El salmantino Paraje de la Salud y el Arroyo de las Almas, en la Fregeneda, entran en exposición pública antes de ser declarados BIC

Ambos parajes tendrán categoría de Zona Arqueológica y estarán protegidos por la Junta de Castilla y León antes de fin de año

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Yacimiento arqueológico Arroyo de las Almas en La Fregeneda
Yacimiento arqueológico Arroyo de las Almas en La Fregeneda

La Junta de Castilla y León ha abierto el plazo de exposición al publico previo a la declaración de Bien de Interés Cultural con categoría de Zona Arqueológica del Paraje de la Salud en Salamanca y del Arroyo de las Almas en la Fregeneda. Ambos expedientes cuentan con un mes de plazo para las personas interesadas en presentar alegaciones, paso previo a la declaración definitiva como BIC.

En el Paraje de La Salud, junto al río Tormes, en las inmediaciones de la ciudad de Salamanca, se localiza un destacado conjunto de arte rupestre al aire libre. Las características de las representaciones identificadas apuntan a una doble cronología: las más antiguas de época paleolítica y otras posteriores, de la etapa final prehistórica. Sin duda, esta confluencia de actividades en un mismo lugar viene a significar el valor simbólico y de referencia del sitio para las poblaciones prehistóricas que lo frecuentaron a lo largo del tiempo.

Las primeras noticias arqueológicas del emplazamiento se remontan a 2007, cuando se documentó la existencia, en la ribera derecha del río, de diversas manifestaciones pintadas del denominado arte prehistórico postpaleolítico. Se identifican en el denominado Sector 5, tratándose de representaciones pintadas de estilo esquemático, localizadas en un emplazamiento que fue denominado «Abrigo de El Marín». Una prospección realizada en 2008 permitió identificar, en esta zona, 9 paneles con 174 motivos, predominando las representaciones geométricas, también numerosas digitaciones y 11 motivos figurados, 3 zoomorfos y 8 antropomorfos. El hallazgo de grabados de arte paleolítico en La Salud se produjo en mayo de 2013, por parte de Alfonso Hernández Morán y Marta Pantrigo Parés. Una prospección efectuada en 2014 permitió identificar dos conjuntos de grabados en la margen izquierda del río: Sectores 1 y 2. Uno de ellos consta de dos paneles con surcos y trazos variados con formas no identificables. El segundo conjunto está formado por dos paneles grabados, habiéndose identificado una línea cérvico-dorsal de un posible équido, los cuartos traseros de una posible cabra, y los cuartos traseros de un bóvido. En la margen derecha, Sector 3, se identificó un quinto panel que tiene grabada una línea cérvico-dorsal de un animal no identificado. Las técnicas artísticas presentes son el piqueteado y la incisión. En 2018 en la margen izquierda del río, 500 metros aguas arriba, en el denominado Sector 4, se identificó un sexto panel en el que se encuentran grabadas la figura de un caballo con doble cabeza representando movimiento y una línea cérvico-dorsal.

Paraje de La Salud. Foto USAL
Paraje de La Salud. Foto USAL

El conjunto arqueológico ha ido, poco a poco, ampliándose con la identificación de figuras o sus partes. La declaración de la zona arqueológica afecta a una superficie de 88,51 hectáreas. La delimitación como Zona Arqueológica del Paraje de La Salud contempla la localización de los diferentes paneles decorados (los descritos como sectores) en ambas orillas del río Tormes, su relación con el área de afloramiento de los esquistos al constituir estos los soportes sobre los que se graban o pintan las figuras rupestres, así como con el paisaje característico de dicho sector del río Tormes.

Por su parte, el Arroyo de las Almas en La Fregeneda se corresponde con un conjunto de grabados al aire libre localizados en diversas afloraciones rocosas más o menos agrupadas en la margen derecha de dicho arroyo y en varias de sus pequeñas y adyacentes riberas. Este arroyo es un pequeño afluente del río Águeda que desemboca a un kilómetro en el río Duero. El conjunto se conoce desde el año 2015, cuando sus descubridores realizaron trabajos de prospección e identificación de cuatro grupos de grabados, con 24 rocas y unos 600 motivos grabados en una amplia secuencia temporal que abarca desde el Paleolítico superior hasta época contemporánea, destacando entre los de épocas intermedias los correspondientes a la Edad del Hierro.

El conjunto de la etapa paleolítica se concreta en cinco rocas en las que se han identificado 21 representaciones figuradas (13 zoomorfos –cérvidos, équidos y caprinos–, 7 signos y 1 motivo indeterminado), además de un variado grupo no figurativo, compuesto por trazos aislados o conjuntos inconexos. Todos ellos están ejecutados mediante la técnica de grabado inciso de línea fina, lo que, con las características de las figuras representadas, lleva a los autores a plantear una cronología Magdaleniense. El conjunto paleolítico se completaría además con algunas figuras –dos caprinos–que por sus características técnicas –incisión de trazo múltiple y repetitivo– y de diseño, con cabezas triangulares y muy escasas dimensiones, se equipararían al denominado Estilo V o Finiglacial de Siega Verde o fase Aziliense del grupo del Côa, ya en la transición al Epipaleolítico.

Otro conjunto de 137 grabados se adscriben al ámbito esquemático de la prehistoria reciente, desde el Neolítico a la Edad del Bronce. Destacan la representación de un típico antropomorfo y un motivo zoomorfo indeterminado que se realizaron con técnica piqueteada, además de un centenar largo de figuras lineales profundamente grabadas por abrasión e incisión, técnica que denominan «uñadas del diablo» por asociación a las reconocidas en la zona portuguesa con esta técnica, y que se adscriben a esta etapa. Un tercer grupo de 120 motivos grabados corresponde a los adscritos a la Edad del Hierro, mayoritariamente agrupados en los núcleos II y III; se caracterizan por representaciones abstractas –reticulados, zigzags o trazos paralelos– y zoomorfas –ciervos y jinetes armados–, todos incisos, estando ausente la figura humana, que es una de las singularidades de la temática de dicho periodo.

Finalmente, el último grupo diferenciado estaría representado con más de 300 motivos que por su tipología se adscriben, genéricamente, a época moderna y contemporánea, mayoritariamente concentrados en las rocas de los grupos I y II. Para los investigadores del conjunto, a los que seguimos para esta descripción, sus características temáticas se centran en el predominio de los motivos abstractos, con numerosos reticulados y algunos pentalfas, aunque también se han detectado figuras humanas y sobre todo zoomorfas, como ciervos o aves, preferentemente gallináceas de pequeñas dimensiones y pormenorizados detalles como tarsos con dedos y múltiples coberteras, al igual que representaciones de otros posibles animales domésticos (carneros) o silvestres (ciervos) y armas (lanzas y ballestas), e incluso con una posible escena de cariz venatorio. Técnicamente se realizan con una técnica incisa muy similar a las figuras de la Edad del Hierro, ofreciendo una pátina muy parecida que no siempre facilita la catalogación de los motivos más simples en uno u otro grupo, máxime cuando aparecen, como en ocasiones, abigarradamente superpuestos.

Se trata, por tanto, de uno de los más destacados enclaves de arte rupestre del sector de la Raya hispano-portuguesa, compartiendo los valores y características tanto del conjunto de Siega Verde como de los hallazgos del Parque del Côa, sobre todo, de estos últimos. Es indudable que las semejanzas con Siega Verde radican en la concentración de grabados (unos 600) en un espacio limitado (las diferentes rocas grabadas, apenas suman linealmente el kilómetro de distancia). Su diferencia mayor radica en que en aquel sitio la mayoría de las representaciones catalogadas son de época paleolítica, mientras que en el Arroyo de Las Almas la mayor representación de motivos corresponde a los de época histórica, que en el caso de Siega Verde son mínimos, aunque probablemente no estén suficientemente catalogadas por las importancia y excepcionalidad de los paleolíticos que han atraído toda la atención.

La declaración de la zona arqueológica afecta a una superficie de 259,83 hectáreas. Se delimita como Zona Arqueológica, el ámbito del conjunto arqueológico conocido como Arroyo de las Almas que incluye los cuatro núcleos con arte rupestre identificados en los trabajos de prospección, en concreto en las zonas altas del valle que delimita dicho arroyo y sus afluentes inmediatos que es donde se concentran.

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