El arte laberíntico de los artesonados mudéjares en Salamanca que obliga a elevar los ojos al cielo
Artesanía y geometría infinita en un encaje imposible hacen imperdible un recorrido por los templos que se esconden en los pueblos de la provincia
Elevar los ojos al cielo y descubrir que más allá de la belleza del ladrillo, el yeso, los arcos de medio punto de los muros de los templos mudéjares de Salamanca hay un arte que se esconde en sus techos, retorciendo la madera y creando intrincados encajes de motivos geométricos que a veces se combinan con azulejos o se decoran con policromía. Son los artesonados de algunas de las iglesias más antiguas de la provincia, las que se construyeron con un arte que mezclaba estilos hispano musulmanes, con la presencia de materiales humildes que en Salamanca tiene una gran presencia, sobre todo en el sureste de Salamanca.
Las techumbres decoradas con diseños intrincados en las vigas formando entrelazados geométricos y llenos de motivos vegetales, policromías e incrustaciones de huesos, marfil o azulejos permiten disfrutar de una visita diferente, un recorrido mirando al cielo que deja sin aliento en el caso de ejemplos especialmente valiosos como los de las iglesias de Macotera, Rágama, San Cristóbal de la Cuesta o Candelario, entre otros.
Las comarcas de Alba de Tormes y Peñaranda son las que más ejemplos de mudéjar esconden, aunque también hay ejemplos en la Sierra como Candelario o San Martín del Castañar o en la Armuña. La Junta de Castilla y León editó hace unos años “Estudio de las armaduras de madera en la provincia de Salamanca”, de Sergio Pérez Martín que recoge todas las armaduras de la provincia y cifra en 200 artesonados mudéjares de los que hay referencia y de los que se conservan unos 150.
Sin duda uno de los artesonados más espectaculares y mejor conservados de la provincia es el de la iglesia de Santa María del Castillo en Macotera. La iglesia se levantó a finales del siglo XV. Sobre su nave principal luce una impresionante armadura de madera que está considerada una de las más bellas y valiosas de la provincia. Es el “cielo de Macotera”, una compleja mezcla de combinaciones geométricas que forman dibujos a modo de puzle en cuyo centro hay una gran flor. Las piezas además tienen decoración en policromía formando estrellas. En este templo también destacan los alfarjes de la tribuna del coro, decorados con mocárabes, flores y formas geométrica y una bella decoración renacentista en la viga.
Otra de las armaduras mudéjares más importantes de la provincia es la de Candelario. En la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción destaca su precioso artesonado que tiene una gran influencia musulmana ya que dibuja 100 estrellas, 99 por los nombres más bellos de Alá y una por el nombre de Dios.
En Candelario se puede disfrutar de una de las armaduras mudéjares más importantes de Salamanca en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y que muestra, en un complejo diseño de ruedas de lazo de 9 y 12 puntas, 100 estrellas, 99 de ellas con los nombres más bellos de Alá y una con el nombre de Dios. La policromía con rojos, verdes, dorados y azules dota de una belleza y luminosidad única a este cielo.
En la iglesia de San Cristóbal Mártir, en la localidad armuñesa de San Cristóbal de la Cuesta se encuentra otro de los artesonados más bellos de Salamanca. Sobre la nave del templo hay una armadura sencilla, sin embargo, sobre el presbiterio se encuentra una pieza con bellos entramados geométricos con estrellas de ocho puntas y lazos de ocho adornados con racimos de mocárabes y rosetas doradas. Una decoración más intrincada que también se encuentra en otras iglesias de la zona, como la de la iglesia de Aldeaseca de la Armuña, con ruedas de lazo y racimos de mocárabes, además de policromías o la de Moriscos.
La iglesia de La Asunción en Cantaracillo fue levantada en el siglo XII y cuenta con un artesonado del siglo XVI con una armadura en madera sin color de limas moamares que cuenta con siete ruedas de dieciséis elementos de la que se descuelgan unos bellos racimos mocárabes.
En Zorita de la Frontera el techo del templo es un alfarje mudéjar, un techo de estructura plana, compuesta de vigas y tablas llamadas alfarjías, de estructura de par y nudillo que esconde una joya con un trabajo muy detallado de motivos que combinan la ornamentación gótica y la morisca.
En Villoria encontramos la iglesia de San Pedro, que conserva el ábside, el muro presbiteral y la antigua torre a los pies del templo. Sobre su nave central hay una armadura de limas moamares que está considerada una de las de mayor calidad de la provincia. Su autor fue Cristóbal Vallesa, carpintero del municipio que tardó diez años en completar la obra en 1970. La decoración está hecha con lazo de ocho elementos y un importante arrocabe donde el techo se une con la piedra con una variada decoración.
En San Martín del Castañar el artesonado de la nave central es una magnífica armadura ochavada con un arduo trabajo de superposición de tablillas con lazo de ocho que forman estrellas, hexágonos y lazos.
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