El salmantino Roberto Sánchez, a por Mr. Gay Pride España tras una vida dura y de superación: de sufrir bullying en el colegio a vivir en primera persona el atentado de Las Ramblas

Tras alzarse con el premio en Castilla y León, ahora busca hacer lo propio en España para ser ejemplo a todos los chicos y chicas que, por miedo, no se atreven a dar el paso de ser ellos mismos. Ha escrito un libro de autoayuda que pronto verá la luz

Roberto Sánchez, Mr. Gay Pride Castilla y León
Roberto Sánchez, Mr. Gay Pride Castilla y León

La vida de Roberto Sánchez ha sido del todo menos sencilla. Este salmantino, de 25 años, sufrió bullying en el colegio, estuvo cerca de quitarse la vida y vivió en primera persona el atentado terrorista de Las Ramblas. Sin embargo, en un ejemplo de superación, ha ido venciendo todas las trabas que se ha encontrado en su camino, y ahora le gustaría ayudar a quienes han padecido como él para que sean libres y ellos mismos.

Ahora, este charro, que ha escrito un libro de autoayuda que pronto verá la luz para que, como él mismo explica, “nadie tenga que pasar por las experiencias negativas que han marcado mi vida”.

Además, este mes de octubre, Roberto Sánchez opta a ganar el concurso Mr. Gay Pride España, el certamen nacional de belleza gay más importante de España -ya ganó la fase regional-. Sin embargo, Berto, como todo el mundo le conoce, no desea ganarlo por el físico, sino para dar visibilidad a su historia y contar la que ha sido su vida con la esperanza de que sus vivencias ayuden a cualquier persona que lo esté pasando mal, “para que den el paso y sean ellos mismos”.

Así lo detalla en una entrevista a SALAMANCA24HORAS en la que habla, sin tapujos, de todos los aspectos de su vida: desde su difícil infancia y adolescencia por el acoso escolar que sufrió, la no aceptación de su sexualidad de parte de su familia o de un atentado que cambió su vida y que le hizo dejar Barcelona, ciudad que no ha vuelto a pisar desde agosto de 2017.

Una infancia marcada por el bullying, primero por su físico y luego por la sexualidad

Berto no lo ha tenido fácil desde pequeño. Originario de un pueblo cercano a Vitigudino, comenzó a sufrir acoso prácticamente desde que empezó el colegio. Al ser un centro rural, era habitual que coincidiese con alumnos más mayores, que le trataban “como una pelota de fútbol” porque estaba regordete, como él mismo indica.

Pese a que no les es fácil recordar esta etapa, Berto señala que con dos años y medio “no entiendes nada de lo que te está pasando” y además, desde que tuvo un problema a la hora de ir al baño, otro de los chicos mayores le puso un mote que le estuvo acompañando prácticamente hasta que llegó al instituto.

Un instituto donde, al bullying por su físico -aunque, con la pubertad, ya estaba cambiando- se le sumó el acoso por su homosexualidad, que fue “el acabose”. Y es que, pese a que se cambió de centro y las cosas le empezaron a ir relativamente bien, “se enteraron de todo mi pasado y de todo mi presente y empezaron con los ataques homófobos”.

Unos ataques que eran tanto verbales como físicas, especialmente “de un muchacho que se creía Dios y que era un mierdecilla”. En ocasiones eran puñetazos, pero otra vez sufrió un percance más serio ya que este chico le puso una zancadilla que provocó que se cayera por unas escaleras y, por el golpe, se hiciera una brecha en la cabeza.

Un percance del que no contó nada a nadie. “Me callaba todo lo que estaba sufriendo. Por ejemplo, cuando me abrí la cabeza, no le conté nada a la profesora. Y cuando llegué a casa, me encerré en mi habitación, porque no quería ni comer”, relata. Por la herida le tuvieron que dar bastantes puntos en la cabeza y, además, le raparon parte del centro de la cabeza, lo que le granjeó otro mote, el de ‘monje’, que también le acompañó hasta que se marchó de su pueblo.

Pensó en quitarse la vida y vivió la no aceptación de su familia en un desagradable incidente

Tras una adolescencia “difícil”, Berto incluso pensó en quitarse la vida. Estuvo muy cerca de hacerlo, hasta tal punto de que preparó todo para ahorcarse. Y cuando prácticamente tenía la soga al cuello pensó en su abuela y en su hermana pequeña, “que no tenían por qué sufrir por nada de lo que yo hiciese”, y valoró que todo no tenía por qué terminar en ese momento.

Pocos días después, a través de una red social, conoció a un chico que, en ese momento, fue “como mi ángel de la guarda”, ya que le quitó de la cabeza las ideas del suicidio. Con él decidió desaparecer y marcharse a Cantabria, algo que no sentó nada bien a su familia, que tras largas horas de inquietud denunció ante la Guardia Civil su desaparición. “Cuando se enteraron empezaron a hacerme comentarios como que si era consciente que me había ido con un hombre, que me podía dar por culo… Y que estos comentarios te los haga alguien de tu familia, muy normal no es”, explica.

En ese momento dejó el instituto y comenzó un intento de arreglar su vida, pero fue “bastante duro”. “Fue un tira y afloja y un intento de arreglo con mis padres”, detalla, hasta que el día su 18 cumpleaños, todo estalló. Por aquel entonces, Berto ya tenía pareja, y el día que celebraba haber alcanzado la mayoría de edad fue con él a su pueblo. Al llegar, su hermano le recibió con una escopeta “y le dijo que si volvía por allí, le pegaba un tiro”.

Pese a que su padre sí aceptaba a su hijo como era, su madre tampoco terminaba de asumirlo, y por ello decidió que era momento de cambiar de aires y marcharse a Barcelona, algo que hizo en cuanto pudo.

En la ciudad condal no todo fueron buenos momentos. De hecho, Berto recuerda que al principio sufrió, porque echaba de menos a su familia con la que, además, no hablaba. “Fueron cuatro o cinco meses en los que prácticamente cada noche acababa en Urgencias con ansiedad”, recuerda.

Pero cuando su relación fue más en serio, este charro decidió dar el paso y contó a su familia que era homosexual y decidió presentarles a su pareja. “Fue en una reunión familiar, por parte paterna, en Semana Santa”, rememora. Y, para su sorpresa, lo aceptaron bastante bien. También su abuela, que siempre ha sido el faro y timón de Berto en la vida, como una “segunda madre”. “No me atrevía a contárselo porque la mentalidad no es la misma, pero es la que mejor lo trató, y me dijo que si era feliz y ese chico era quien me cuidaba, que adelante”.

Vivió el atentado de Las Ramblas en primera persona, lo que le hizo dejar Barcelona

Cuando Berto ya tenía una vida asentada en Barcelona, de la que estaba disfrutando, vivió otro suceso que jamás olvidará. “Estaba paseando por La Rambla con mis amigos y nos pillaron los atentados terroristas. Gracias a Dios, a mí no me pasó nada, pero recuerdo perfectamente ver pasar una furgoneta a toda leche a mi lado. Lo último que recuerdo fue quedarme en el suelo de rodillas con un ataque de pánico, y una mujer de una farmacia me fue a buscar, me tiró del brazo y me llevó dentro para ponerme seguro”.

Allí estuvo hasta que se tranquilizó y asimiló lo que estaba pasando. Pero el impacto anímico fue tan fuerte que tuvo que dejar Barcelona, ciudad a la que no ha vuelto porque no ha podido, pese a que allí están sus amigos. “No podía ni dormir, y mi pareja y yo decidimos regresar”, señala.

Ahora está instalado junto a él en Ávila, ya que una vez contaba con la aceptación de su familia, decidió estar cerca de ellos.

Un libro de autoayuda para tratar de que nadie tenga que pasar por lo que él pasó

Para que nadie tenga que sufrir lo mismo que él, Berto decidió escribir un libro de autoayuda que ya está en la editorial listo para imprimirse y ser presentado. En el mismo habla de su vida en general, desde todo el bullying que sufrió hasta su presente en Ávila. En definitiva, lo ha escrito para hacer ver “que uno tiene que aceptarse libre tal y como es”.

Roberto Sánchez, Mr. Gay Pride Castilla y León
Roberto Sánchez, Mr. Gay Pride Castilla y León

Respecto al bullying, este salmantino insiste en que tiene que acabar cuanto antes porque “nadie tiene que atacar a nadie ni atemorizar a sus compañeros por su físico, su vestimenta, su estética ni por nada”. Tampoco por la sexualidad, acoso que se da ya en el instituto pese a que él empezó a sentir atracción por los chicos a los 8 años.

Precisamente, en el libro también recuerda cómo fue dándose cuenta de su orientación sexual. “A mí siempre me habían inculcado que tenía que acabar con una chica, pero yo no sentía ninguna atracción por ellas, pero por los chicos sí. Con 16 años o así, cuando hablaba con chicas, no me aportaba nada, pero hacerlo con chicos era como que me daba mucha vitalidad, y entonces corroboré que era gay”, señala.

De hecho, cree que es importante que se den varias opciones de pensamiento porque él razonaba que, si era gay, se iba a quedar solo en la vida y en el mundo. “Hasta que me di cuenta de que ese era un pensamiento diferente de la realidad”, puntualiza. En definitiva, con su libro espera “dar voz a quienes no pueden o no se atreven a contar su historia” y confía en que sirva “para erradicar de una vez con todo, desde el bullying hasta los pensamientos homófobos”.

Hace falta luchar por los derechos LGTBI+, especialmente en los pueblos, por no hablar de los países donde está penado

En relación a estos pensamientos homófobos, Berto señala que sigue siendo imprescindible luchar por los derechos LGTBI+. Si bien cree que no es necesario exhibirse en las manifestaciones y que es más preciso luchar “por mis derechos y de los quien no se atreve a hablar”, sí recalca que hay en países donde ser homosexual conlleva una cadena perpetua o la muerte.

Aquí en España, por suerte, no se llega a esos extremos, pero “hay mucho por lo que seguir luchando”, tal y como demuestran los diferentes ataques homófobos que, por desgracia, se viven cada cierto tiempo. “Me da igual que le ocurra a un gay sin pluma que a alguien superafeminado, pero lo cierto es que tú no vas por la calle, te cruzas a un hetero y le metes un puñetazo que lo manda al hospital por el hecho de que le gusten las chicas”, pone como ejemplo.

Tampoco en los pueblos está del todo aceptado. Hace falta que en muchos municipios “se abran de mente y acepten que puede haber un chico saliendo con otro chico” sin que eso le importe a nadie. Algo que, realmente, ocurre en general. Y es que él conoce el caso de varias personas que no reconocen su sexualidad “por miedo al rechazo de la sociedad”.

Y sobre los comentarios homófobos, Berto afirma que a él ya le da igual por todo lo que ha sufrido, pero cree que a quien todavía no ha reconocido su sexualidad, al menos de manera pública, sí le pueden herir.

A por Mr. Gay Pride España para dar visibilidad a su historia y dar voz a quienes no la tienen

Todo lo anteriormente mencionado ha llevado a Berto a presentarse a Mr. Gay Pride Castilla y León. “Realmente fue una amiga la que me animó, porque a mí me daba vergüenza. Pero me dijo que no iba a perder nada y que, de ganar, podría dar visibilidad a mi vida y mis proyectos y dar voz a quienes no la tienen”, recuerda.

Y, aunque no lo esperaba, se alzó con el triunfo, por lo que en octubre -se ha aplazado la fecha por las circunstancias sanitarias- opta a Mr. Gay Pride España. “¿Si me gustaría ganar? Sinceramente, sí, pero con haber llegado a donde estoy ahora ya he ganado, porque van a dar muchísima visibilidad a mi historia y podré ayudar a muchas personas”.

Berto, quien se acordó de su padre fallecido cuando le dijeron que había ganado, añade además que Mr. Gay Pride no es solo un certamen de belleza, sino que también premia los valores personales de cada participante. “No solo te presentas por tener un cuerpo superatlético pero has vivido un lujo de vida. La visión de la organización no va a ser la misma”, añade.

Después de varios años en los que la campaña de Mr. Gay Pride España era ‘Hazte visible en el trabajo’, este año se centra en la visibilidad en los pueblos, algo de lo que Berto sabe bastante. “A mí, a día de hoy, 8 años después de que dijera que era gay, mucha gente no me habla por el hecho de estar con un chico”, ejemplifica.

Pese a que él no le afecta para nada, sabe que hay otras muchas personas en Salamanca, Castilla y León, España o el mundo que no reconocen cómo son por miedo al rechazo de sus seres queridos o su familia. Pero para todos ellos, Berto da un consejo: “Lo principal es tu bienestar, y tu familia y tus amigos te tienen que querer como eres. Pero lo principal es que te quieras tú”.

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