VÍDEO | Los cinco órganos de la Catedral de Salamanca

Desde el más antiguo, en la capilla de Anaya, que data del siglo XV, hasta el gran instrumento de Pedro Echevarría, ubicado en el coro de la Catedral Nueva, con más de 2.300 tubos

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Diócesis de Salamanca | La Catedral de Salamanca cuenta con cinco órganos de diferentes estilos y épocas. Cuatro de ellos se utilizan, bien para conciertos o para acompañar en la liturgia, y cada uno de ellos tiene alguna característica que los hace únicos.

Uno de los organistas del templo catedralicio es el músico Alberto Moñivas, con quien recorremos cada uno de estos instrumentos en diferentes partes del templo. Al respecto del conjunto de órganos, reconoce que forman una colección “muy interesante para ver la evolución en la península ibérica, desde el renacimiento, en el siglo XV, hasta el siglo XVIII, que es cuando la organería, el arte de la construcción de órganos, alcanza su máximo apogeo”.

El más antiguo está ubicado en la capilla de Anaya, en el claustro de la Catedral Vieja. “Es un órgano renacentista que conserva rasgos característicos del medieval, y por ello es un instrumento muy interesante, y también, uno de los más antiguos que conservamos en España e incluso en Europa”, subraya Moñivas. Data de principios del siglo XV, aunque debió de sufrir alguna reforma a finales de ese mismo periodo, como aclara el organista.

Sin material sonoro
“En la actualidad no conserva material sonoro, ni los tubos, pero sí muchas partes mecánicas que nos pueden dar pistas de cómo debió de sonar y cuál era su funcionamiento cuando estaba al cien por cien de sus posibilidades”, matiza Alberto Moñivas. Este órgano tiene unas puertas que se abren y se cierran, donde está el hueco que ocuparían los tubos que no se han conservado. En cuanto a la representación iconográfica en sus puertas, se puede observar La Anunciación, “una imagen bastante recurrente en este tipo de órganos”, aclara, y el anuncio que hace el ángel Gabriel a la Virgen, “como el anuncio que hace el órgano cuando se abre y comienza a hablar, a emitir su sonido y su belleza”.

En la nave central de la Catedral vieja están situados otros dos órganos, en este caso, realejos, de pequeño tamaño. A la izquierda está situado el conocido como órgano de Salinas, “es contemporáneo del músico y lo más probable es que lo utilizase cuando fue maestro de capilla en la Catedral”, afirma Moñivas. El otro es el órgano de ala, o también conocido como el de la capilla dorada, “porque en origen estaba allí ubicado, en la Catedral Nueva”.

Una de las características de estos dos órganos es que se podían colocar en cualquier lugar en función de las necesidades, “no tenían un lugar físico concreto en la Catedral, e incluso se sacaban durante las procesiones para acompañar los cantos”, subraya el organista.

Órganos realejos
Ambos instrumentos de la Catedral Vieja son de mediados del siglo XVI, y funcionan, aunque tanto los tubos como el teclado son reconstrucciones de los originales. En la actualidad, se utilizan en conciertos y en algunas visitas, “no acompañan a la liturgia porque por sus características, carecen del sonido suficiente como para acompañar el canto de la asamblea o llenar un espacio tan grande”.

En cuanto a la iconografía, en el conocido como de Salinas está representado el tronco de Jessé, y dentro de la caja se pueden ver diferentes familias de tubos, “cada registro tiene una sonoridad“. En las puertas del órgano de ala está representado Jesús orando en el huerto de los olivos, y representa a los apóstoles que dormían mientras Jesús oraba, “representando que el órgano cuando está cerrado duerme, al igual que lo hacían ellos”, matiza Moñivas.

En el coro de la Catedral Nueva se encuentran dos órganos más, los de mayor tamaño, enfrentados uno al otro. “Ambos son de la época barroca, aunque el más antiguo en origen era renacentista, construido a finales del siglo XVI“, relata. En concreto, este instrumento se construyó para el coro que existía en la Catedral Vieja, en la nave central, “pero después se traslada a la Nueva cuando se termina de construir el coro de los hermanos Churriguera”. Destacar que se reforma el interior del órgano, “de forma que el material sonoro y la estética del instrumento es barroca”, apela esté músico.

 

Con dos teclados

El otro gran órgano, el mayor de todos, es el de Pedro Echevarría, construido entre los años 1742 y 1744, y costeado por el entonces obispo de Salamanca, José Sancho Granados. “Es un órgano que reúne unas características muy especiales, y en su época, era uno de los mayores órganos que había en el Reino de Castilla”, destaca Alberto Moñivas. Además, se incorporó muchos de los adelantos que por entonces eran novedosos para la época, “como dos teclados y una cantidad numerosa de registros, casi todas las familias de las lengüetas o labiales flautados que están representados en este instrumento”. En total, tiene 2.365 tubos.

Alberto Moñivas destaca la estética de la caja del órgano de Echevarría, “de etilo barroco exuberante, donde se representa elementos de la liturgia celeste, como los ángeles músicos, lo que simboliza la unión de nuestra liturgia y la música, con la que disfrutaremos en el paraíso eterno”. Y a ambos lados del instrumento se observa el escudo del obispo Sancho Granados, “que fue el donante del órgano”. A modo de anécdota, en los tubos más grandes, que dan las notas graves, “en la parte del labio han aprovechado para simular una boca y dibujar una máscara que representa la forma en la que estaría cantando ese personaje”.

Ambos órganos del coro están en funcionamiento y se utilizan cada semana en la liturgia, y a lo largo del año en algún concierto. Como ambos instrumentos tienen la misma afinación pueden tocarse juntos, y se suele hacer en determinadas solemnidades como el Corpus Christi o el día de Nuestra Señora de la Vega.

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