El "número mágico" de horas de sueño varía por países, desafiando la creencia de las ocho horas, según un estudio canadiense
Investigadores de la Universidad de Columbia Británica revelan que las normas culturales influyen en la duración óptima del sueño para una buena salud, cuestionando las recomendaciones universales
Un reciente estudio de la Universidad de Columbia Británica (Canadá) ha puesto en tela de juicio la extendida recomendación de dormir ocho horas diarias para una salud óptima. La investigación revela que el número ideal de horas de sueño varía significativamente entre países, sugiriendo que las normas culturales juegan un papel crucial en la determinación de la duración del sueño necesaria para mantener el bienestar.
"A pesar del consejo común de dormir ocho horas, nuestros hallazgos sugieren que las recomendaciones sobre el sueño deben ajustarse a las normas culturales", afirmó Steven Heine, profesor de la Universidad de Columbia Británica y autor principal del estudio, publicado en la prestigiosa revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS).
El punto de partida de este trabajo fue la observación de que el tiempo medio de sueño presenta una considerable variación entre naciones. Los investigadores confirmaron esta premisa al constatar, por ejemplo, que el promedio de sueño en Japón es de tan solo seis horas y 18 minutos, mientras que en Francia se eleva a siete horas y 52 minutos, y en Canadá se sitúa en siete horas y 27 minutos.
A partir de esta disparidad, los expertos se plantearon la cuestión de si las poblaciones de países con menor duración de sueño experimentaban un peor estado de salud. Para investigar esta hipótesis, analizaron datos de 14 estudios previos, sorprendiéndose al no encontrar una asociación directa entre las horas de sueño y la salud a nivel nacional. Posteriormente, recopilaron datos sobre la duración del sueño y la salud de una muestra de 4.933 individuos procedentes de 20 países diferentes.
Los resultados de este análisis demostraron que las personas originarias de países donde la media de sueño es más corta no sufrían mayores consecuencias negativas para la salud en comparación con aquellas provenientes de países con hábitos de sueño más prolongados. De manera inversa, quienes procedían de culturas con mayor duración de sueño tampoco mostraban mejores indicadores de salud en comparación con los demás.
En este sentido, el estudio reveló que las personas que vivían en países con duraciones de sueño relativamente cortas no presentaban una menor esperanza de vida ni tasas más elevadas de enfermedades cardíacas o diabetes. Sorprendentemente, sí mostraron tasas más bajas de obesidad en comparación con individuos de países donde la norma cultural es dormir más horas.
Además, la investigación destaca que la duración óptima del sueño no es una constante universal, sino que varía entre culturas. Un hallazgo clave fue que las personas cuya duración del sueño se acercaba más a sus ideales culturales, ya sea dormir más o menos horas, gozaban de un mejor estado de salud general.
De esta manera, el estudio subraya la crucial importancia de considerar el contexto cultural específico al formular recomendaciones sobre el sueño, con el objetivo de promover resultados de salud más efectivos y adaptados a las necesidades de cada población. La creencia de que ocho horas de sueño son imprescindibles para todos podría no ser tan universal como se pensaba.
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