De Salamanca a Alemania, con parada en Londres, para trabajar en la Agencia Espacial Europea

Después de estudiar en Salamanca, Pablo pasó una temporada haciendo unas prácticas en la Agencia Europea del Medicamento de Londres para después ir al Centro Europeo de Astronautas en Colonia, Alemania. El salmantino anima a intentarlo: “No hace falta ninguna titulación en particular, no necesitas ser el mejor de la clase. Solo necesitas ser proactivo, tener ganas de trabajar ¡y que te guste el espacio, claro!”

 Pablo
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Pablo Turrión es un joven salmantino de 25 años que, tras estudiar el Grado de Ingeniería Informática en la Universidad de Salamanca, valoró varias becas y voluntariados para irse a vivir al extranjero: “Tenía ganas de cambiar de aires, expandir un poco mis horizontes, salir de la zona de confort y vivir una temporada en el extranjero, mejorar el inglés y, con suerte, aprender algún otro idioma”.

Así es como conoció el programa para recién graduados de la Unión Europea, que permite hacer prácticas laborales en cualquiera de sus agencias. Tras solicitarlo, fue seleccionado para pasar un año en la Agencia Europea del Medicamento (EMA), lo que define como una de las “mejores experiencias de mi vida, tanto personalmente como profesionalmente”.

Al concluir ese periodo decidió volver a España para continuar con sus estudios cursando un máster en Telecomunicaciones en Barcelona, formación que le sirvió de puente para solicitar una beca de prácticas en la Agencia Espacial Europea (ESA). Entre los posibles destinos se decantó por Alemania, donde se ubica el Centro Europeo de Astronautas (EAC); allí realiza su Trabajo de Fin de Máster desde julio. “Cualquiera de los otros dos centros son también increíbles, pero trabajar al lado de astronautas es algo que no puedes hacer en ningún otro lugar”, añade.

Ese centro, en concreto, se ocupa de todo lo relacionado con los astronautas, desde su entrenamiento hasta su seguimiento durante las misiones. En concreto, Pablo trabaja en un grupo de investigación llamado SpaceshipEAC. El objetivo de este grupo, formado por estudiantes de Grado o Máster de varias disciplinas, es la investigación de nuevas tecnologías y de su aplicación para crear una base lunar con presencia humana permanente e independiente de la Tierra.

Pablo asegura que “Nunca había planeado irme a Londres o venirme a Alemania, fue más bien cuestión de suerte y de saber tomar las oportunidades cuando llegan”. Solo sabía que quería hacer algo diferente y que, a pesar de mandar ambas solicitudes sin mucha esperanza, “cuando me dijeron que me habían elegido, era una oportunidad que no podía dejar pasar”.

Por eso, Pablo este salmantino anima a otros jóvenes españoles a optar por el programa que ofrece la ESA: “Creo que si tienes ganas y motivación no es difícil que te den la oportunidad de trabajar aquí. No hace falta ninguna titulación en particular, no necesitas ser el mejor de la clase. Hay sitio para todo tipo de carreras, y muchos proyectos en los que colaborar. Solo necesitas ser proactivo, tener ganas de trabajar, ¡y que te guste el espacio, claro!”.

Una vida en Colonia lejos de rutinas

Tal y como explica Pablo, se trata de una ciudad universitaria con un ambiente muy juvenil e internacional, muy similar a Salamanca. “Es una ciudad que me ha sorprendido mucho”, gracias a su diversidad de actividades, “Si quieres, siempre puedes hacer algo”. Cuando llegó, los primeros días fueron relajados, gracias a que su hermano llevaba allí una semana y ya conocía parte de la ciudad; también tuvo la suerte de encontrar piso desde el primer día, “por lo que fue todo bastante sencillo”.

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El hecho de tener a su hermano allí fue una de las mejores partes: “Hacía dos años casi que no vivíamos juntos y tenía muchas ganas de volver a estar con él una temporada. También era su primera vez que vivía fuera de Salamanca y me hacía mucha ilusión compartir esa experiencia con él”.

El ambiente en el que se mueve ha facilitado que esté rodeado de personas de toda Europa, no solo alemanes: “Sin duda, esto es lo que más me gusta. Tener la oportunidad de conocer a tanta gente diversa, relacionarte con ellos, conocer diferentes culturas, diferentes tipos de personas… Abrir la mente, en definitiva”.

Su experiencia en el trabajo ha sido similar, ya que detalla no tener una rutina allí: “Cada día es diferente y cada semana me pasa algo diferente”. A pesar de que diseña un Sistema de Control para la base lunar y para una simulación de la Luna que se construirá en Colonia, no solo está involucrado en la parte de software, sino también en el diseño del resto de sistemas. De hecho, también colabora en un proyecto con un pequeño robot de exploración lunar.

Esta cantidad de trabajo hace que en su día a día haya muchas reuniones, experimentos o colaboraciones con otros compañeros: “Es lo que más me gusta de trabajar en este equipo, todos los días aprendo algo diferente. Somos un equipo muy colaborativo y tenemos la oportunidad de ayudar a los demás en sus proyectos”. También destaca el hecho de tener la oportunidad de “encontrarte a astronautas en la cocina o en el baño, poder tomarte un café con ellos, que te cuenten anécdotas, y sus experiencias personales”.

Aunque de momento Pablo no ha tenido la oportunidad de conocer mucho el país, sí ha aprovechado para conocer más países europeos, como Francia o Bélgica. Entre las cosas que más le llamaron la atención de Alemania estaban el temprano cierre de los supermercados, a las siete de la tarde. También la impuntualidad de los trenes o las altas temperaturas en verano. Las dificultades del transporte público o de hacer la compra se incrementan porque no conoce el idioma, aunque está aprendiendo.

Sin embargo, a pesar de que su experiencia en Alemania está siendo muy gratificante, echa de menos “La buena vida de Salamanca, pasear tranquilamente por la calle Toro o la Rúa, poder tomarte unos pinchos en la Plaza Mayor, sentarte en una terracita, y que todo esté cerca y puedas andar de un sitio a otro. Es algo que solo he aprendido a valorar cuando me he ido fuera”. Considera que es una ciudad en la que se vive muy bien, por lo que le encanta volver de vez en cuando.

Y, cómo no, echa en falta a su familia y amigos: “Sin duda es lo que más echo de menos. Por muy bien que te vaya el trabajo o tengas una buena vida social, sin la gente de toda la vida, con quien has crecido y convivido más nunca será un auténtico hogar. Siempre faltará algo. Ojalá pudiera compartir esta experiencia con todos ellos aquí”.

Pablo permanecerá en Colonia hasta diciembre y tras pasar las navidades en Salamanca, en enero presentará su Trabajo de Fin de Máster en Barcelona. No hay más planes, aunque sí sabe que, de momento, no quiere volver a España. Intentará buscar trabajo en el sector espacial, pero en el extranjero, ya que su país de origen no tiene muchas oportunidades para ello: “Estoy abierto a irme a cualquier lado del mundo, no me da miedo, aunque me gustaría quedarme en Europa, ya que poder viajar a Salamanca para pasar un fin de semana es algo que valoro muchísimo”.

A pesar de que tiene ganas de establecerse en un ambiente internacional durante algunos años más, después de tres mudanzas en dos años, está seguro de que “para tener una familia, Salamanca sería el mejor sitio para mí. Junto a mi familia y amigos. No sé si será posible, pero siempre sueño con jubilarme en Salamanca y poder pasear y tomarme unas cañas en la Plaza Mayor”.

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