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Salamanca se llenará de modelos clásicos de Renault

Desde el viernes y hasta el domingo los modelos Dauphines, Ondines y Gordinis se podrán ver por toda la provincia

Concurso de elegancia de vehículos clásicos.

Del 2 al 4 de junio, el grupo español de propietarios de Renault Dauphine, Ondine y Gordini se reunirá en Salamanca con motivo de la II Concentración Nacional de este modelo de automóvil. El viernes irán llegando a Salamanca, procedentes de diferentes partes de España: Granada, Valencia, Pontevedra, Madrid, Palencia… El sábado 3, saldrán a las 10:00 desde la avenida Agustinos Recoletos para dirigirse a La Alberca en un recorrido por carreteras de el Campo Charro en dirección a la Sierra de Francia. En torno a las 14:00, estarán aparcados en la Plaza de La Iglesia de La Alberca.

El domingo 3 de junio, atravesarán la ciudad de Salamanca dirección al Museo de Historia de la Automoción, parando en la Plaza del Concilio de Trento (Dominicos). Los coches estarán aparcados en la puerta del Museo hasta mediodía.

Nacimiento de esta gama de Renault

El Renault Dauphine, en origen, y sus versiones Ondine, Gordini, que vinieron con el tiempo, aparece en los años cincuenta como sucesor del coche que motorizó a Francia tras la II Guerra Mundial, el Renault 4/4, nombre con el que se conoció al Renault 4CV en España. FASA (Fabricación de Automóviles S.A.) se fundó en 1951 y ha quedado ligada hasta nuestros días a Valladolid. FASA es la empresa privada que se hizo con las licencias del modelo para su fabricación en España. Tras la aparición en Francia del Dauphine en 1956, en buena lógica, FASA también intentó su producción, la cual comenzó en 1958. Con el 4/4, podríamos decir que empezó, la popularización del automóvil en España, antes de la aparición del archipopular Seat 600, fabricado por Seat (empresa estatal), o al menos dejó que se vieran coches más accesibles de forma usual. El Dauphine supuso una mejora en todos los aspectos sobre el Renault 4/4: sobre una base similar se fabricó un coche con mejor motor y más espacio. Apareció para cubrir la necesidad de un utilitario de tamaño medio entre el 600 y coches superiores como el 1400, hablando  de producción nacional.

Partiendo de la conocida base del Renault 4/4, como se ha dicho, el Dauphine y sus hermanos adoptan la misma disposición mecánica posterior con 4 cilindros y 845 c.c., unido inicialmente a una caja de cambios de 3 velocidades. La potencia escasa, poco más que el 4/4 para mover más peso, era  de  26-28  CV  (según  fuentes).  Este  motor,  denominado  Ventoux,  se conservó para el Ondine, y evolucionó ligeramente con algunas mejoras para el Gordini, que ofrecía una decena más de caballos. Posteriormente, vinieron una caja de cambios de 4 velocidades, y el cambio, también lógico, del sistema eléctrico de 6 a 12 voltios. Fueron sin duda mecánicas justas, pero robustas y fiables.

El estilo de estos modelos, con alguna influencia americana (a escala), más evolucionado que el del 4/4, abandona los guardabarros separados, haciéndolo inmediatamente más estilizado, lo que unido a una mayor longitud tiene un efecto realmente encantador, y en la práctica, más amplio, luminoso y cómodo. Se estudió especialmente la armonía de colores e interiores, y en general el aspecto cuidado del interior.

Paradójicamente, se ganó el apelativo de "Coche de las viudas", aún hoy muy recordado. Este apelativo, desde nuestra perspectiva moderna, es inmerecido ya que más que debido a las características del coche, sus “incidentes” eran debidos a una España de carreteras en pañales y conductores muy noveles (y demasiado entusiastas); entorno muy lejano de la realidad que nos rodea actualmente, en la que la presencia de un automóvil en el hogar es habitual y los jóvenes acceden al carnet de conducir nada más cumplir los dieciocho. Como botón de muestra, relacionado con su comportamiento o estabilidad, el Dauphine tuvo una carrera deportiva remarcable, venciendo en su clase en diversos rallyes en Europa, y ganando de forma absoluta tanto el Rallye de Monte-Carlo en 1958, como el Tour de Corse en 1962, ciertamente con versiones especiales, pero el coche era el que era.

El modelo Ondine inició su producción en España en 1961, ofreciendo mejores detalles de tapicería, equipamiento, colores, con la misma mecánica que el Dauphine. El Gordini, similar al Ondine en el interior, sobre todo ofrecía mejor motor. Los Renault Dauphine, Ondine y Gordini supusieron un éxito de producción, 125.000 unidades repartidas entre los tres modelos que salieron de Valladolid (2 millones en Francia), además de consolidar a FASA, posteriormente FASA-Renault, como productor, no sólo "ensamblador", y hacer de ella una empresa de las más importantes en España. Y, como no, también fue un éxito de ventas, un coche al que aspirar cuando, cabe recordar, en los años sesenta no era tan común poder acceder a un automóvil medi

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