¿Varía nuestra tensión a lo largo del día?

La tensión arterial baja por la noche, ya que el cuerpo no necesita que llegue tanta sangre a los órganos en reposo, y siendo frecuente que si nos levantamos bruscamente por la noche nos mareemos

0 Comentarios

 Tensión arterial, hipertensión. EP
Tensión arterial, hipertensión. EP

La tensión arterial es la presión que tiene la sangre cuando circula por nuestras arterias. Como en cualquier circuito que contenga líquidos, la presión hace que la sangre pueda llegar a nuestros órganos. Esta varía entre hombres y mujeres y además lo hace de forma constante en nosotros a lo largo del día. Veamos el porqué.

Para ello entrevistamos en EP el doctor Alberto García-Lledó, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Príncipe de Asturias (Alcalá de Henares) y profesor asociado de la Universidad de Alcalá quien pone el ejemplo de que si la presión es muy baja, la sangre no llega en cantidad suficiente. "Una consecuencia de una bajada brusca de presión es la pérdida de conocimiento, por no llegar sangre suficiente al cerebro. Por el contrario, si la presión es muy alta puede dañar las arterias por las que circula, originando a la larga lesiones obstructivas que pueden causar infartos y puede dañar el corazón, el riñón y el cerebro", detalla.

En este sentido, precisa que en cada pulsación de la sangre tomamos dos medidas de presión: la tensión sistólica (la alta) y la diastólica (la baja). "Cada una de ellas tiene unas causas distintas, y las dos causan daños cuando están crónicamente elevadas", advierte este especialista.

Por otro lado, García-Lledó señala que la tensión arterial es mayor en los hombres que en las mujeres hasta la edad de la menopausia; momento en el que la tensión de las mujeres es similar a la de los hombres. "Sabemos que en mujeres de edad avanzada el daño por la hipertensión puede ser mayor que en los hombres. Parece claro que las hormonas femeninas tienen un claro efecto protector, que se pierde al desaparecer la menstruación", apunta.

Sobre si varía nuestra tensión a lo largo del día, el cardiólogo subraya que esta lo hace de forma constante, siendo más baja en reposo. "Debe subir con cualquier actividad y con el estrés. La forma de modificarse la tensión es distinta según los estímulos. El frío hace subir la presión diastólica, y el calor la baja. Con el esfuerzo isotónico (correr, nadar), la tensión sistólica sube, mientras que la diastólica debe bajar. Por el contrario, con el esfuerzo isométrico (levantar pesas) suben ambas, sobre todo la diastólica. Cuando tenemos la vejiga llena de orina, la tensión sube", detalla.

La situación idónea para medir la tensión

Así pues, destaca que no tenemos una tensión constante, siendo este el motivo por el que, para poder medirla, es necesario que se haga siempre a la misma hora, preferentemente por la mañana y en ayunas, con la vejiga vacía, y en una habitación de temperatura moderada, después de unos minutos de reposo. "Cambios en esas circunstancias, y el mismo miedo al médico o la enfermera, cambian los valores de presión. Esto último es lo que llamamos 'hipertensión de bata blanca', que solo está alta en el consultorio", precisa el profesor universitario.

De esta manera, incide en que la tensión arterial baja por la noche, ya que el cuerpo no necesita que llegue tanta sangre a los órganos en reposo, y siendo frecuente que si nos levantamos bruscamente por la noche nos mareemos, y dado que nuestra tensión es baja. "Poco antes de despertar, la tensión empieza a subir, para prepararnos para la actividad", agrega.

Cuándo controlar nuestra tensión

A su vez, el cardiólogo apunta que es necesario mantener un control sobre nuestra presión arterial especialmente en los casos de hipertensión, "un problema de salud muy frecuente" y habitual en personas con obesidad, diabetes y antecedentes familiares de hipertensión o de enfermedad cardiovascular. "Para el resto de población es recomendable hacer medidas en personas adultas al menos en lo que llamamos contactos oportunistas, cuando acuden al médico por otros motivos", aprecia.

En último lugar, el doctor Alberto García-Lledó, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Príncipe de Asturias resalta que existe una clara relación entre la obesidad y la hipertensión, de modo que una de las formas mejores de controlar la tensión alta o de reducir el riesgo de hipertensión es perder peso. "La prevención de la hipertensión pasa por mantener una vida activa y una dieta saludable desde la infancia", sentencia este experto.

Tienes que iniciar sesión para ver los comentarios

Lo más leído