El tabaco y el colesterol, principales causas del infarto precoz en España

Los resultados muestran que los pacientes jóvenes con infarto tienen menor prevalencia de hipertensión y diabetes, pero más hábitos nocivos y antecedentes familiares

26 oct 2025 - 07:00
Tabaco cenicero cigarro   copia
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Fumar y tener el colesterol alto son los factores que más influyen en la aparición de infartos a edades tempranas, según un estudio impulsado por la Agencia de Investigación de la Sociedad Española de Cardiología (SEC). La investigación, presentada en el Congreso SEC25 de la Salud Cardiovascular, concluye que el tabaquismo activo y las alteraciones lipídicas son los principales responsables del infarto precoz, es decir, el que se produce antes de los 55 años en hombres y antes de los 65 en mujeres.

El trabajo forma parte de un subanálisis del estudio GENAMI-Prevention, en el que han participado 20 hospitales españoles y más de 500 pacientes con infarto agudo de miocardio y enfermedad coronaria obstructiva.

“El estudio demuestra que los pacientes que sufren un infarto precoz presentan diferencias clínicas relevantes respecto a aquellos con un debut más tardío”, explica el doctor Héctor Bueno, cardiólogo del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid y uno de los firmantes del trabajo. “Tienen menos hipertensión y diabetes, pero más tabaquismo activo, hipercolesterolemia y antecedentes familiares de enfermedad coronaria”.

Los datos confirman esta tendencia: un 47,4 % de los pacientes con infarto precoz presentaba hipertensión, frente al 66,6 % de los de mayor edad. La diabetes afectaba al 18,4 % de los primeros, frente al 34,8 % del grupo más mayor. En cambio, el 60 % de los pacientes jóvenes eran fumadores activos, mientras que en el grupo de más edad solo lo era el 29 %. También presentaban más antecedentes familiares de enfermedad coronaria (17,8 % frente a 11,2 %) y colesterol elevado (13,6 % frente a 7,8 %).

En cuanto al tratamiento, los pacientes jóvenes fueron sometidos con mayor frecuencia a estudios invasivos del corazón, como coronariografías, y recibieron medicamentos más potentes para prevenir la formación de coágulos. Sin embargo, el uso de aspirina, estatinas y fármacos para la insuficiencia cardíaca fue similar en ambos grupos. “Estos resultados subrayan la importancia de identificar y manejar los factores de riesgo específicos en pacientes jóvenes con infarto, especialmente el tabaquismo y el colesterol, para mejorar su pronóstico y calidad de vida”, destaca el doctor Bueno.

El análisis se enmarca dentro del estudio GENAMI-Prevention, cuyo objetivo es comprender cómo los factores biológicos y de género influyen en el infarto agudo de miocardio, especialmente en mujeres, y si estos determinan diferencias en la atención médica o en la adherencia a los tratamientos de prevención secundaria.

“Este estudio refuerza la idea de que existen factores de riesgo específicos en las mujeres —muchas veces no recogidos en la historia clínica cardiológica— que pueden influir tanto en el desarrollo de la enfermedad como en la calidad de la atención y en los resultados”, concluye Bueno.

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