Salamanca despidió a Venancio Blanco en un multitudinario homenaje en el instituto que lleva su nombre. Fue un acto en el que se leyó un poema en su adiós antes de que que volara la paloma de Antonio Ovejero, símbolo del instituto.
El poema, Venancio Blanco, in memoriam, decía "en él hallarás dos manos de poeta en busca de la huella que imprime la verdad; modelando al sol sonrisas blandas de la arcilla, con el bronce esperanza y vida y en la madera, tierno espejo de la pasión.
Venancio Blanco es alfarero de la ilusión, orfebre del adiós, platero del edén y de la magia que brota en la canción.
Blanco en el vergel, Venancio, en nuestra bella ciudad, florecerá entre tantos tesoros de ayer, y su cincel por las calles resplandecerá flotando en su recio corcel.
No ceses en tu hacer que nos guía tu corazón tallando la emoción que surge del querer; y en tu estela el futuro se vuelve amor, y en tu estela el futuro se vuelve amor".