Tres horas estuvo Salamanca capital sin luz. A las 15.30 horas en la ciudad todo volvió a la vida mientras que otras como Madrid o Valladolid no recibieron suministro hasta las 19.00 horas. Cáceres tardó más de 12 horas en recuperarlo. De hecho, Salamanca fue una de las primeras ciudades de España en recuperar el la energía tras San Sebastián, Bilbao y Vitoria y fue la primera de Castilla y León en volver a la normalidad.
Uno de los factores que favoreció que la capital charra tuviera esta posición privilegiada, aunque no fue el único, es que tan sólo cien kilómetros separan la ciudad del salto de Aldeadávila, una de las centrales hidroeléctricas que salieron al rescate del sistema tras producirse el cero energético, pero ¿por qué la central salmantina de Aldeadávila pudo arrancar tan rápidamente?
La central hidroeléctrica, en realidad son dos centrales Aldeadávila I y Aldeadávila II, tiene un sistema de arranque autónomo, denominado ‘black start’ que le permite reiniciarse sin depender de la red externa mientras que la mayoría de las centrales que generan electricidad si la necesitan para poder hacerlo.
Una peculiaridad que comparte con la central de Ricobayo (Zamora) y que permite que, en caso de apagón eléctrico o de colapso del sistema, como ocurrió el pasado lunes, pueda arrancar y empezar a generar energía de forma independiente, utilizando sus propios recursos y, muy importante tras un cero, de forma estable. Así lo explica Jesús Sagredo, profesor en el Área de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Burgos que afirma que “si tienes una central autónoma de arranque en negro esta puede arrancar sola con un grupo generador o con baterías”. Esto supone que una vez que está en funcionamiento y estabilizada puede generar la cantidad de electricidad que necesite el sistema o, en este caso, que le pedía Red Eléctrica Española, REE.
“El sistema eléctrico es complejo”, asegura Sagredo que explica la reposición de un cero energético con un símil automovilístico: “tú tienes un coche que necesita una batería para arrancar, pero no tienes batería porque no hay electricidad en la red y como no puedes generar electricidad no puedes arrancar, pero si tienes una Vespino puedes arrancar con el pedal”. Esa chispa de inicio que poco a poco se va extendiendo es la forma en la que el pasado lunes se fue recuperando el suministro y, en ese contexto de apagón, Aldeadávila fue esa chispa inicial que permitió que poco a poco la electricidad generada en la central llegara a las diferentes subestaciones y se fuera extendiendo.
En una situación de cero “las centrales hidroeléctricas son las primeras que pueden dar servicio de soporte”, asegura Pedro Calero, director de la Oficina Verde y del área de sostenibilidad y eficiencia energética de la Universidad de Salamanca. “La interconexión con Francia permitió que la luz llegara antes al País Vasco”, afirma. “En el momento del apagón, Francia estaba importando energía de España, por eso se vio afectada al igual que Portugal” asegura, y continúa explicando que tras el apagón “Francia activó sus protecciones y empezó a conectar, nivelando tensiones, acotando cortafuegos y extendiendo esa red de malla que es el sistema eléctrico. Para conseguirlo necesitamos una fuente que proporcione una corriente enérgica estable y la única que puede arrancar a voluntad y con la cantidad que se necesita es la hidroeléctrica”.

Por eso, las centrales hidroeléctricas de la cuenca del Duero de Aldeadávila y Ricobayo han conformado el “punto interno donde ha empezado la restauración del sistema”, explica Jesús Sagredo. El externo ha sido la energía recibida desde Francia y Marruecos. Una restauración coordinada por Red Eléctrica Española que “va dando órdenes, conectando y ampliando la zona. Arranca una central, da suministro a Salamanca, se estabiliza y se va ampliando a nuevas zonas”, añade y reconoce que, tras el apagón que sufrió España, la reposición del sistema que “no ha sido muy lenta” ya que recuerda que tras el apagón de Nueva York tardaron dos días en recuperarse.
Otra fortaleza que tiene Aldeadávila es su potencia. “Es la central más potente de España con más de 2.000 megavatios”, explica el profesor de la USAL Pedro Calero que añade otra cuestión que también hay que tener en cuenta y que es que las lluvias han hecho que los embalses estén en máximos. Así, tener los embalses llenos “nos ha venido muy bien” ya que se necesitaba arrancar con mucha potencia y mantenerla para generar gran cantidad de energía hidroeléctrica y recuperar el sistema con seguridad. Se trata de “mantener la potencia máxima con un funcionamiento estable durante más tiempo”. Las centrales hidroeléctricas permiten esa flexibilidad de poder manejar el flujo dependiendo de la demanda.
Para Calero, uno de los múltiples factores que podrían haber influido en el apagón del pasado lunes es que en ese momento sólo había 1.000 megavatios de energía hidroeléctrica en el sistema de todo el país (la mitad de que produce Aldeadávila) y si la energía hidroeléctrica inyectada en la red hubiera sido más alta, se podría haber bajado más y compensar el exceso de otras fuentes como la solar o la eólica. “La energía tiene que estar siempre balanceada, lo que introduces tiene que ser igual a lo que extraes”, afirma.
Ahora toca analizar lo que ha ocurrido y detectar las causas del apagón, pero lo que sí tiene claro el profesor de la USAL es la importancia de mejorar las interconexiones internacionales. Un tema “recurrente desde hace años” que tras el apagón podría convertirse en una realidad ya que “podemos recibir de Francia entre un 6 y un 7 por ciento de nuestro consumo cuando se considera que el umbral de seguridad debería ser tener un volumen de interconexión con Europa que nos permitiera cubrir hasta un 15 por ciento”. Unas conexiones que facilitarían “poder enviar energía renovable fuera y que esta tuviera más potencial de desarrollo en España. El límite en la producción lo da la interconexión”. Tendríamos más capacidad tanto para sacar como para inyectar energía, pero es algo que depende de factores políticos, económicos y técnicos. “Darle a un interruptor implica la existencia de una serie de operaciones y la intervención de un montón de agentes tremendamente complejos desde mercados a requisitos técnicos”, concluye Calero.
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