Dedicar tu vida a proteger la de otros durante 40 años merece un reconocimiento especial. La entrega, el sacrificio y la lucha de un hombre que se ha dedicado en cuerpo y alma a su vocación, esa que ha amado y ama con todas sus fuerzas requiere un repaso. Por ello, SALAMANCA24HORAS se cita con el que ha sido, hasta hace un año, Inspector jefe del Cuerpo Nacional de Policía y presidente de la Plaza de Toros ‘La Glorieta’ (Salamanca), Ramón Sánchez, en la cafetería 'Las Torres', ubicada en la Plaza Mayor, donde tomamos un café miestras charlamos.
Un año hace ya desde que Ramón tomó la drástica decisión de colgar ese uniforme que tantas alegrías y dolores de cabeza le ha dado. Aun así, todavía es un policía muy querido por su comisaría y por la ciudadanía salmantina. Sus más allegados califican a Ramón como una persona honesta, de buen corazón y mucha humildad.
El amor por su profesión y esa nostalgia de recuerdo por quien ha velado año tras año por la seguridad de su ciudad y de su país, porque la trayectoria de Ramón no se ubica únicamente en Salamanca, se descifra en la mirada y la voz de este policía cuando narra la que ha sido su historia, donde ha habido altibajos y donde él mismo desvela que el amor y la dedicación por su trabajo le ha impedido disfrutar de sus hijos: “Le quité besos y caricias a mis hijos porque tenía que estar muchas noches trabajando fuera de casa”, acepta Ramón.
UNA TRAYECTORIA DE 40 AÑOS
Hijo del campo charro, Ramón Sánchez nació en el año 1955 en el municipio de Sancti-Spíritus, cercano a Ciudad Rodrigo, rodeado de reses bravas, motivo que le llevaría años más tarde directo al palco de ‘La Glorieta’, la plaza de toros de su ciudad, Salamanca. Una andadura en la que haremos hincapié más adelante.

Regresando a sus inicios, en el año 80 aprobó para inspector de policía destinado al Escorial (Madrid). Más tarde se fue a Barcelona para realizar sus prácticas durante nueve meses: “Una ciudad muy buena para trabajar porque tenía zonas de delincuencias y zonas donde aprender mucho”, asegura Ramón. Pero Barcelona no fue la única ciudad que pisó antes de asentarse en Salamanca. Desde allí regresó de nuevo a El Escorial para jurar el cargo.
Getxo, un municipio ubicado a escasos kilómetros de Bilbao fue su siguiente destino donde tuvo que lidiar durante ocho años con ETA, que por aquel entonces se encontraba en su momento más álgido. Una zona que daba “sensación de miedo y peligro. Tenías que salir de casa mirando de izquierda a derecha y con la mano agarrando tu arma de fuego”, advierte Ramón.
Según nos relata, allí le tocó vivir situaciones duras como el atentado terrorista donde falleció un comisario o el asesinato de un amigo: “Perdí a un compañero y amigo que paseaba con su hijo porque ETA le dio un tiro en la nuca y en el corazón”. Además de encarar varios atentados por coche bomba.
Antes de ser destinado a Salamanca, pasó dos años en Cantabria, regresando en el medio a Barcelona para cubrir la Olimpiada. De tal manera que en Salamanca se asienta en el año 1992, una etapa que recuerda con nostalgia: “Fue una alegría regresar a mi ciudad, preferida en todos los sentidos porque tiene calidad de vida y es una ciudad que me atraía por todo”.
En Salamanca afrontaría una larga andadura al mando de dos de las áreas más complicadas: Estupefacientes y Violencia de Género.
Fue a finales del año 93 cuando Ramón Sánchez entró a formar parte del Grupo de Estupefacientes en el que estaría 10 años y del que fue jefe de Grupo hasta el año 2004.
Durante estos años “se dieron incautaciones importantes porque en aquella época había mucha heroína en Salamanca. Eran incautaciones no muy grandes de uno o dos kilos, pero llegamos a coger hasta cinco kilos de heroína. En Fuentes de Oñoro también cogimos más de mil kilos en una operación que venía desde Portugal”.

EL MEDIÁTICO CASO DEL LABORATORIO DEL PROFESOR DE UNIVERSIDAD CAYÓ CON RAMÓN SÁNCHEZ AL MANDO DEL OPERATIVO
A mayores uno de los casos más sonados de toda la provincia de Salamanca, el de un profesor de la Universidad también fue desarticulado bajo su mando y el del entonces inspector jefe: “Fue un laboratorio clandestino ubicado en un pueblo cerca de Salamanca que regentaba un profesor de la Universidad, en una época donde comenzó a funcionar el éxtasis (MDMA)”. Así admite que este caso “nos dio bastante trabajo hasta que logramos ubicar la situación, pero al final destruimos un laboratorio importante donde producían anfetaminas”.
A parte de este caso histórico y mediático, Ramón desvela que en los años en los que él estuvo al mando del grupo de estupefacientes en Salamanca “hubo servicios importantes de blanqueo y de incautación de drogas, aunque más al menudeo”.
Mientras estuvo en estupefacientes fue cuando empezó el ruido y la polémica alrededor del tema de la violencia de género: “Antes no se denunciaba, pero llegó un momento en que la gente empezó a tomar conciencia de que había que denunciar cualquier tipo de maltrato, por ello se creó una oficina específica para la violencia de género”, reconoce.
LA UNIDAD DE VIOLENCIA DE GÉNERO
A cargo de la Unidad de Violencia de Género se mantuvo ocho años donde “hablaba con las mujeres, las encauzaba para que pudieran responder sin ningún prejuicio a las preguntas que les hacía. Quería que se sinceraran conmigo para poderlas ayudar mejor”, manifiesta Ramón. Quien asegura también que “fue una etapa bonita” de la que tiene buenos recuerdos porque “muchas mujeres vinieron a felicitarme por el trato que se le había dispensado y por haberlas librado de personas que en su momento le hicieron daño”. Además, a mayores ofreció varias charlas sobre esta temática en la Universidad de Salamanca.
Su etapa dedicada a la Violencia de Género la recuerda como la más dura de su trayectoria porque se llevaba los problemas a casa: “Fue la más dura al tener que tratar con personas de las que te tienes que ganar su confianza para que te cuenten todo, porque muchas veces se guardan muchas cosas. Hay que hacerles entender que están denunciando algo que si no lo denuncian no van a poder vivir porque están atadas de pies y manos”.
En el año 2010 se desvinculó de la unidad de Violencia de Género ya que ascendió a Inspector jefe, donde pasó sus diez últimos años al cargo de la Secretaría General.

CÓMO HA SIDO LA EVOLUCIÓN DE LA CRIMINALIDAD EN SALAMANCA DESDE LOS AÑOS 80 A LA ACTUALIDAD
En este sentido Ramón reconoce que “Salamanca no es una ciudad con un índice alto de criminalidad en comparación con otras ciudades de España. De hecho, está en quinta o sexta posición como zona con menos delincuencia”.
De la misma manera asegura que sí ha habido una evolución desde aquellos años: “En drogas había otro tipo de consumo como el de la heroína. De las personas que conocí con 20 años enganchadas a la heroína no queda ninguna. Esta fue una época donde los que consumían morían”. Ramón explica que “la cocaína tiene otros efectos, la gente aguanta más, se pueden desenganchar si hacen algún tratamiento, pero la heroína tiene una adicción tan fuerte que no tiene cura”.
Además, el elevado consumo de heroína en aquellos años provocaba un alto índice de robos y hurtos: “Lo que tiene consumir droga es que necesitas dinero para ir a por más. Tienes que robar porque nadie puede sufragarte con dinero para comprar la consumición”, advierte.
“Ahora ha cambiado todo, la cocaína la consume más la gente con un alto poder adquisitivo. Antes había viviendas como las zonas de Buenos Aires, Pizarrales y el barrio San José, que eran los puntos más calientes de venta de droga”, apunta Ramón.
En el caso de la violencia de género Ramón considera que “en Salamanca es estable. Ahora no ha disminuido mucho pero tampoco ha aumentado mucho la violencia. En la época donde yo estuve sí viví casos duros como la muerte de una mujer a causa de maltrato. Le cortaron la carótida con una navaja. Aquello me causó un impacto importante porque fue el primer caso de muerte que tuvimos en Salamanca”.
De la misma manera, Ramón admite que ahora mismo desconoce el número de denuncias presentadas por violencia de género, pero desvela que durante su estancia en dicha unidad se llegaban a presentar hasta dos denuncias diarias: “Antes eran temas muy difíciles de tratar porque lo tenías que llevar todo muy bien atado al juzgado para que por lo menos pudieran dictar una orden de alejamiento”.
SU LABOR COMO PRESIDENTE DE 'LA GLORIETA', LA PLAZA DE TOROS DE SALAMANCA
Al margen de su impecable trayectoria como policía, Ramón Sánchez también tuvo otro importante cargo del que habla con orgullo y mucha satisfacción: la presidencia de la Plaza de Toros de Salamanca. Un cargo al que reconoce que llegó por afición.

"Me crié en Sancti-Spíritus, un pueblo rodeado de fincas con toros bravos como la de Fuenterroble, donde viví situaciones importantes cuando el Marqués hacía concursos de acoso y derribo. Además, desde pequeño veía en la televisión a toreros como Santiago Martín ‘El Viti’ o Diego Puerta. Ya durante mi estancia en Bilbao me aficioné mucho más. Iba todas las tardes a la plaza de ‘Vistalegre’".
Una vez que se asentó en Salamanca y cuando todavía Alberto Gallego era el presidente de la 'La Glorieta' llamó a su puerta para que entrara a formar parte del equipo de la presidencia de Salamanca. Un ofrecimiento que Ramón aceptó con satisfacción y donde ejerció, en primer lugar, de secretario de actas durante dos años. Más tarde estuvo dieciséis años de delegado de la autoridad y diez años después ascendió a la presidencia, en el año 2010.

Su labor como presidente de ‘La Glorieta’ la recuerda como “complicada porque tienes que tomar una decisión en segundos. Así, reconoce que “hay veces que te equivocas, pero aun así durante el tiempo que yo he ocupado la presidencia nunca ha habido alteraciones de orden público, ni tampoco me he saltado ninguna norma del reglamento. Todo lo he hecho legalmente en cuanto a la norma del reglamento taurino y siempre procurando el bien del público y desde la honestidad”, concluye Ramón.
Finalmente, Ramón admite que lleva mal el haber colgado el uniforme: “Muchas noches todavía me voy a dormir dándole vueltas a ciertos casos”.
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