Desde una familia humilde de Sahagún a los milgrados realizados en Salamanca
Hace casi 600 años, Juan González Castrillo y Sancha Martínez daban a luz a un pequeño en el pueblo leonés de Sahagún, a unos 90 kilómetros de la capital de la provincia.
Nacía así, en el seno de una familia humilde, el bebé al que decidieron llamar Juan, en el sepulcro de los hermanos Facundo y Primitivo, mártires en el siglo III, y donde cuenta la leyenda que fueron unos santos a los que torturaron y tiraron sus cuerpos al río Cea.

Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, pero los expertos han calculado que podría haber sido entre 1429 y 1431. A destacar, y a modo de curiosidad, después de Juan vinieron otros seis hijos, tras los rezos de los padres en la ermita de San Roque de Renedo de Valderaduey.
Los años iban pasando, y el que sería en un futuro patrón de Salamanca adquiriría más y más conocimientos formándose finalmente en estudio teológicos en Codornillos, a una hora a pie de su localidad natal, teniendo el beneplácito para ello de su padre.
Debido a los escasos recursos económicos de la familia de Juan, decidió hablar con uno de sus tíos, que le consiguió trabajo siendo paje del capellán de Su Santidad de Burgos, Alonso de Cartagena, cuyos estudios realizó en la Universidad de Salamanca. De este modo, Juan encontraba un lugar en el que formarse en el mundo eclesiastico.
El tiempo pasó, y su momento llegó, fue declarado sacerdote, por lo que le fue otorgado una serie de rentas, además de tener una serie de dotaciones económicas que le concedió el que era abad del monasterio de Sahagún. A pesar de todo esto, la decisión principal del clérigo fue dedicarse a los libros para desarrollar la mente y deberse a Dios.
Llegaría su momento de trasladarse a Salamanca cuando, y tras morir Alonso, que fue como un padre para él en el conocimiento de las letras, continuó sus estudios en la Universidad de Salamanca pero con un punto muy importante, seguir perteneciendo a la Iglesia y sirviendo a la fe.
Su muerte, como es lógico, se produce en Salamanca, ciudad que le vio crecer en la teología y siendo clave en el pensamiento religioso de la ciudad.

¿Por qué se celebra su festividad en Salamanca?
Como todo aquel al que se le declara santo, San Juan de Sahagún fue recordado en Salamanca, en su estancia en la capital del Tormes, no solo por la gran labor eclesiástica y por su soledad dentro de sus meditaciones a Dios, sino por realizar dos milagros.
El primero de ellos, tiene que ver con un niño que cayó en un pozo de la calle Pozo Amarillo, y con un cordón de seda, que se alargó por la gracia del Señor, consiguió llegar hasta el pequeño para evitar que muriera ahogado.

Otro de los milagros tiene que ver con la calle Tentenecio, donde se dice que San Juan logró parar a un toro desbocado, que se había escapado de la feria de ganado junto a la orilla del Tormes, con dos palabras “¡Tente, necio!”, cuando iba a atacar a una madre y su hijo, logrando que no pasara a ser de gravedad la situación.

Del mismo modo, y sin considerarse milagro, las lenguas hablan que gracias a sus rezos y sus oraciones logró que la peste del tifo negro no llegara a Salamanca y se llevara miles de vidas por delante.
Su muerte, según cuenta la leyenda, se dio porque una mujer llamada Isabel, marquesa por aquel entonces, envenenó al clérigo debido a que este convirtió a su amante para que se dedicara a Dios profundamente.
¿Cuándo se le declara patrón de Salamanca y cuándo se dedica el 12 de junio a San Juan de Sahagún?
Tendríamos que remontarnos 400 años atrás, exactamente al 1601, cuando el Papa Clemente VIII, decidió beatificar al actual santo, para más adelante, un 5 de junio de 1602, nombrarle patrón de la ciudad de Salamanca.
89 años después, un 16 de octubre de 1690, se produce la canonización del mismo por orden de Alejandro VIII, y casi 200 años después, el Papa Pío IX lo declara patrón de la Diócesis de Salamanca.
Tras la vida realizada por San Juan de Sahagún en Salamanca, sus estudios, su religiosidad y su trágica muerte, tanto los concejos de Salamanca como los de su ciudad natal, decidieron proclamar al santo como patrón de esas localidades.
También, y a destacar, el claustro de Salamanca decidió establecer como fiesta académica el 12 de junio, y así rendir homenaje de forma litúrgica a la propia personalidad, que también ha tenido relevancia en Brasil y Argentina, en esta última con un pueblo a su nombre también de donde es patrón.
Como es lógico, y siendo la ciudad charra una de las más famosas en el mundo por ser universitaria, se decidió que el festivo recayera durante este día el 12 de junio, y así conmemorar tanto los milagros realizados por San Juan de Sahagún, como reconocer lo que hizo por la ciudad de Salamanca llenándose de conocimiento, saber y cultura.

De este modo, se decidió celebrar la festividad el 12 de junio ya que su muerte tuvo lugar un día antes, el 11 de junio de 1479, hasta que Pío IX decidiera que el día debía ser un día después de su fallecimiento.
Cabe resaltar que los restos del que fuera fraile están en la Catedral de Salamanca, en la Capilla Mayor, pero que los homenajes no han dejado de suceder como en la iglesias de San Juan de Sahagún, en cuya fachada están los milagros realizados, que un medallón con su estampa preside uno de los arcos de la Plaza Mayor o varias calles están relacionadas con su vida.
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