por la visitadel Pontífice y crearon unos cordones de seguridad que fueron recogidos por laprensa de la siguiente manera:

“La contundencia deestos cordones quedó puesta de manifiesto […] cuando Su Santidad acudióinesperadamente a saludar a las personas que se agrupaban en las primerasfilas. Por un momento, Juan Pablo II quedó rodeado por fotógrafos y peregrinos;pero solo por un momento. Los inspectores […] se emplearon con contundenciapara apartar a los fieles y periodistas. […] Y con demasiada contundencia, taly como se desprende de las protestas de muchos representantes, sobre todográficos, de medios de comunicación, que condenaron la resolutiva actuaciónpolicial.”

Y es que la Policía Nacional movilizó a 1.000 hombres y laGuardia Civil a 1.400 agentes -244 de los cuales pertenecían a la Comandanciade Salamanca-, 130 Land-Rover, 150 motocicletas y 12 autobuses, lo que hizo quefuera el despliegue “más grande desarrollado nunca en Salamanca”. Eso sí, nohubo ningún incidente de gravedad. Alguna lipotimia y heridos leves, pero nadaque precisase la intervención de los equipos médicos que estaban tanto en Albacomo en Salamanca.

En lo que a su estancia en Alba de Tormes se refiere, JuanPablo II llegó en helicóptero procedente de Ávila. No estaba acompañado por losReyes de España -que sí estuvieron con él en la ciudad amurallada- y, cuando sebajó de la aeronave, ya pudo escuchar los primeros cánticos que le iba adedicar la multitud, tales como “Juan Pablo II, te quiere todo el mundo”, “Túeres Pedro” o “Viva el Papa”.

Un sinfín de autoridades acompañó a Su Santidad en su visitaen Alba. El obispo de Salamanca, el teniente general en funciones del VIIRegión Militar Salamanca, los gobernadores civil y militar… y los duques deAlba. Cayetana Fitz-James Stuart y Jesús Aguirre -segundo marido de la duquesatras el fallecimiento de Luis Martínez de Irujo- no se perdieron ese momentotan señalado en ‘su’ villa.

Un discursointerrumpido varias veces, la emoción del pontífice por los cánticos de losniños y monjas de clausura que no se lo quisieron perder

Una vez en La Dehesa, Juan Pablo II vio interrumpido sudiscurso varias veces ante los gritos de la multitud, que coreaba cosas como “senota, se siente, el Papa está presente”. Tales fueron los gritos que en muchasocasiones se tuvo que pedir silencio, e incluso Juan Pablo II se dirigió a lamuchedumbre con las siguientes palabras: “Es muy bien que el mundo quiera alPapa, pero el Papa también quiere hablar a vosotros”.

No todo fue malo, eso sí. Unos niños que corearon al Papa ysoltaron globos de colores provocaron la emoción de Wojtyla, según recogen losdiarios de la época. Además, tras el acto multitudinario en la Vega del Tormes,Su Santidad se trasladó acompañado por miles de personas hasta la Iglesia de laAnunciación de Nuestra Señora del Carmen. Entre todas esas personas, Jorge D’Alessandro-por aquel entonces, portero titular de la UDS-, que se desplazó a pie para verlo;y muchas monjas de clausura que no se quisieron perder el momento y solicitaronuna “licencia especial” para estar junto a Juan Pablo II.

Él también visito a unas monjas de clausuras, las delConvento de las Carmelitas. Tras dar continuamente las gracias a lasreligiosas, se dirigió a donde reposaban los restos de Santa Teresa, ante losque se postró de rodilla y, apoyando la frente en el sarcófago de mármol, oróde rodillas durante varios minutos.

Recibió las llaves deuna ciudad que lo recibió con pancartas

Juan Pablo II se despidió de Alba de Tormes bajo los gritosde “Viva el Papa”. Una vez clausuró el IV centenario de la muerte de SantaTeresa, se desplazó hasta Salamanca, a donde llegó pasadas las siete de latarde. Entró por el puente Enrique Estevan al sonido de “Juan Pablo II, tequiere todo el mundo” y a la entrada de la ciudad lo esperaba el alcalde, JesúsMálaga.

El socialista le aseguró que llegaba “como Obispo de roma a ‘Romala Chica’” y le entregó las llaves de oro de la ciudad. Tras ello, firmó en ellibro de honor del Ayuntamiento y procedió a darse un paseo -en el ‘Papamóvil’-por las calles salmantinas. En ellas pudo contemplar una multitud de pancartasde ‘Totus tuus’ así como banderas nacionales, pontificias y pancartas deadhesión y cariño que engalanaban Salamanca.

El recorrido finalizó en la calle Compañía, ya que JuanPablo II se disponía a ofrecer a un discurso a los estudiantes de Teología. Eraen torno a las 19:15 horas cuando llegó, pasando por una calle que estaba a rebosary que, cuando vio a Su Santidad, empezó a gritar de júbilo -“Sí, sí, sí, elPapa ya está aquí”-, agitar banderas y pancartas e incluso tirarle pétalos.

Mientras aguardaban al Papa, tanto la tuna como el coroTomás Luis de Victoria amenizaron la espera, lo que valió la alegría de losallí presentes así como comentarios admiración de algunos periodistas de fuerade Salamanca. Unos comentarios que se repitieron cuando, a la llegada del Papa -quese saltó el protocolo para saludar a los allí presentes, como ya había hecho enAlba de Tormes-, el coro lo recibió con el ‘Gaude Mater’, algo que inclusoemocionó al Pontífice.

Tras un discurso a los estudiantes de Teología que fuerematado por el rector del Estudio pontificio, Juan Pablo II se fue directo aMatacán no sin antes ser nuevamente coreado por las masas, que despedían alSumo Pontífice, que había escrito una de las páginas más recordadas en lahistoria moderna de Salamanca y su provincia.

Comentarios
Batman. Hace 1 año (12/07/2022 08:23)
Batman. Se escribe con minúscula, lo demás son farsantes. Y el despliegue policial fue sin precedentes, por aquella época la comisaría de policía de Salamanca era infalible, y no como ahora.
Batman. Hace 4 años (02/11/2019 08:10)
Mención especial al tremendo despliegue policial que para la época hizo la comisaría de Policía Nacional de Salamanca. <br/>1329
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