Las visitas de Akihito a Salamanca: El emperador apasionado del jamón

Si algo ha caracterizado el reinado de Akihito, que termina este martes con su abdicación, ha sido, según los analistas internacionales, su esfuerzo en política exterior a través de los viajes al extranjero que ha realizado, que han sido fundamentales para restañar las maltrechas relaciones que el imperialismo japonés de principios del siglo XX dejó durante la II Guerra Mundial. Akihito y Michiko visitaron Salamanca en 1985 y 1994

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El emperador Akihito se ha convertido este martes, 30 de abril, en el primero en renunciar al Trono del Crisantemo de Japón en 200 años, y lo ha hecho en una ceremonia en la que ha aprovechado para dar las gracias a los japoneses por su apoyo en estos 30 años de reinado. Su relevo lo toma el miércoles su hijo, el príncipe heredero Naruhito, de 59 años, llamado a seguir los pasos de su padre añadiendo pequeñas pinceladas del cosmopolitismo que atesora.

Porque si algo ha caracterizado el reinado de Akihito ha sido, según los analistas internacionales, su esfuerzo en política exterior a través de los viajes al extranjero que ha realizado, que han sido fundamentales para restañar las maltrechas relaciones que el imperialismo japonés de principios del siglo XX dejó durante la II Guerra Mundial.

En 1985, los por entonces príncipes herederos de Japón, Akihito y Michiko, llegaron a Madrid para realizar su segunda visita oficial a España, que respondía a la que en octubre de 1980 hicieron a su país los Reyes de España. Visitaron Salamanca, saludando desde el balcón del Ayuntamiento y posteriormente acudieron a la Universidad, realizando un recorrido por el Edificio Histórico, y a la Catedral, en la que asistieron a un concierto.

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En aquella visita comenzaron a estrecharse los lazos entre el país nipón y la institución académica, manteniendo un curioso vínculo desde entonces: como el órgano de la Catedral se encontraba en mal estado, la emperatriz Michiko propició que se llevara a cabo su restauración gracias a la colaboración de varias empresas japonesas que aportaron 21 millones de pesetas. Un importantísimo maestro organero japonés, de nombre Hiroshi Tsuji y originario de la prefectura de Gifu, fue propuesto por la emperatriz Michiko para que reparara el órgano barroco de la catedral, que llevó a cabo entre 1991 y 1992.

El 12 de octubre de 1994, los ya emperadores regresaron a la ciudad salmantina, aterrizando en la base aérea de Matacán. Akihito y Michiko fueron recibidos por el alcalde, Jesús Málaga, y por el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan José Lucas. En el salón de plenos del Consistorio, los emperadores saludaron a la corporación muncipal y, tras el discurso de rigor de Málaga, el alcalde hizo entrega a la emperatriz de una escultura del Maestro Salinas realizada por Hipólito Pérez Calvo.

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La visita a la ciudad volvió a tener su escala en la Universidad. Los emperadores se detuvieron unos minutos ante el vitor que recordaba su visita del 28 de febrero de 1985 y saludaron en el Patio de Escuelas al rector, Julio Fermoso. En el Colegio Fonseca se celebró la comida institucional: embutidos y jamones, quesos, sopa de ajo, lechazos y dulces, regado todo ello por vinos Ribera del Duero. Juan José Lucas señaló su deseo de que la visita de los emperadores "sirviese de estímulo para un mejor conocimiento mutuo".

Cuatro años después, en 1999, abrió sus puertas en la ciudad el Centro Cultural Hispano Japonés, que desde entonces persigue favorecer el conocimiento y la cooperación entre Japón y España, desde los intercambios académicos y culturales hasta las relaciones económicas. Para ello trabaja en colaboración con la Asociación Universidad de Salamanca en Japón, con empresas, instituciones de enseñanza e investigación y organizaciones no gubernamentales japonesas y españolas, así como con las Administraciones públicas de ambos países. En 2013, Japón concedió la Orden del Sol Naciente, una de las más altas distinciones concedidas por el país asiático, al profesor de la Universidad de Salamanca Antonio López Santos, el primer director del Centro Cultural Hispano Japonés de Salamanca desde su inauguración en 1999 hasta 2007 y creador de las principales iniciativas culturales sobre Japón que se realizan en España.

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"El heredero Naruhito pudo estudiar en Salamanca"

"El emperador Akihito mantuvo siempre una estrecha relación con Salamanca", afirma Jesús Málaga en conversación con SALAMANCA24HORAS. "Guardo muchas anécdotas de sus visitas a Salamanca. En Salamanca rompieron el protocolo y comieron de los platos del resto de los mortales. Akihito es un apasionado del jamón salmantino y comió abundantemente de esta delicia gastronómica", explica Málaga.

"Durante la comida intenté convencer a los príncipes para que su hijo viniera a estudiar a la Universidad de Salamanca. Estoy seguro de que estaban convencidos de ello. Todo se torció cuando el principito, que estudiaba entonces en Londres, conoció a una joven de la que se enamoró ardientemente y, como es obvio, perdimos la batalla", dice el exalcalde de Salamanca. "De todos modos, las relaciones con Salamanca siguieron siendo muy estrechas. Fruto de las mismas nació el Centro Hispano-Japonés y surgieron las visitas periódicas que el coro de la Universidad Pontificia de Salamanca realizaba al Palacio Imperial para cantar ante los emperadores".

"A finales de agosto de 1985 visitó Salamanca el príncipe Naruhito. Fue recibido en el Ayuntamiento por Agustín Muñoz Cidad, que hacía de alcalde en funciones. Agustín le hizo entrega de una medalla conmemorativa. Naruhito vino a Salamanca por sugerencia de sus padres, Akihito y Michiko, que deseaban que su hijo conociera la ciudad que ellos tanto admiraban. Firmó en el Libro de Oro y, posteriormente, visitó la Universidad de Salamanca y los monumentos más significativos de la ciudad. Fue una pena que no viniera a estudiar a Salamanca, habría catapultado el nombre de nuestra ciudad en Asia de manera exponencial", finaliza Málaga.

Naruhito, que será emperador este miércoles, también visitó Salamanca en 2013 con motivo del Año Dual España-Japón, cuando se conmemoraron los cuatro siglos de relaciones entre ambos países. El alcalde Alfonso Fernández Mañueco le entregó las llaves de la ciudad. Una inscripción permanece en la Plaza Mayor en su recuerdo desde entonces.

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