El movimiento 'realfooder', que ha provocado una auténtica batalla contra los productos ultraprocesados que muchas veces no sabemos diferenciar, ha revolucionado la forma de alimentarse. Esta filosofía apuesta por la comida real, es decir, aquella que no haya sido obtenida a través de procedimientos industriales. Por tanto, la comida basura queda fuera de esta cultura alimentaria. No es de extrañar que esta corriente abogue por eliminar estos productos, ya que sus efectos sobre el organismo son nocivos. De hecho, el sobrepeso ha avanzado en menores, en parte, debido a la atracción de estos alimentos, según informa el diario Heraldo.
Aunque la comida basura se puede convertir en recetas saludables con ciertos trucos, lo mejor es desterrarla para siempre de nuestra dieta porque, además, nunca sacia y siempre vamos a demandar más alimentos tras su ingesta. ¿A qué se debe esta necesidad?
Lograr esa sensación de que ya no se necesita comer más requiere de ciertos nutrientes que se encuentran en los alimentos, más que de las calorías que se ingieran. En este sentido, la comida basura aporta grandes niveles de estás últimas, pero muy poco de los elementos necesarios para que el cuerpo tenga la energía que necesita. Así, el organismo va a demandar con mayor frecuencia la ingesta de alimentos que los contengan si previamente hemos tomado comida basura.
Además de su valor nutricional, este tipo de dieta tampoco sacia por su alto contenido en azúcar, aditivo del que, recientemente, se ha demostrado que produce los mismos efectos en el cerebro que las drogas. Esta elevada cantidad hace que aumente el nivel de triglicéridos que, si alcanza ciertos niveles, anula la capacidad del organismo para saber cuándo es el momento de dejar de comer.
Si lo que queremos es llevar una dieta saludable, debemos restringir el consumo de este tipo de comida y apostar por otro tipo de alimentos que nos sacien como patatas asadas, frutos secos o fresas.
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