Castilla y León, por su dispersión poblacional, puede ser de las comunidades autónomas más complejas a la hora de implementar la vacuna contra la COVID-19. Sin embargo, la intención de la Junta es que no haya ninguna diferencia entre las ciudades y el mundo rural, tal y como confirmaba en rueda de prensa la consejera de Sanidad, Verónica Casado.
De hecho, la consejera ponía como ejemplo la vacunación contra la gripe, donde ya se tiene en cuenta las posibles diferencias poblacionales. Si bien en esta ocasión habrá que tener en cuenta otros aspectos, como la conservación de la vacuna, serán temas que estarán “perfectamente claros para que nadie se quede sin vacunar, viva donde viva”.
Además, Casado recalcaba que, en un primer momento, las personas que serán vacunadas serán las institucionalizadas en residencias de mayores y sociosanitarias y los trabajadores de estos centros, “sin importar que estén en el medio rural o en el urbano. Se iniciará allí la vacunación”.
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