Los casos de bullying y ciberbullying preocupan de manera importante a la comunidad educativa y a la sociedad. Por ello se plantean ciertas normas para intentar evitarlo. El último caso ocurrido en Madrid, en el que se suicidó un estudiante, ha puesto en jaque a las administraciones.
De hecho, según aseguran en El Mundo, los estudiantes estarán obligados a informar a sus profesores de los casos de acoso escolar que crean que están sufriendo otros compañeros de clase a partir de 2020. Si no lo hicieran, de esta manera, incurrirían en una falta grave, que se castigará desde la prohibición del recreo hasta la expulsión de determinadas clases o del centro.
Las direcciones de los centros podrán elegir la forma de resolver los conflictos que consideren más adecuada y se detallan la graduación de las faltas, de manera que la grabación o difusión de las agresiones o humillaciones también podrá conllevar la expulsión definitiva del centro.
La obligación será extensible para los profesores, a los que, además, se le sugiere la corrección de los actos realizados fuera del recinto escolar.
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