De la sobriedad a la fiesta en el día de Todos los Santos: la fusión de dos culturas entre los monumentos salmantinos

Lo que en occidente en considerado como muerte, en México es visto como parte de la vida, continuidad, permanencia y renovación

Día de los muertos en la Casa de las Conchas
Día de los muertos en la Casa de las Conchas

Casi 9.000 kilómetros separan Salamanca de México. Una amplia distancia que puede explicar las diferencias entre ambas culturas, especialmente en fechas como este lunes, día de Todos los Santos. De un día de sobriedad y de recuerdo, en el caso de la primera, a un día de alegría y celebración en el del segundo. El Día de Muertos, como se le conoce en el país latinoamericano, es además, Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO y tiene su origen en la época prehispánica.

Lo que en occidente en considerado como muerte, en México es visto como parte de la vida, continuidad, permanencia y renovación. Es por ello que para celebrar este día, es tradición montar altares en cada una de las casas para ‘reencontrarse’ con sus familiares y seres queridos. Con una foto del difunto presidiendo una mesa adornada para la ocasión, es tradicional ponerle agua, comida, bebida y todo aquello que le gustara al ser querido como botellas de tequila o ron, tal y como relata a SALAMANCA24HORAS, Sarahi Reyes, una mexicana residente en España desde hace casi tres lustos.

“Es una fiesta en la que se celebra su vida”, relata Sarahi, y en la que todos los elementos del altar tienen una simbología espacial como en el caso del agua, que sirve para que las almas mitiguen la sed causada por el viaje que han realizado desde el mundo de los muertos hasta la ofenda; la comida para que los difuntos vuelvan a disfrutar de sus alimentos favoritos; o las bebidas alcohólicas, entre otros, que también son del gusto del difunto y se ponen para su disfrute.

Luz, alegría y colores “para recordar lo mejor de su vida, aunque la tristeza esté ahí y así mantener su recuerdo”, comenta Reyes, como una celebración que se extienden durante varios días. La ‘fiesta’ de recuerdo comienza el día 28 de octubre contando una jornada por la fecha o condición por la que murieron. Así, el primer día está dedicado a las almas de los que murieron accidentados o asesinados, el día 29 por los ahogados, los muertos por un rayo y los niños que fallecieron sin bautizar, mientras que el 30 de octubre se recuerda al alma sola, aquella que no tienen generación que la recuerde. Ya el día 31, es el día en que llegan al altar los muertos pequeños, al que prosiguen los adultos el día 1 de noviembre. Finalmente el día 2, una vez que los muertos han comido y bebido de la ofrenda, se les despide con tañidos de campanas y cohetes.

A pesar de todo ello, hay algunas similitudes. Como manda la tradición los familiares, con varios días de anticipación acuden a los cementerios para arreglar, limpiar y poner flores sobre los panteones de sus seres queridos. Una desconocida cultura que se puede conocer durante estos días en el patio de la Casa de las Conchas de la capital salmantina, un homenaje a las vidas de los que fallecieron durante la pandemia y de los que sus familiares no pudieron despedirse. Una exposición que sirve para dar a conocer sus raíces y sus tradiciones como fusión de las dos culturas.

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