León XIV, el primer Papa estadounidense y agustino, se presenta al mundo con un mensaje de paz, unidad y misión

Robert Prevost, saluda por primera vez como Pontífice desde el balcón de San Pedro con un discurso marcado por la sencillez, el recuerdo al Papa Francisco y el llamado a una Iglesia sinodal y misionera

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Robert Prevost, el Papa León XIV. EP
Robert Prevost, el Papa León XIV. EP

A las 19:22 horas, desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, el nuevo Papa León XIV se dirigió por primera vez a los 1.400 millones de católicos del mundo con un saludo de paz que resonó en la abarrotada Plaza de San Pedro. Robert Francis Prevost, de origen estadounidense, con raíces españolas y nacionalidad también peruana, ha hecho historia al convertirse en el 267º Pontífice, el primero procedente de Estados Unidos y el primero de la Orden de San Agustín.

La paz esté con vosotros”, exclamó el Papa entre los vítores de miles de fieles que coreaban su nombre. Con serenidad y cercanía, dio gracias a su predecesor, el Papa Francisco, y expresó su deseo de continuar su legado. “Recordamos esa voz débil pero siempre valiente del Papa Francisco bendiciendo Roma esa mañana de Pascua”, evocó emocionado.

Desde el primer momento, el nuevo Papa definió su visión de Iglesia: “Queremos ser una Iglesia sinodal, una Iglesia que camina, que busca la paz y la caridad, especialmente cercana a los que sufren”. A lo largo de su discurso, insistió en la necesidad de construir “puentes de diálogo” y de vivir una fe “misionera, acogedora y abierta a todos”.

Prevost también tuvo un momento especial para saludar a su antigua diócesis en Perú: “Mi querida diócesis de Chiclayo, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo y ha dado tanto para seguir siendo Iglesia fiel de Jesucristo”, dijo en español, el idioma con el que también conectó con millones de fieles de América Latina.

Apodado en Roma como el “yankee latino”, León XIV ha desarrollado una intensa labor pastoral como obispo en una de las regiones más pobres de Perú, y es recordado por su humildad, compromiso misionero y sensibilidad con los más desfavorecidos.

Como agustino, citó a San Agustín: “Con vosotros soy cristiano y para vosotros obispo”, un recordatorio de que su liderazgo se basa en el servicio. También invitó a los fieles a rezar juntos el Ave María, confiando su pontificado a la Virgen: “Nuestra Madre María siempre camina con nosotros”.

Al concluir su discurso, entre gritos de “¡Viva el Papa!”, León XIV dejó claro el tono de su pontificado: una Iglesia unida, en camino, humilde, cercana y comprometida con la paz.

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