Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Missouri (Estados Unidos) ha revelado que el ejercicio físico puede desempeñar un papel crucial en la preservación de la agudeza mental, incluso cuando una de las principales fuentes de energía del cerebro, las cetonas, no está disponible.
El trabajo, liderado por los científicos Taylor Kelty y R. Scott Rector, se centró en observar cómo responde el cerebro cuando se reduce la producción de cetonas por parte del hígado. Las cetonas son una fuente energética alternativa a la glucosa que favorece el aprendizaje, la memoria y el buen funcionamiento cerebral.
Los resultados mostraron que, cuando el hígado no produce suficiente cantidad de estas moléculas, se produce un deterioro evidente de la función cognitiva. Sin embargo, sorprendentemente, la práctica regular de ejercicio físico consiguió revertir parte de este deterioro, a pesar de la deficiencia de cetonas.
“Pensamos que, con menos cetonas y las alteraciones cognitivas que eso conlleva, el ejercicio no sería capaz de superar esa barrera. Pero parece que su efecto es tan potente que hay otros mecanismos cerebrales en juego que permiten sortear esas deficiencias”, explicó Kelty.
El estudio pone de relieve cómo el ejercicio impacta de forma positiva en múltiples vías del organismo, incluso en condiciones en las que se bloquea una de las fuentes energéticas principales del cerebro. “Incluso cuando eliminamos una sola vía, el ejercicio sigue activando otras que pueden mitigar los efectos negativos”, añadió.
Esperanza para personas con enfermedades hepáticas
El hallazgo es especialmente relevante para pacientes con enfermedades hepáticas, quienes tienen una capacidad reducida para generar cetonas. Según Kelty, la creciente investigación sobre la conexión entre el hígado y el cerebro demuestra que las personas con disfunciones hepáticas severas corren mayor riesgo de padecer demencia.
“Si el hígado no puede producir cetonas adecuadamente, esto podría ser una de las causas subyacentes del deterioro cognitivo”, subrayó.
Los investigadores esperan que este estudio impulse una mayor concienciación sobre la importancia de mantener la salud hepática y de incorporar el ejercicio como herramienta preventiva frente a enfermedades neurodegenerativas. “Todavía nos queda mucho por descubrir, pero con las herramientas científicas actuales, estamos en un momento ideal para avanzar”, concluyó Kelty.
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