Salamanca cuenta con 866 personas con discapacidad auditiva reconocida

El Ayuntamiento instalará el bucle magnético en el teatro Liceo y CAEM para que las personas sordas puedan acceder al ocio. La capital cuenta con el colegio Juan Jaen y el instituto Venancio Blanco como centros preferentes para sordos, aunque no cuentan con todos los recursos necesarios para ello. Algunas personas que deben portar audífono no están reconocidas dentro de la estadística

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 Salamanca cuenta con 866 personas con discapacidad auditiva reconocida
Salamanca cuenta con 866 personas con discapacidad auditiva reconocida

Se avanza pero el camino todavía es largo para las 866 personas con discapacidad auditiva reconocida en Salamanca. Un número ya grande de por sí pero en el que no entran todas aquellas que tienen dificultades para escuchar ya que se entiende desde la Administración que un audífono, en algunos casos, es suficiente para evitar los problemas auditivos.

Todos ellos, y los que no cuentan, se enfrentan diariamente a una cuesta arriba que solo se puede subir con un esfuerzo personal que se pretende sea menor desde las diferentes asociaciones. Por ello luchan y van encontrando resultados, principalmente desde la publicación de la Ley por la que se reconocen las lenguas de signos españolas, en el año 2007.

Son, de todas maneras, pequeños pasos aún alejados de una verdadera solución en todos los ámbitos pero principalmente en el ocio, en el que apenas cuentan con espacios para ello. Los cines rara vez cuentan con subtítulos y los teatros no cuentan con intérpretes o sistemas de apoyo a la comunicación oral para personas con audífonos. El Salamanca, eso sí, ya está el proyecto sobre la mesa para la instalación de un bucle magnético en el teatro Liceo y en el CAEM. Otro pequeño paso.

En el día a día, sin embargo, son muchos los obstáculos que todavía se encuentran. En el colegio, no se cuenta con intérpretes permanentes, aunque sea en centros preferentes: el Juan Jaen, en Infantil y Primaria; y el Venancio Blanco, en Secundaria. Lo mismo ocurre con el servicio de logopedia. Queda, así, a la destreza y buen hacer los profesores que, es lógico, en el caso de estar en una clase con más niños y niñas, no puede centrarse exclusivamente en aquel que padezca la discapacidad auditiva.

El hospital y los centros de salud son otros lugares en el que siguen existiendo problemas. La megafonía  sigue siendo el método utilizado para llamar a la gente a consulta. Ya dentro, en muchos casos, se necesita un intérprete para comunicarse. Pequeñas cosas que, a ojos de esta parte de la sociedad, resultan aún grandes.

Sordos, pero no mudos

Hay diferentes grados de sordera, pero en ningún caso son ‘sordomudos’, como se suele escuchar. Los problemas de audición provocan dificultad a la hora de emitir palabras pero ello no conlleva problemas en las cuerdas vocales.

Precisamente, los servicios de logopedia se encargan de ir enseñando a hablar a aquellas personas que no escuchan bien hasta el punto de que, aunque seguramente con retraso con respecto al resto de la sociedad, consigan tener un lenguaje amplio.

Sí existe, sin embargo, hasta cinco tipos de sordera según su grado. La leve, con un umbral entre los 20 y los 40 decibelios; la media, entre 40 y 70; la severa, entre 70 y 90; la profunda, superior a 90; y la llamada cofosis, superior a los 120 decibelios. Se calcula que en torno a una décima parte padecen una sordera profunda y que nueve de cada diez acaban comunicando en lengua oral.

Detección temprana

Como en la mayoría de dificultades, la detección temprana es importante también en la sordera, principalmente para restarle tiempo al hecho de aprender a escuchar para luego también hablar. En eso también siguen luchando las diferentes asociaciones y, de hecho, un estudio de la Confederación Española de Familias de Personas Sordas refleja que cerca del 70% son diagnosticados entre el primer y tercer año de vida.

Sin embargo, entre los mayores de 20 años, sólo el 31,3% de los casos con sorderas prelocutivas comenzó a utilizar prótesis auditivas antes de los tres años de vida y sólo el 21% inició la rehabilitación logopédica antes de los tres años de edad. Esto demuestra los avances también en este aspecto, ya que entre los menores de 18 años, el 95,7% afirmó recibir atención logopédica.

Además, los audífonos son gratuitos hasta los 16 años, mientras que después el gasto por familia se dispara. De hecho, a partir de esta edad se debe hacer frente a la totalidad del gasto y luego pedir la subvención, la cual la conceden al cabo del tiempo. Y un audífono, por ejemplo, puede llegar a costar miles de euros.

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