El resumen que se puede hacer de los datos provisionales de padrón que ofrece el Instituto Nacional de Estadística (INE) a 1 de enero de 2018 es que la pérdida poblacional de Salamanca afecta, principalmente, a aquella considerada ?joven?, mientras que apenas se nota entre los más mayores, aumentando incluso el número de personas de 65 años y más.
Y es que en la provincia charra viven 87.263 personas de esa edad, lo que supone un incremento de 302 personas respecto a 2017, cuando había 86.961 personas. Se mantiene así el ligero incremento que se viene produciendo en dicha franja de edad desde 2013, año en el que comenzó este nuevo ascenso.
Mientras, el menor grupo poblacional queda registrado entre los y las menores de 15 años o menos, si bien este año tampoco se mitigó el descenso poblacional, ya que se perdieron 569 personas de esta edad (se pasó de los 41.599 del 2017 a los 41.030 de este 2018), una cifra de decrecimiento similar a la de pasados años.
Sin embargo, y como en anteriores ocasiones, la mayor pérdida de habitantes de la provincia de Salamanca se registró entre las personas de edades comprendidas entre los 16 y los 64, ambos incluidos. La región charra cuenta actualmente con 202.911 personas entre dichas edades, lo que supone 2.132 menos que en 2017 (205.043). Una cifra de pérdidas ligeramente inferior, eso sí, a la registrada el año anterior entre esta franja poblacional, ya que se perdieron 3.048 personas.
La edad media del habitante de Salamanca también crece hasta situarse en los 48 años
Uno de los datos más preocupantes y que no deja de crecer desde el 2010 es la edad media del habitante de la provincia de Salamanca. En 2018 alcanzó los números redondos, al situarse en los 48 años, siendo superior la edad media entre las mujeres (49,4 años) que entre los hombres (46,5). Esto supone un incremento respecto a 2017 (47,71 años de media), si bien es ligeramente inferior al registrado respecto al año anterior, aunque en la media de los últimos ocho años.
Ese incremento también se registra tanto entre los españoles que viven en Salamanca (que pasan de tener 48,17 años de media a 48,5) como entre los extranjeros (que en 2017 registraron 34,94 años de media y en 2018 marcan 35,1).
Así, la población salmantina cada vez se encuentra más envejecida, un dato que no invita a ser optimista de cara a los datos de los próximos años.