Desarrollan un nuevo fármaco potencial para tratar el Alzheimer y el dolor actuando sobre receptores poco estudiados
Un equipo liderado por la Universidad de Barcelona presenta una familia de compuestos que modulan los receptores imidazólicos I2, mostrando efectos prometedores en modelos animales y abriendo la puerta a tratamientos con mecanismos de acción novedosos
Un estudio publicado en la prestigiosa revista 'Journal of Medicinal Chemistry' ha presentado una nueva familia de compuestos con potencial para convertirse en fármacos para el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer y del dolor. Estas moléculas, que han mostrado efectos prometedores en ensayos con modelos animales, actúan sobre una diana terapéutica muy poco estudiada hasta ahora: los receptores imidazólicos I2.
La investigación, liderada por investigadores de la Universidad de Barcelona, ha contado con un equipo multidisciplinar que ha diseñado, sintetizado y validado farmacológicamente estas nuevas moléculas. Según los científicos, el compuesto desarrollado presenta las "características necesarias para progresar en fases preclínicas y poder situarse como un potencial fármaco antialzhéimer o un analgésico con un mecanismo de acción novedoso".
Los receptores imidazólicos I2 se localizan en diferentes órganos y se ha demostrado su implicación en múltiples procesos fisiológicos como la analgesia, la inflamación y diversos desórdenes del sistema nervioso. De hecho, sus niveles se encuentran alterados en enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson, y su modulación ha mostrado tener un impacto significativo en el dolor, lo que los convierte en dianas farmacológicas de gran interés.
El estudio es el resultado de un exhaustivo proceso de química médica que ha incluido síntesis de compuestos, estudios farmacológicos, computacionales y de toxicidad. Esto ha permitido desarrollar moléculas con una elevada afinidad y selectividad hacia los receptores imidazólicos I2. Los compuestos candidatos han sido evaluados en estudios preliminares en modelos animales tanto de enfermedad neurodegenerativa como de dolor, demostrando ser muy eficientes y no presentar efectos tóxicos.
"Un modelo murino de Alzheimer tratado con uno de los nuevos compuestos seleccionados ha mostrado una mejora cognitiva y de los marcadores bioquímicos de la enfermedad", ha explicado Carmen Escolano, catedrática de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación y miembro del Instituto de Biomedicina de la UB (IBUB), quien ha coordinado el estudio. "Este compuesto también ha mostrado propiedades analgésicas en un modelo murino de dolor, sin efectos secundarios a nivel motor", añadió Escolano, destacando que estas moléculas son estructuralmente diferentes a las utilizadas hasta ahora para interactuar con estos receptores.
"Tener moléculas altamente afines y selectivas para estos receptores permite describir cuál es su implicación farmacológica en enfermedades como el Alzheimer y el dolor y proponer fármacos que mejoren su tratamiento", agrega la investigadora.
Un mecanismo de acción novedoso
Otro de los aspectos destacados de esta investigación es que el compuesto actúa a través de un mecanismo de acción novedoso, validado por diferentes estudios previos, lo que supone una ventaja en el desarrollo de nuevos agentes terapéuticos. "Describir mecanismos de acción novedosos permite la propuesta de nuevas moléculas que, después de sufrir procesos de mejora, se pueden convertir, tras años de investigación, en nuevos fármacos para curar enfermedades que necesitan alternativas terapéuticas", ha subrayado Carmen Escolano.
Los investigadores ya están trabajando en la caracterización completa de los receptores imidazólicos I2 para poder modularlos de una manera "muy eficaz y selectiva", lo que, según concluye la investigadora, "abrirá el campo al desarrollo de nuevas moléculas para diferentes indicaciones terapéuticas".
El estudio ha contado con la participación de Mercè Pallàs y Christian Griñán-Ferré, investigadores del Instituto de Neurociencias de la UB (UBNeuro) y del CIBERNED, entre otros expertos de la misma facultad, así como con la colaboración de investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona, el ICMAB-CSIC, la Universidad del País Vasco, CIBERSAM, y universidades de Granada, Complutense de Madrid, Santiago de Compostela, Islas Baleares, la Fundación MEDINA, la Universidad de Belgrado (Serbia) y la Katholieke Universiteit Leuven (Bélgica).
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