Los episodios de este tipo vinculados al coronavirus encajan en un tipo de alopecia conocida como efluvio telógeno, una caída transitoria del cabello que se produce después de acontecimientos estresantes, que pueden ser de índole psicológica o física, incluyendo episodios como una anemia o un tratamiento agresivo por alguna enfermedad, según informa el diario digital El Confidencial. En esas circunstancias, el organismo detiene el crecimiento del cabello como un mecanismo de protección, incluso se podría considerar de ahorro de energía.
Básicamente, la raíz se ve dañada, pero pueden pasar varios meses desde que se produce el evento de estrés hasta que se ven sus consecuencias en el cabello. Por eso, muchos de los pacientes que sufrieron el covid en la primera gran ola de la pandemia han detectado la alopecia en fechas muy recientes. Más tarde, cuando todo finaliza y se produce la recuperación. Simplemente, el cabello caído se sustituye por pelo nuevo. Generalmente, es una cuestión de meses, porque si se prolonga, habría que buscar otra causa subyacente.
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