Alan Hattel, nacido en una pequeña localidad al norte de Edimburgo, Escocia, ha descubierto que tiene una tumba y una lápida en el cementerio de su pueblo. Su sopresa fue mayúscula y ha afirmado que ahora entiende por qué su móvil "no ha sonado en los últimos 3 meses", según informa el diario digital 20minutos.
El hombre de 75 años asegura que, aunque no lo puede demostrar, cree que todo esto es obra de su exmujer, a la que acusa de haber comprado el espacio y la lápida con la intención de que los enterrasen juntos, por eso están inscritos ambos nombres.
Hattel, soldador de profesión durante 37 años y actualmente retirado, ha declarado que nunca ha dicho que quiera ser enterrado junto a su exmujer, y añade que quiere ser incinerado cuando llegue su momento.
"Llevamos 26 años separados y encontrarte tu propia lápida no es algo que ocurra todos los días. Parece sacado de un programa de humor", concluía el escocés, que actualmente vive con su pareja y sus dos hijos.
Por último, tras ser preguntados otros miembros de la familia, han declarado que "esto es un tema familiar y se resolverá en privado", aunque parece claro que el cuerpo de Alan Hattel no descansará en el lugar donde figura su nombre en la lápida del cementerio.