Béjar y Westfalia: dos regiones que crecieron de la mano en la industria textil alemana de los años 60

Mercedes Riba, bejarana y licenciada en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada por la Universidad de Salamanca, habla en su nuevo libro sobre la intrahistoria textil que ayudó a crecer a la empresa teutona

Mujeres en Westfalia en 1959 - Carlos Muñoz Álvarez
Mujeres en Westfalia en 1959 - Carlos Muñoz Álvarez

El municipio salmantino del sur de la provincia fue famoso en su época por sus telas y sus tintes, por crear a base de trabajo una industria que le fue arrebatada en la segunda mitad del siglo XX, y de la que no se ha podido recuperar jamás.

Tal era la repercusión en Béjar, que una empresa alemana, “Johann Wüfing & Sohn”, se fijó en la mano de obra que tenía el pueblo charro y decidió contratar a decenas de personas, en su mayoría mujeres, para agrandar el nombre de la entidad con contratos de un año de duración.

Situada al norte de Alemania, en Westfalia, famosa por sus castillos, como el de Corvey, sus palacios, como el de Augustusburg y Falkenlust, por la catedral de Colonia, o por el Tratado de Paz por el que se conoce la Europa Moderna, un grupo de 152 salmantinos, bejaranas casi todas, se incorporaron a las filas laborales de la empresa textil.

Mujeres en Westfalia en 1960   Carlos Muñoz Álvarez
Mujeres en Westfalia en 1960 Carlos Muñoz Álvarez

Esos emigrantes bejaranos, además  llegaron a encontrar a finales de los 50 un trabajo que les permitiría progresar en su día a día a base de sudor e hilos. Y es que hablar de la Alemania de entonces, y de la cantidad de personas que se movieron hacia tierras teutonas y que cambiaron sus rutinas por mejorar sus vidas, nos llevaría a hablar sobre Francia o Suiza, lugares donde las puertas permanecieron abiertas para hacer crecer la economía del país, puertas cuya manilla también cogieron los habitantes textiles en busca de oportunidades, y que asoman bajo la atenta vista de la añoranza, la nostalgia y la valentía.

Mercedes Riba, bejarana y licenciada en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada por la Universidad de Salamanca, presenta este jueves, 18 de abril, un libro que habla sobre esta bonita historia en uno de los edificios que engrandecen el relato, el Centro Documental de la Memoria Histórica, y donde a través de la literatura y de reportajes fotográficos se podrán llegar a conocer más a fondo los detalles y los cimientos por los que se construye, aunque sea una pequeña parte, el país alemán.

La República Federal Alemana de los años 60 abrió sus brazos para que en la actualidad podamos conocer lo que fue la sociedad española allí, y es que ahí tiene un papel fundamental Béjar y todas esas familias y trabajadoras que decidieron asentarse en territorio germano.

Fueron tres fábricas enmarcadas dentro de “Johann Wüfing & Sohn” y por las que se fueron de su tierra natal tanto jóvenes como mayores, una primera de hilatura en Lennep, un segunda de tejeduría de Dahlerup y una tercera de hilatura de carda de Dahlhausen.

Mujeres en Westfalia en 1959  - Carlos Muñoz Álvarez
Mujeres en Westfalia en 1959 - Carlos Muñoz Álvarez

Antes habíamos mencionado el contrato, de un año, prorrogable, pero lo curioso de esto fue como se hizo, la intrahistoria de esas firmas, casi todas mujeres, en la que un charro, Miguel de Lis Tordesillas, delegado de Emigración de la provincia de Salamanca, firmó un acuerdo legal con el jefe de la empresa, Horst Kubiak, para que el personal salmantino trabajase allí.

Del mismo modo, se aprovechó una situación que era inmejorable para los alemanes, y es que muchas familias se encontraban en paro por culpa de la crisis del textil, y tras años y años de trabajo en el sector era la gran oportunidad que muchas personas buscaban para poder llevarse un plato de comida a la boca.

Ahí se daba otro problema que tuvo una rápida solución, el idioma, y es que la suerte o el azar demostraría una vez más que esas bejaranas estaban destinadas a cambiar de país. El señor Kubiak se encontró con Zimmerman, casado con una bejarana llamada Marta Díaz, y gracias a ésto sirvieron de intérpretes entre esas españolas que iban a nuevo mundo y así adaptarse rápidamente a él, cosa para nada sencilla a falta de una globalización como la existente, actualmente, y donde todo el mundo puede acceder a cualquier lenguaje.

Otro de los puntos claves, ante una nueva vida laboral, tiene que ver con las condiciones laborales. Los textiles querían trabajar el mayor número de horas a cambio de salario y volverse para España con sus familias, pero el avance en la maquinaría, los propios acuerdos, y que se crease un comité de empresa español en “Johann Wüfing & Sohn”, hizo que muchos bejaranos se quedaran en la República Federal Alemana para toda la vida.

Por último, habría que destacar que, a día de hoy, todas esas familias que pusieron rumbo a Alemania son de clase media, lo que habla de la valentía de los mismos, y como destaca Mercedes Riba en el epílogo de su libro: “Léanse estas páginas como un auténtico reconocimientos a todos los bejaranos, y por extensión a todos los españoles, que tuvieron que abandonar sus tierras, y que con su trabajo ayudaron a la reconstrucción económica de Europa occidental y con su sacrificio a llenar las arcas del Estado español”. 

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