Investigadores de la Universidad de Tubinga (Alemania) y la Universidad Hebrea de Jerusalén (Israel) han rastreado el impacto de la COVID-19 en los fallecimientos en más de 100 países. Según su trabajo, publicado en la revista 'eLife', se ha encontrado un exceso de mortalidad en España del 8 por ciento con respecto a las muertes notificadas oficialmente, es decir, de 87.000 frente a 80.000.
"Esto se debe más que nada al conteo por lo bajo al principio de la pandemia, parecido a lo que pasaba en otras economías avanzadas. En general, desde el 10 de marzo de 2020 hasta el 20 de junio de 2021, España vio un aumento del 20 por ciento en número de muertes por encima de lo esperado. Más que Reino Unido (18%) y Francia (11%) y similar a Italia y menor que Estados Unidos (22%) y la República Checa (30%)", explica uno de los autores del estudio, Ariel Karlinksy, estudiante de posgrado de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Comparar el impacto de COVID-19 entre países o durante un periodo de tiempo determinado es un reto, ya que las cifras de casos y muertes notificadas pueden verse afectadas por la capacidad de las pruebas y la política de notificación.
En cualquier periodo de tiempo, un determinado número de personas muere por muchas razones particulares, como la vejez, la enfermedad, la violencia, los accidentes de tráfico y otras. Los investigadores son capaces de predecir el número de muertes por estas causas en los próximos meses o años, lo que se conoce como muertes esperadas, utilizando la misma información recopilada de los meses y años anteriores. Sin embargo, las pandemias, los conflictos y las catástrofes naturales y provocadas por el hombre causan muertes adicionales a las previstas, que se conocen como "exceso de mortalidad".
"Medir el exceso de muertes nos permite cuantificar, supervisar y hacer un seguimiento de pandemias como la COVID-19 de una forma que va más allá de la capacidad de ensayo y notificación y de la política. Sin embargo, hasta ahora no existía un repositorio global de datos de mortalidad entre países que se actualizara con frecuencia", afirma Karlinsky.
Para dilucidar esta cuestión, los investigadores recopilaron datos de mortalidad semanales, mensuales o trimestrales de 103 países y territorios, que han puesto a disposición en abierto en la base de datos World Mortality Dataset. A continuación, utilizaron los datos para calcular el número de muertes excesivas en cada país durante la pandemia de COVID-19.
Sus análisis mostraron que, en varios de los países más afectados por la COVID-19, a saber Perú, Ecuador, Bolivia y México, el exceso de muertes superaba en más de un 50 por ciento la tasa de mortalidad anual prevista, o superaba las 400 muertes en exceso por cada 100.000 personas, como en Perú, Bulgaria, Macedonia del Norte y Serbia.
Al mismo tiempo, en países como Australia y Nueva Zelanda, la mortalidad durante la pandemia estuvo por debajo del nivel habitual, lo que los autores sugieren que probablemente se deba a que las medidas de distanciamiento social redujeron el número de muertes causadas por otras infecciones además de la COVID-19.
Además, los investigadores descubrieron que, si bien muchos países han notificado con precisión sus tasas de mortalidad por COVID-19, algunos, como Nicaragua, Bielorrusia, Egipto y Uzbekistán, han subestimado estas cifras en más de 10 veces.
En Alemania, según este estudio, el número total de muertes en exceso hasta ahora es de alrededor de 40.000, que es mucho menor que 90.000, el número de muertes por COVID-19 notificado. Con 50 muertes en exceso por cada 100.000 habitantes, Alemania sufrió menos exceso de mortalidad que todos los países europeos vecinos (Países Bajos: 110, Bélgica: 140, Francia: 110, Suiza: 100, Austria: 110, Chequia: 320, Polonia: 310), aparte de Dinamarca, que no registró ningún exceso de mortalidad.
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