El Azud de Riolobos, un pantano creado para regar que se transformó el segundo humedal más importante de Castilla y León
Un proyecto del doctor ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y profesor de Ingenieria Civil de la USAL, Evelio Teijón, propone crear un aula de interpretación en las ruinas de la antigua iglesia, un carril bici y peatonal con miradores y dotar al entorno de señalización para potenciar el turismo y disfrutar de las 254 especies que se pueden ver
Antes de 1998 en Riolobos, una pedanía del Campo de Peñaranda, solo había ruinas. Tan solo quedaban los restos de la iglesia y una gran extensión de terreno de cultivo, llano y seco como la mayor parte del paisaje de la Comarca de Peñaranda. Una extensa tierra de cultivo dedicada al secano que, sin querer, se ha convertido en uno de los humedales más importantes de Castilla y León. Pero ¿cómo se pasa del secano más extremo a ser un humedal de gran riqueza ambiental y refugio de cientos de especies de aves?
El azud de Riolobos es prácticamente fruto de una causalidad, el humedal es un efecto colateral que no estaba planeado cuando se planteó crear un embalse artificial que permitiera almacenar agua de riego para el campo. A ese azud empezaron a llegar aves migratorias que encontraron en el entorno los recursos para convertirlo en el segundo humedal más importante de la región, detrás de las lagunas de Villafáfila y, así, sin que estuviera planeado Riolobos se ha convertido en uno de los recursos naturales más importantes para la observación de aves de la provincia y podría ser el motor de desarrollo para los pueblos de la comarca por el gran interés que despierta.
Así lo cree el ingeniero y profesor del Área de Ingeniería de la Construcción de la Universidad de Salamanca, Evelio Teijón, que ha desarrollado un proyecto que analiza las potencialidades que tiene el azud como recurso medioambiental, turístico y ornitológico, así como analiza los problemas con los que se puede encontrar al ser un enclave artificial. “Villafáfila es un humedal natural totalmente maduro y si lo comparamos con Riolobos cuyo llenado se completó el año pasado podemos ver que en este pequeño periodo de tiempo hemos pasado de tener secano a esta maravilla”, asegura el profesor.
Y es que el azud de Riolobos se nutre de agua del Tormes impulsada por el Canal de Villoria ya que “no está ubicado en ningún cauce natural, tan solo hay un arroyo que no lleva nunca agua”. Esto hace que en medio del páramo castellano surgiera la vida. “Al llenarse de agua comenzaron a aparecer aves allí y pasamos a tener una zona con un gran valor ecológico incluida dentro de la red de espacios naturales de la Junta y pasa a ser una zona con protección ZEPA. Se consiguió un humedal cuando sólo se buscaba una infraestructura de riego”. Un humedal que ocupa 450 hectáreas, 254 especies distintas aisladas y un censo de 10.000 individuos.
Una casualidad que puede ser un importante recurso natural y turístico para los pueblos en los que se encuentra el azud como El Campo de Peñaranda y el Villar de Gallimazo, pero también en los cercanos como Villoria, Poveda de las Cintas o Cantalpino. ¿Cómo se logra esto? Pues poniendo en valor la zona, dando a conocer uno de los recursos naturales más importantes y desconocidos de Salamanca y atrayendo a un turismo especializado que busca poder observar aves manteniendo sano el ecosistema creado.
Así, el proyecto del profesor, que ha contado con la aceptación de los municipios de la zona, prevé la consolidación de las ruinas de la antigua iglesia de la localidad, totalmente abandonada, y que está se convierta en un aula de interpretación, que no solo explique los recursos del azud, sino que se convierta en un museo de ingeniería sostenible que tenga como ejemplo este recurso que surgió de una infraestructura artificial.
También propone crear una senda ciclable que permita el paso de peatones y bicicletas por todo el perímetro del azud, donde se ubiquen miradores para observar las aves, así como cartelería que permita a los visitantes conocer las distintas especies. Todo ello, realizado con materiales reciclados. Se podría incluir el alquiler y uso de bicicletas tándem, patinetes, e incluso permitiría la apertura de espacios de ocio, al igual que se hace en otros espacios similares en el resto de España. Un recurso que puede convertirse en un atractivo turístico para una comarca que sufre especialmente la despoblación, con municipios muy pequeños que cada vez cuentan con menos servicios.
El gran recurso ornitológico de Riolobos
En el Azud de Riolobos se han detectado 254 especies diferentes de aves. Según detalla Miguel Rouco en el Libro “Las Aves del Azud de Riolobos y de su entorno”, en el azud se pueden encontrar especies que resultan interesantes por su escasez como la malvasía cabeciblanca, espátula común, cigüeñuela común y productoras como el somormujo lavanco, el zampullín común y el cuellinegro, el tarro blanco, el anade azulón y friso, la cuchara común, el aguilucho lagunero, la focha vulgar, avoceta común, canastera, chorlitejo chico, chorlitejo patinegro o avefría europea, entre otros. Además en la zona colindante se puede ver la grulla común, el cernícalo primilla, el aguilucho cenizo, el sisón, la avutarda, la gana ibérica y la ortega o el alcaraván común.
Los problemas del azud
Además de analizar las fortalezas que tiene esta infraestructura y sus posibilidades a futuro, el profesor también ha hecho un amplio repaso a los problemas que puede tener a corto y medio plazo esta infraestructura artificial que no recibe agua de forma natural, sino que depende del trasvase de agua a través del canal de Villoria, que está activo durante la época de riego, pero que una vez finalizada se vacía de agua. En esta situación, el profesor ve dos problemas relacionados con la calidad del agua. Uno es la eutrofización del agua, que puede producirse por el estancamiento de la misma y la falta de oxígeno si no recibe aportaciones que la renueven y haya falta de oxígeno.
Otro futuro problema, aunque este a largo plazo, será la sedimentación que se acumula con los distintos aportes de agua que pueden subir el nivel. También está el problema de la contaminación química inevitable debido a la contaminación de los acuíferos. Problemas para los que el profesor pide soluciones a las administraciones con el fin de mantener en perfecto estado el humedal.
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