Al río con el 'papa' Clemente: 40 años del día en el que casi fue linchado y su coche terminó quemado en el Tormes

Florentino Gutiérrez, párroco de Alba en 1982: “Me subí al coche para evitar que lo volcaran, pero no fui capaz”

Ataque al coche del papa Clemente. Foto Intervíú
Ataque al coche del papa Clemente. Foto Intervíú

Lunes por la tarde. 17 de mayo de 1982. En Alba de Tormes las campanas tocan a rebato y se corre la voz de que quieren llevarse los restos de Santa Teresa y, eso en la villa ducal, son palabras mayores. El motivo, el 'papa' Clemente, dirigente de la iglesia del Palmar de Troya, considerada por muchos como una secta, habría llamado “rameras” a Santa Teresa y las monjas dentro de la Iglesia de la Anunciación, donde reposan los restos de la santa y donde Clemente estaba acompañado por ocho de sus obispos, según relatan los diarios de la época.

De repente se desata la ira entre los albenses y corre como la pólvora el rumor de que los de El Palmar quería llevarse las reliquias de la Santa. Y se montó el lío. Un vecino, creyendo el rumor del robo cierra la iglesia con Clemente y sus obispos dentro y toca las campanas. Cientos de vecinos indignados se reúnen en la Plaza de las Madres y es cuando intentan agredir a Clemente y sus obispos.

Los palmarianos llegaron a los coches para irse entre la marabunta de gente y es en este momento cuando los vecinos atacaron los coches.  Aparece en escena  el párroco, Florentino Gutiérrez, que estuvo en la villa ducal 33 años y recuerda ese día perfectamente. Cuando la multitud está en la plaza de las madres carmelitas es cuando le avisan. “Yo estaba en Salamanca, tenía un funeral y en la catedral y me llamaron” recuerda Florentino. “Cuando llegué, había un gran tumulto, con mucha gente allí y todo fue un malentendido, un error, pero cuando todo un pueblo se pone así es muy difícil controlarlo”. El párroco recuerda que todos creyeron la teoría del robo de las reliquias “era mentira, yo mismo hablé con Clemente, le dije que era el párroco de Alba y me dijo que todo era un error”.

Volcaron uno de los coches y ante la posibilidad de que volcaran el otro Florentino Gutiérrez se subió al coche pidiendo calma. El párroco recuerda que se subió al vehículo “para evitar que lo volcaran porque ya habían tirado uno, pero no fui capaz”. El Seat 132 del papa del Palmar acabó destrozado. Florentino tuvo que bajarse del coche cuando vio que no calmaba a la gente con sus palabras. El otro, un Seat 1.430 acabo en el Tormes. La gente lo llevó hasta la entrada del pueblo y lo lanzó superando el pretil del puente al río. Después lo quemaron.  

Ataque a los coches del papa Clemente. Foto Interviú
Ataque a los coches del papa Clemente. Foto Interviú

Florentino asegura que ese día fue uno de los más duros de su vida como párroco. “En 33 años como párroco de Alba fue el momento más duro de todos. También es verdad que después vino el momento mejor, con la visita del Papa Juan Pablo II, pero ese día fue todo un caos”. Tras los acontecimientos llegó el momento de declarar. “Fue una noche muy larga, tuvimos que ir a declarar a Salamanca, al juzgado, pero todo el mundo entendió que esto fue un malentendido. La gente creyó una mentira y se alteró y es algo muy difícil de parar cuando es todo el pueblo el que estaba allí”, afirma.

La autoridad judicial mantuvo abierto un procedimiento por los “desórdenes públicos” ocurridos. Así lo aseguraba ABC, que afirmaba que el papa Clemente y sus obispos se reponían de sus lesiones. En dicho diario afirman que según una nota del Gobierno Civil de Salamanca el papa y los obispos entraron en el templo “dando gritos y profiriendo insultos contra Juan Pablo II y la Iglesia”. Esta “ofensa” es la que propició los hechos posteriores y que los vecinos tomaran la justicia por su mano dando pie a un escándalo que corrió como la pólvora por todos los medios nacionales. Hasta Interviú dedicó un reportaje a los acontecimientos que hoy no se hubieran justificado del modo que se hizo hace 40 años.

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