​La vida de Ángel, un ingeniero que marchó a Gales “antes de que Bale llegase a la Liga”

Tras seis años viviendo allí junto a su mujer, en fechas próximas pondrán fin a su aventura, lo que ya les hace echar de menos Cardiff, una ciudad cosmopolita y donde el rugby “es una religión”

 Salmantinos por el mundo
Salmantinos por el mundo

Ángel Ramos nació hace 34 años en Salamanca. Llevaba una vida tranquila trabajando en Valladolid pero, hace seis años, decidió que tenía que reforzar su nivel de inglés para ampliar y mejorar sus perspectivas profesionales. Por ello, no se lo pensó dos veces y decidió emprender una aventura que le iba a cambiar la vida.

El destino que escogió fue Cardiff, y el motivo no fue otro que el que su novia (ahora su mujer, concreta) estaba en la capital de Galés gracias a una beca, lo que “hizo más fácil la decisión”. Por ello, cogió la maleta y marchó, si bien la idea por aquel entonces era estar un año.

“No fue sencillo situar Cardiff en el mapa, Bale no había llegado aún a la Liga”

Ángel recuerda que casi le costó más saber exactamente a dónde se iba que el hecho de irse en sí. “No fue sencillo situar Cardiff en el mapa, Bale no había llegado aún a la Liga” comenta alegre, consciente de que para todos los españoles fue mucho más fácil localizar la capital de Gales cuando el Madrid fichó al jugador.

Eso sí, los primeros días fueron más sencillos gracias a que su mujer, Arancha, ya llevaba allí un tiempo. “Seguro que sin ese apoyo todo se hubiese hecho más cuesta arriba”, explica, y cree que “el tener alguien aquí que te guíe los primeros días y con quien compartir las frustraciones iniciales las pequeñas victorias cotidianas ayuda mucho”.

Respecto al idioma, este salmantino detalla que se manejaba en inglés, “pero al llegar aquí me di cuenta de que no era suficiente”, puesto que “los británicos, y especialmente los galeses, no hablan como en los cursos de Cambridge, precisamente”. Por ello, fue “cuestión de tiempo e ir cogiendo expresiones, acentos, pronunciación”... En definitiva, “hacer el oído, que es cuestión de pocos meses, y a partir de ahí la mejora es constante”.

Todo eso hace que, seis años después, la adaptación plena sea un hecho. Es más, Ángel se considera “tres cuartas partes salmantino, pero he tenido que ceder un cuarto a Cardiff”, puesto que tras tanto tiempo “es difícil no coger cariño a la ciudad y al país”. Además, él y su mujer tienen allí a un grupo de amigos “que siempre han sido nuestra pequeña familia”, los ‘expats’.

“Se echa de menos que haya gente por la calle, el tomar un pincho con los amigos o las horas de sol”

Sobre el estilo y el nivel de vida, Ángel cree que “por muy extraño que te resulte al principio la manera de hacer o ver las cosas aquí, con el tiempo terminas adaptando tu estilo de vida”, e incluso asegura que “ahora la manera de hacer las cosas en España es la que en ocasiones me resulta difícil de entender”.

Ángel Ramos trabaja actualmente de jefe de proyectos para una empresa de ingeniería en Barry, cerca de Cardiff. Un empleo “que tiene un poco de todo menos de aburrido” y en el que lidia con los problemas del día a día mientras organiza los siguientes proyectos. Un puesto que consiguió tras coger confianza en las entrevistas, ya que “cuesta ir seguro por el inglés, pero una vez que superas ese aspecto, las posibilidades de trabajo en el Reino Unido son muy amplias”.

Volviendo al estilo de vida, este charro reitera que “son distintos”, y lo que más echa de menos es “el que haya gente a todas horas por la calle, el poder tomar un pincho con los amigos o las horas de sol”, mucho más reducidas en el país británico. Eso sí, no duda en afirmar que la oferta de ocio de Cardiff “es espectacular”, lo que le ayuda a llevar todo mucho mejor.

“Hay concierto, teatro musicales, música en directo, festival de comida medievales y competiciones deportivas durante todo el año”, detalla, explicando además que el Millennium Stadium está en pleno centro “y la ciudad orbita alrededor de sus actividades”. Sobre el precio, confirma que es más cara que Salamanca “pero seguramente no sea más cara que Madrid, por ejemplo”.

Además, Cardiff es una ciudad joven y cosmopolita, según la define, y cuenta con muchísimas nacionalidades entre sus habitantes, “lo que se refleja en el día a día y en la mentalidad de la ciudad”. Otra de las cosas que destaca son las zonas verdes, algo que no se puede comparar con Salamanca porque “allí el Ayuntamiento está enamorado del cemento”.

Y, como no podía ser de otra manera al estar en Gales, otro de los aspectos diferenciales es “el rugby”. Allí es una “religión”, como no duda en definir al deporte, y ver un partido de rugby en el Millennium “es obligatorio”.

Ángel, además, ha aprovechado para viajar “y visitar el Reino Unido en general” y, si tuviese que quedarse con dos zonas, estas serían “el área montañosa de Snowdonia, al Norte de Gales (o la ‘Suiza del Reino Unido’, como la llaman) y las Tierras Altas Escocesas”. Y, si tuviese que escoger una ciudad, no dudaría: Edimburgo. A ello hay que sumarle que “en general, los parques nacionales son espectaculares”, y hace hincapié en que “no todo Reino Unido se reduce a Londres”.

Una aventura que tiene un final próximo

Pese a todo, Ángel no cambia Salamanca “pro ninguna otra cuidad. Es una pena que en muchas ocasiones las oportunidades laborales no sean tan amplias como nos gustase a los salmantinos y haya que buscarlas en otro lugar”, lamenta.

Lo que más echa de menos de su cuidad es “a los tuyos, la familia y los amigos”. Acciones como reuniones y fiestas es lo que más rabia le da perderse, “pero aún más no poder estar allí en los momentos no tan buenos”. Y es que para venir a Salamanca tiene que planearlo con semanas de antelación.

Sin embargo, la aventura de Ángel y Arancha pronto llegará a su fin. A finales de año se mudarán a Tarragona por razones laborales, y “ya estamos echando de menos Cardiff y a nuestros amigos porque nos quedan pocas semanas aquí”.

Eso sí, el volver a España les permitirá estar un poco más cerca de casa (su mujer es de Ávila), y espera que “esta nueva etapa merezca tanto la pena como la que cerramos”.

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