Una tasa de fertilidad de 2,1 hijos por mujer ha sido durante décadas el estándar utilizado para garantizar la estabilidad de las poblaciones humanas. Sin embargo, un reciente estudio publicado en la revista PLOS One sugiere que esta cifra es insuficiente para evitar con seguridad la extinción a largo plazo, especialmente en poblaciones pequeñas.
El equipo de investigadores de la Universidad de Shizuoka, en Japón, utilizó modelos matemáticos para analizar cómo factores aleatorios como la mortalidad, la infertilidad, el número de hijos por familia y la proporción de sexos afectan la continuidad de los linajes familiares a lo largo del tiempo.
Los resultados son contundentes: para garantizar la supervivencia poblacional en un horizonte de múltiples generaciones, se necesitaría una tasa de fertilidad de al menos 2,7 hijos por mujer. Esta cifra tiene en cuenta las fluctuaciones demográficas naturales que pueden hacer desaparecer linajes enteros incluso cuando la media de nacimientos parece suficiente.
Curiosamente, el estudio también apunta a un fenómeno evolutivo: en situaciones extremas como guerras o hambrunas, tienden a nacer más niñas que niños, algo que según los investigadores reduce el riesgo de extinción, ya que aumenta la probabilidad de que los linajes continúen.
Además de sus implicaciones para la demografía humana, los hallazgos podrían ser relevantes en los programas de conservación de especies en peligro, donde establecer metas de fertilidad correctas es esencial para evitar su desaparición.
“Considerando las variaciones aleatorias en fecundidad, mortalidad y proporción de sexos, una tasa de fertilidad más alta que el reemplazo convencional es necesaria para garantizar la sostenibilidad poblacional”, concluyen los autores del estudio.
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