La "vitalidad" de un legado centenario custodiado en Salamanca: la historia de cuatro mujeres revolucionarias de su época convertidas en ejemplo

Una mina de estaño, telas, agujas y dedal, ollas y fuegos de cocina, así como libros y pizarras han sido las "aulas" en la que se ha fraguado el coraje de Teresa Hierro, Celedonia Velázquez, María Serrano e Isabel María Sánchez para sacar adelante no solo una forma de vida, sino también una familia allá por los años 1924-1926

Teresa Hierro Pajón, Celedonia Velázquez Maíllo, María Serrano Serrano e Isabel María Sánchez Baño durante la entrega de placas por su centenario
Teresa Hierro Pajón, Celedonia Velázquez Maíllo, María Serrano Serrano e Isabel María Sánchez Baño durante la entrega de placas por su centenario | Salamanca24horas

Vivir 100 años es un reto de vida, pero también es un logro, cumplido además satisfactoriamente si el centenario se alcanza gozando de salud y vitalidad. Este estado de bienestar es del que presumen cuatro mujeres revolucionarias de los años 1924, 1925 y 1926, mujeres salmantinas que ya son un ejemplo de vida para toda una sociedad.

Su historia había permanecido hasta ahora en el más puro anonimato, fuera del entorno de sus familiares y amigos. A ellas nos pudimos acercar hace tan solo tres días con motivo de la entrega de unas placas en homenaje a su centenario, cortesía del Ayuntamiento de Salamanca. Un gesto que sobrevive desde que hace 20 años este Consistorio decidiera entonces dirigido por el popular Julián Lanzarote, y continuado después por Alfonso Fernández Mañueco y por Carlos García Carbayo desde el año 2018.

En estos 20 años se ha reconocido públicamente la contribución que 91 personas centenarias han realizado a la sociedad salmantina, siendo 73 de ellas mujeres y 18 hombres. Alcanzando en 2009 el número más alto de reconocimientos, 12.

Teresa Hierro Pajón, Celedonia Velázquez Maíllo, María Serrano Serrano e Isabel María Sánchez Baño, que ha recibido este detalle a título póstumo tras haber fallecido hace apenas trece días, han sido las homenajeadas de este 2025. Cuatro mujeres nacidas todas ellas en pueblos de la provincia de Salamanca, Poveda de las Cintas, Montejo de Salvatierra, Boadilla y Barbadillo, que hoy ya se suman al ejemplo que han dejado centenares de salmantinos que han logrado alcanzar esta edad o que se han aproximado mucho a ella. Gracias a todos ellos, nosotros, los que hoy estamos aquí, hemos heredado grandes valores como parte de un rico patrimonio salmantino del que siempre podremos presumir dentro, pero sobre todo fuera de nuestras fronteras charras.

El alcalde de Salamanca, Carlos García Carbayo entregándole la placa a Teresa Hierro
El alcalde de Salamanca, Carlos García Carbayo entregándole la placa a Teresa Hierro | Andrea Mateos

El sacrificio, la responsabilidad, el trabajo y el cuidar y respetar a nuestros seres más queridos, así como al resto de la ciudadanía, son algunos de esos grandes valores que forman parte de esa aportación que estas cuatro mujeres, al igual que otros muchos de nuestros antepasados, han dejado como legado en nuestra provincia. Historias a las que ponemos voz y cobran vida, con la idea de ser un ejemplo al que siempre poder mantenernos fiel.

La más longeva de estas cuatro mujeres, María Serrano, nació un 17 de octubre de 1924 en un pequeño pueblo de la subcomarca del Campo de Yeltes, Boadilla, aunque después se criaría en el barrio salmantino de Tejares, muy próximo al epicentro de la capital del Tormes. Como era habitual en aquella época tuvo que alejarse de su familia y de sus seres más queridos, poniendo rumbo a Francia, concretamente a la ciudad de Poitiers, desplazándose junto a su marido y sus hijos en busca de un mejor futuro para poder regresar a su querida Salamanca. María relata que en Francia estuvo trabajando como cocinera en un castillo propiedad entonces de unos condes. Una época de entre unos ocho o nueve años que recuerda de “trabajar mucho y cobrar poco”.

María alcanza los 101 años con tres hijos, dos mujeres y un varón, y gozando de un aparente buen estado físico y mental en el que sigue disfrutando de sus familiares. El secreto para vivir 100 años dice que es “trabajar mucho”, en una vida que asegura “he sido muy feliz”. El mayor legado que deja a su familia es, según detalla una de sus hijas, “ser buena persona”.

Familia de María Serrano durante la entrega de placas por su centenario en el Ayuntamiento de Salamanca
Familia de María Serrano durante la entrega de placas por su centenario en el Ayuntamiento de Salamanca | Andrea Mateos

Celedonia Velázquez nació tres meses después que María, un 8 de enero de 1925 en el que el mundo conoció a una mujer fuerte y de armas tomar, que al igual que María ha conocido muy de cerca lo que es sacrificarse para poder gozar de la vida. Celedonia es una experimentada ama de casa que, como pocas mujeres, aunque las hubo, llegó a trabajar en una mina de estaño en su pueblo, Montejo de Salvatierra.

A lo largo de su vida, en la que fue la hermana pequeña de seis, conocidas como las hijas del ‘Tío Nel’, contribuyó desde muy pequeña en las tareas de labranza ayudando a su padre en el campo. Una época que a sus 100 años de vida recuerda con mucho cariño: “Recuerdo mi niñez como una época muy buena. En el pueblo pasé los mejores años de mi vida”. Vivió en el pueblo hasta que se casó el 8 de junio de 1950. Con su marido además pudo disfrutar de uno de los mejores momentos de su vida, sus estancias en Los Alcázares (Murcia), donde pasaron largos meses en los que alquilaban un apartamento y se quedaban allí de vacaciones para disfrutar de una de sus grandes aficiones, el baile y el mar menor.

En la mina estuvo trabajando cinco años. Un trabajo que recuerda con nostalgia y al que, en un gesto muy humilde, le quita importancia: “Estuve muy bien, lo que hacía era poco, formábamos una cadena para separar en una mesa el estaño de otros materiales en la que te encontrabas hasta con pepitas de oro”. Sin embargo, este es uno de esos trabajos a destacar, teniendo en cuenta que se estaba desarrollando en los 1925, donde las mujeres tenían poco derechos, siguiendo sometidas a aquellas normas discriminatorias por razón de género, pero donde algunas como Celedonia ya empezaban a desempeñar ciertos roles en los que ganar visibilidad en una sociedad notoriamente masculina. Celedonia reconoce que también trabajaba junto a otras cuatro mujeres, aseverando que “nos cogieron en la mina seguramente porque éramos las que más piedras recogíamos en el campo”.

Familia de Celedonia Velázquez durante la entrega de placas por su centenario en el Ayuntamiento de Salamanca
Familia de Celedonia Velázquez durante la entrega de placas por su centenario en el Ayuntamiento de Salamanca | Andrea Mateos

Hoy en día todas sus hermanas han fallecido ya habiendo superado los 90 años, excepto una de ellas que murió a los 36 años a causa de una leucemia. El consejo para llegar a los 100 años dice que es “comer, beber y llevarse buena vida”, asegurando que nunca ha entrado en un hospital para estar ingresada.

De Poveda de las Cintas, siendo una “auténtica revolucionaria”, con “mucha creatividad”, según desgrana su hija, proviene Teresa Hierro, quien nació el 15 de abril de 1925. Nació en una familia de agricultores que tuvo 8 hermanos, teniendo que pasar por uno de los momentos de la vida más difíciles que tiene que atravesar una persona, sobre todo a una temprana edad, la pérdida de uno de sus hermanos mayores que fue veterinario y que falleció a los 24 años en la guerra. Una de sus grandes pasiones de su vida fue la costura, un oficio que desarrolló satisfactoriamente vistiendo de “rechupete”, como señala ella misma, a sus cinco hijos (cuatro hombres y una mujer), además de ayudar a una de sus primas que hacía corte y confección.

Familia de Teresa Hierro durante la entrega de placas por su centenario en el Ayuntamiento de Salamanca
Familia de Teresa Hierro durante la entrega de placas por su centenario en el Ayuntamiento de Salamanca | Andrea Mateos

Contrajo matrimonio a los 26 años con su marido, Cesáreo, que estuvo trabajando en una fábrica de harina en Gomecello hasta que se jubiló. Apostilla que “he sido muy feliz en la vida” y que “mis padres han movido a la familia y nos han dado lo mejor”. Ser madre de cinco hijos en aquellos años era hacer un verdadero sacrificio: “Había que tener mucha economía y mucha cabeza porque entonces había que estudiar de lo que no se sabía todo lo que se podía. Había que apuntar lo que se gastaba porque había que tener la economía suficiente para criarlos. En aquella época todos estábamos muy unidos, también lo estamos ahora toda la familia. No me puedo quejar porque tuve para vivir en el momento ajustando la economía y teniendo mucho corazón para vivir”.

El legado que ella ha dejado es el de una mujer “muy inteligente y trabajadora, con mucha creatividad y una revolucionaria total. En nuestros días habría tenido un negocio”, afirma su hija.

A cuatro meses de soplar los 100 años, Isabel María Sánchez ha fallecido hace apenas trece días siendo, como reconoce su sobrina, la concejala del PSOE, Elvira Sánchez, “una de las mujeres pioneras, de las primeras que se formaron para la enseñanza”, ya que ella era maestra nacional. Los pueblos donde daba clase eran Barruecopardo, Alba de Tormes y otros pequeños pueblos de Los Arribes en los que estuvo un tiempo hasta que se jubiló en el colegio de Alba. Elvira también recuerda con mucho cariño en sus palabras que “era de las primeras conductoras que yo conocí, la primera que tenía coche era mi tía para ir a los pueblos donde daba clase y luego también era muy viajera, se fue a conocer los Fiordos Noruegos, Estambul y Canadá”. Reconoce que en homenaje a ella se sigue vistiendo con el traje charro en las procesiones de la ofrenda floral en el día de La Virgen de la Vega.

Isabel María Sánchez en una fotografía durante la entrega de placas por su centenario
Isabel María Sánchez en una fotografía durante la entrega de placas por su centenario | Andrea Mateos

Isabel era la mayor de seis hermanos, todavía hoy mantiene a dos con vida, y era una enamorada del balneario de Retortillo donde solía ir varios meses al año. Un lugar que Elvira reconoce como un sitio “idílico desde nuestra infancia”. Confiesa Elvira que “este año también me pidió ir y el médico de cabecera lo autorizó. Llevaba 19 días del mes que estaba allí y fue a coger un abanico de la mesa y se le venció la silla y se cayó, salió bien de la operación, pero lamentablemente, ha fallecido apenas hace diez días”.

La concejala Elvira Sánchez recogiendo la placa por el centenario de su tía Isabel María Sánchez
La concejala Elvira Sánchez recogiendo la placa por el centenario de su tía Isabel María Sánchez | Andrea Mateos

La entrega de esta placa que ha sido recogida por su sobrina a ‘título póstumo’ lo reconoce como “un gesto muy bonito por parte del Ayuntamiento de Salamanca. Es muy valioso llegar a estas edades y tener toda una vida delante de ti”. Concluyendo, señala que su tía era “muy vital, una mujer muy constante en sus proyectos de vida”. Admitiendo que “era su mensaje para encarar la vida, ser muy vital, disfrutar de la vida, porque ella era muy disfrutona, en el buen sentido, de no dejar las cosas si puedes hacerlas. Esa actitud ante la vida era también la que tenía mi madre de tener siempre un sueño y una perspectiva. Ese ha sido el legado que mi tia Isabel nos ha dejado”.

Desde que en 2005 el Ayuntamiento de Salamanca concediera por primera vez las placas en homenaje a los centenarios se han entregado los siguientes reconocimientos por años, según datos facilitados por fuentes municipales:

Año 2005: 2 personas

Año 2006: 3 personas

Año 2007: 3 personas

Año 2008: 2 personas

Año 2009: 12 personas

Año 2010: 8 personas

Año 2011: 5 personas.

Año 2012: 3 personas

Año 2013: 2 personas

Año 2014: 7 personas

Año 2015: 2 mujeres

Año 2016: 1 mujer

Año 2017: 5 mujeres

Año 2018: 3 mujeres y 1 hombre

Año 2019: 2 mujeres y 1 hombre

Año 2020: no se celebró

Año 2021: 1 hombre

Año 2022: 8 mujeres

Año 2023: 6 mujeres y 2 hombres

Año 2024: 6 mujeres y 2 hombres

Año 2025: 4 mujeres

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