Éstos son los frutos que ayudan a reducir la presión arterial y la hipertensión

Tomados en forma de zumo, han conseguido bajar la presión y mejorar la circulación en experimentos con ratones

El consumo de zumo de arándano rojo puede reducir la presión arterial alta y mejorar la función de los vasos sanguíneos, según ha puesto de manifiesto un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Helsinki (Finlandia).

La presión arterial elevada es un problema que sufrirán muchas personas a lo largo de su vida, lo que puede derivar en un problema crónico de hipertensión y en alteraciones funcionales en los vasos sanguíneos relacionadas con la inflamación de baja intensidad. La nutrición juega un papel importante, afirman los autores, como complemento a la farmacología para manejar estas patologías.

Los estudios epidemiológicos han demostrado que las comidas ricas en polifenoles, un antiinflamatorio natural, reducen el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares. El arándano, el arándano rojo -más frecuente en el norte de Europa- y el casis o grosella negra son unas excelentes fuentes tradicionales de polifenoles.

En el trabajo, realizado en ratas genéticamente hipertensas, se han investigado los efectos cardiovasculares de los zumos de arándano rojo, arándano y grosella negra prensados en frío como líquido para beber durante 8-10 semanas.

El jugo de arándano rojo diluido redujo significativamente la presión arterial alta, mientras que el jugo que contenía más polifenoles mejoró la función deteriorada de los vasos sanguíneos al nivel de los vasos sanos.

Detrás de este efecto, apuntan los investigadores, se encuentra la capacidad de reducción de la inflamación de baja intensidad así como los mecanismos relacionados con el sistema renina-angiotensina, un regulador central de la presión sanguínea y la disponibilidad del óxido nitrítico, un facto local de vasodilatación endotelial.

"Estos hallazgos experimentales necesitan evidencia de estudios clínicos comparativos en individuos sanos con presión arterial ligeramente elevada a quienes, en este punto, se les ha brindado orientación nutricional y de estilo de vida en lugar de terapia farmacológica. El jugo de arándano rojo no sustituye la medicación, pero es un buen suplemento dietético", han zanjado los investigadores.

Un reciente estudio a cargo de los investigadores de la Universidad de McGill y el Instituto Nacional de Investigación Científica de Montreal, publicado en la revista Advanced Science, sugiere que un extracto de arándanos podría ayudar a que los antibióticos sean más potentes contra las bacterias, haciéndolas a estas más sensibles a sus efectos, algo que podría paliar en parte el problema mundial de las resistencias a los antibióticos.

Inicialmente existía una creencia popular que afirmaba que beber zumo de arándano puede curar las infecciones urinarias o cistitis. Posteriormente, los suplementos basados en arándanos empezaron a cobrar protagonismo como método preventivo cuando se desarrollaba este tipo de infecciones de forma repetitiva.

Pero ahora, los investigadores han comprobado que la creencia es real, dado que en su trabajo lo comprobaron contra bacterias capaces de producir infecciones del tracto urinario, neumonías o gastroenteritis, como es el caso del Proteus mirabilis, Pseudomonas aeruginosa y Escherichia coli.

Finalmente, otro fruto rojo, la guinda, ha demostrado que al tomarse como zumo mejora las puntuaciones obtenidas en pruebas de memoria de personas mayores. En el experimento participaron 34 participantes de entre 65 y 73 años que fueron divididos en dos grupos: el primero debía consumir casi medio litro de este tipo de zumo, mientras que el segundo lo hacía de una bebida placebo.

La mitad la tomaban por la mañana y el resto por la tarde, y la prueba se prolongó durante 12 semanas. Tras tres meses, las personas que lo habían consumido a diario mostraban un incremento del 5% en su satisfacción con la capacidad de recodar cosas, una reducción del 4% en el tiempo de movimiento cognitivo (una medida de la velocidad de respuesta a los estímulos visuales) y una reducción del 23% en errores cometidos en una prueba de memoria visual episódica.

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