La Unidad del Dolor del Clínico, la segunda creada en España y con más de 30 años de historia

Son especialistas en técnicas invasivas pero, "por desgracia", los pacientes se vuelven dependientes de sus tratamientos. Las listas de espera y la falta de personal, sus dos mayores problemas

 Unidad del dolor (1)
Unidad del dolor (1)

El Complejo Asistencial Universitario de Salamanca es de los pocos centros que tiene dos Unidades del Dolor. Es decir, un conjunto de personas y medios que tratan el dolor cuando los demás especialistas de la Medicina no disponen de los medios suficientes para poner fin a ese síntoma.

Un dolor que no es el típico al sufrir una enfermedad y que se podría tratar con un tratamiento farmacológico estándar tras un diagnóstico, sino que es una patología que ha de ser enfocada con una técnica alternativa después de que el especialista correspondiente (como podría ser el traumatólogo con un paciente con artrosis) no haya sido capaz de ponerle fin.

Una es la que está en el hospital de Los Montalvos, que ofrece un tipo de asistencia integral enfocada a tratar el dolor como una enfermedad en sí misma. La otra es la que está en el hospital Clínico, que está más enfocada en las técnicas invasivas, puesto que son anestesiólogos.

El doctor Juan Santos es el médico responsable de dicha unidad. Como explica a SALAMANCA24HORAS, ellos se centran más en realizar operaciones quirúrgicas o tratamientos invasivos, como puede ser la colocación de implantes de estimuladores a nivel sacro o cervical, la colocación de bombas o reservorios intratecales o en realizar bloqueos de nervios “a cualquier nivel”.

Es decir, buscan técnicas que eliminan el dolor de forma directa, como sería bloqueando el nervio que transmite dicha sensación; o colocando bombas que inyecten analgésicos opioides a la zona donde se produce el dolor, borrando cualquier rastro de él.

La segunda Unidad del Dolor de España, con más de 30 años de experiencia y que atiende a más de 2.600 pacientes

Juan Santos explica que la del Clínico fue la segunda Unidad del Dolor que se creó en España tras la del hospital 12 de Octubre (Madrid), y que fue el doctor Clemente Muriel (jubilado hace poco más de cuatro años y “germen del dolor en Salamanca y España”) el encargado de liderar una estructura que se empezó a definir a partir de mediados de la década de los 80.

Antes estaba la unidad, explica el médico ahora responsable, pero fue cerca del año 1986 cuando se empezó a disponer de un sitio físico estable, a recoger la historia de los pacientes y hacerles un seguimiento completo “de una forma más o menos estable”.

Actualmente, la Unidad del Dolor del Clínico está formada por seis anestesiólogos “aunque, por desgracia, no siempre todos a la vez, sino que prácticamente estamos de uno en uno, sobre todo el último año”. Esto ocurre debido a bajas laborales y falta de personal (que también se nota en el resto de personal sanitario que forma la Unidad del Dolor), aunque sólo afecta a las consultas, ya que en quirófano “siempre estamos dos personas”.

Eso no afecta al número de pacientes que atiende, que va en aumento cada año y que durante el 2018 ascendió a un total de 2.690, de los cuales 1.876 fueron consultas sucesivas y 814 nuevos pacientes. De todos esos, 1.117 fueron procedimientos quirúrgicos (tanto bloqueos, como radiofrecuencias o implantación de bombas, entre otros).

En total, se realizaron 3.795 intervenciones, de las que apenas 704 necesitaron ingreso, generalmente en cirugía mayor ambulatoria, y sólo unos pocos “necesitaron estar ingresados tres o cuatro días”, especifica Juan Santos. 

Pacientes que se hacen dependientes de la Unidad del Dolor “por desgracia”

Uno de los problemas de esta Unidad del Dolor es que, como relata el doctor Santos, “por desgracia, el paciente se va a hacer dependiente”, puesto que la medicina curativa “pocas veces es posible”.

Así, a las personas que se les implanta una bomba o unos electrodos han de pasar, sistemáticamente, revisiones para comprobar que siguen funcionado correctamente; y no sólo eso, sino que la bomba hay que cargarla del analgésico opioide, normalmente cada 40 o 60 días, mientras que a los electrodos hay que hacerles un seguimiento cada medio año.

Respecto a los bloqueos, también explica que no se trata de una técnica curativa, sino que al realizarse por radio frecuencia, cada cierto tiempo hay que repetirla para asegurarse de que sigue funcionando de la manera correcta.

Gran evolución en treinta años, especialmente en tratamientos farmacológicos

Juan Santos ratifica que, en los más de 30 años que lleva trabajando en la Unidad del Dolor, se ha avanzado bastante, especialmente en tratamientos farmacológicos, algo en lo que también coincide su ‘colega’ Francisco Vara, responsable de la Unidad del Dolor de Los Montalvos.

Así, el doctor del Clínico rememora que, cuando comenzó su estancia en Salamanca, idearon el cóctel ‘Santos’ “porque no había otra posibilidad, sólo morfina por vía oral o por vía subcutánea”, y los preparados de fentanilo, oxicodona u otros derivados mórficos “no existían”.

Otro aspecto en lo que ambos doctores (Santos y Vara) están de acuerdo es que la electroestimulación es lo más novedoso puesto que, según detalla el responsable de la Unidad del Dolor del Clínico, aunque se lleva haciendo muchos años “cada vez se aumentan más sus indicaciones”.

De hecho, recuerda que incluso se trata hoy en día algún tipo “muy seleccionado” de cefaleas a través de la estimulación de la región occipital del cerebro, así como la estimulación sacra para tratar el dolor pélvico. Además, amplía que la Dirección está trabajando para que sea admitida la estimulación del ganglio de la raíz dorsal, “una técnica un poco más sofisticada” que trabajaría con la salida del nervio en vez de con la médula.

En definitiva, la industria va avanzando, lo que hace es que ya haya diferentes modos y programas para estimular “con distintas indicaciones, según el paciente”.

A ello también se le suma el avance en los bloqueos nerviosos, sobre todo a raíz de la implantación de la ecografía, que tiene un papel “fundamental” a la hora de realizar un bloqueo de manera inmediata y sin depender de un quirófano. 

La falta de personal, uno de los grandes problemas; las listas de espera, el otro

Juan Santos lamenta que uno de los grandes problemas que sufren es la falta de tiempo y personal, ya que al estar un solo anestesista “no puede hacer consulta, bloqueos… si hay dos personas, se puede abarcar mucho más”.

Una falta de personal que no tiene que ver con la crisis, sino que en su opinión, “la Unidad del Dolor está un poco como en el último escalón”. Además, incide en que el problema de la disponibilidad de anestesiólogos se da en todos los niveles del Complejo Asistencial (ahora mismo hay una falta de cinco de estos profesionales).

A ello se le añaden dos cosas: las bajas laborales y el reparto del uso de los quirófanos. Este segundo aspecto afecta mucho a la Unidad del Dolor, puesto que sólo tiene dos días (miércoles y viernes) y, si les cancelan uno tienen una problemática mayor que otros servicios, como pueden ser Otorrinolaringología, por ejemplo, que tienen los cincos días de diario disponibilidad de quirófano.

Los residentes que entren a raíz del MIR, celebrado este sábado, tampoco solucionarán esa falta de personal, ya que todos irán rotando por la Unidad del Dolor, pero ninguno estará destinado a ella específicamente. Sí que en ocasiones cuentan con alumnos del Máster de la Unidad del Dolor (impartido por la Universidad Europea Miguel de Cervantes y que cursa, sobre todo, gente de Madrid, Valencia, Barcelona e Hispanoamérica), pero no deja de ser gente que va a aprender.

El otro gran problema de la Unidad del Dolor son las listas de espera. De hecho, este es el principal, ya que muchas especialidades, al estar saturadas, mandan a esta unidad a muchos de sus pacientes. El doctor Santos estima que Traumatología, por ejemplo, les remite 10 personas con dolor osteoarticular de manera diaria, a lo que hay que sumar sus propios pacientes, lo que supone “un reto importante y un problema”.

En datos, cifra en 24 o 48 horas lo que tiene que esperar un paciente con dolor oncológico; si es dolor neuropático con características de afectación al sistema nervioso central o periférico, entre 15 días y un mes; y, precisamente el dolor osteoarticular, “que es el gran problema”, tiene una lista de espera de casi 7 u 8 meses.

Ellos se encargan de ver al paciente, valorarlo y, si es necesario, ponerlo en lista de espera quirúrgica, “que es otro tanto”.

El doctor sabe que la Consejería está tratando de solucionar la cronicidad del dolor, para lo que han creado un Comité del Dolor multidisciplinar (en el que se incluye las Unidades del Dolor) para tratar de manera prioritaria los criterios de derivación, y que “los pacientes que tengan un criterio especial puedan venir”.

Con el nuevo hospital se trasladarán al Virgen de la Vega “para poder hacer una labor digna”

Por último, el responsable de la Unidad del Dolor del Clínico explica que no están ubicados en la zona que ahora mismo se está construyendo del nuevo hospital, y que habrá que esperar a la fase en la que se demuela el Clínico y se haga otro edificio.

Por ello, la Dirección ha estimado que se trasladen al Virgen de la Vega, “y parece que es una buena idea”, cree, ya que les permitirá seguir ocupando una zona en una misma planta en el que tendrán el quirófano junto a la consulta, además de los pacientes ingresados, “y las posibilidades de hacer algo más”. Se trata de una solución temporal que puede ser “útil” y que espera que sea “lo suficientemente buena como para poder hacer una labor digna”.

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