Sí hay espacio, pero muy pocas investigadoras consiguen ocuparlo: “No es fácil porque no tenemos modelos ni referentes”
Sandra Blanco Benavente, investigadora en el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca, explica las dificultades que entraña el mundo de la ciencia para las mujeres y lo "complicado" que resulta acceder a altos cargos dentro del mismo
La investigación es un área que requiere “sacrificio y trabajo constante”, donde un gran número de estudiantes predoctorales luchan por convertirse en investigadores reconocidos. Sin embargo, esta batalla no se enfrenta con las mismas armas si eres hombre que si eres mujer.
“No es fácil porque no tenemos modelos ni referentes”, asegura Sandra Blanco Benavente, investigadora en mecanismos moleculares que conducen al cáncer. Ella realizó su doctorado en el Instituto de Biología Molecular y Celular del Cáncer en Salamanca y su posdoctorado en la Universidad de Cambridge: “Aquí tenía jefa mujer y me sirvió como modelo, me sentía más reflejada”.
Actualmente desempeña su labor como investigadora en el Centro de Investigación del Cáncer (Universidad de Salamanca-CSIC), donde reconoce que “hay un desbalance de género bastante importante”, aunque es algo que se da de forma “generalizada” en la biomedicina.
Cuantías menores y sesgos a la hora de evaluar
Normalmente los doctorados en sus inicios lo forman un 50% de hombres y un 50% de mujeres aproximadamente, sin embargo, “en el posdoctorado y en investigación, la cifra va cayendo al 60% y 40% hasta una diferencia del 75-25%" respectivamente.
Estos datos solían argumentarse apelando a "la diferencia dentro de las aulas", pero “esto es una tontería” ya que, “en los años setenta, el 50% de las clases de biología ya eran mujeres. Después de 55 años eso no se refleja todavía” porque todas las posdoctorales no se han convertido en jefas de grupo, superando en cifras de personal al sector masculino.
De hecho, según la última memoria científica publicada por el Instituto de Investigación Biomédica en Salamanca (IBSAL), en el año 2021, de los 74 jefes de grupo que estaban ejerciendo tan sólo 16 eran mujeres.
“En España parece que las mujeres no podemos hacer ciencia”, expresa, añadiendo que “hay un sesgo a la hora de evaluar a mujeres y hombres, a quienes parece que se los evalúa de forma más positiva siempre”.
Del mismo modo, la doctora asegura que “se suele otorgar proyectos de menor cuantía a las mujeres” y que también hay “menor número” en las mesas de decisión, pero “esto está cambiando, espero que se refleje de aquí a quince años”.
¿Las mujeres somos menos ambiciosas o la sociedad nos educa para renunciar a la ambición?
Sin duda, existe un problema sistemático en el sector de la investigación que impide a las mujeres alcanzar altos cargos: “Es una inercia, no es algo que en España se piense mucho, pero la mentalidad está empezando a cambiar”.
La solución pasa por “educar y formar a la gente” para erradicar la idea de que “el éxito para nosotras tiene que ser tener una familia con hijos guapos y listos”.
Por tanto, el sector femenino debe “tener muchísimas ganas de conseguir un puesto de trabajo y ser una auténtica heroína” para acceder a puestos más prestigiosos, a los que los hombres tienen acceso sin necesidad de renunciar a una vida familiar porque siguen siendo ellas las que “siempre hacen un poquito más” debido a que “por cómo nos educan tendemos a ser más sumisas”.
“A todo el mundo le gusta tener familia y una estabilidad económica, pero en la edad en la que tú te tienes que centrar en tener familia es la edad en la que vas a ser evaluada, cuando más productiva tienes que ser”, aclara, lo que provoca que las mujeres tengan que elegir: “Es complicado, la inestabilidad económica y de estar un día aquí y otro allí echa para atrás si quieres tener familia, aunque supongo que pasa en más profesiones”, confiesa.
“Hay que decirles que ellos también se tienen que adaptar”
Entre las soluciones que aporta Sandra Blanco para favorecer a la igualdad entre hombres y mujeres dentro del campo de la investigación se encuentran “exigir certificados de balance de género” y que éstos excluyan de alguna forma a quienes no lo cumplan a la hora de conceder proyectos como ya se está implementado en diversas áreas.
Por otra parte, se necesita “investigación sociológica” para poner fin a la desigualdad y “decirles que ellos también se tienen que adaptar porque va a empezar a haber más mujeres” en el mundo de la ciencia.
Este conjunto de medidas “están bien” porque “hay que cambiar el modelo, aunque le siente mal a alguna gente” para que las mujeres tengan las mismas oportunidades para acceder a los altos cargos que ostentan los hombres con sus mismas capacidades.
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