Carta abierta de Alberto Segade, socio de la Junta General de La Covatilla: "No pregunto nada acerca de la influencia en este desastre de los 'asesores´ del alcalde, porque espero las conclusiones de la comisión de investigación"

A través de un escrito facilitado a los medios, ha criticado duramente al Ayuntamiento de Béjar y la gestión de la estación de esquí

Estado de la estación de esquí La Covatilla
Estado de la estación de esquí La Covatilla

Alberto Segade, socio de la Junta General de La Covatilla y exdirector de la misma, ha mostrado la tristeza de un bejarano más ante la situación vivida en la estación durante la temporada 2023/2024. Una serie de hechos que no ha llegado a entender durante todos estos meses y que ha plasmado en una carta, brindando a los textiles su pensamiento, pero sobre todo su pesar ante uno de los atractivos turísticos de la provincia.

Entre sus palabras se ha notado el dolor de una persona que ha estado en La Covatilla desde muchos años atrás, viviendo cada pista, cada risa que se disfrutaba en la estación, o los miles de niños que han pasado a través de los bautismos blancos esperando a esa semana para surcar los valles bejaranos nevados.

La carta comenzaba de una forma muy clara, haciendo referencia a algo que había ocurrido durante todo este año, la falta de comunicación entre los trabajadores y el Ayuntamiento: “A la espera de una comunicación oficial, está claro que la temporada de esquí en La Covatilla ha terminado, porque nada justifica que se prolongue ni una jornada más. Es hora de recoger y echar el cierre. También de hacer las cuentas. He vivido esta situación de manera directa durante muchos años. Trabajando en equipo para redactar informes con los resultados económicos y de explotación, proponer nuevas inversiones y proyectos o definir estrategias de mercado. Todas estas cuestiones y alguna más, tenían que ser presentadas en la Junta General Anual, a fin de ser sometidas a la consideración y aprobación, en su caso, por parte de los socios. No solamente eso, sino que cada socio podía plantear cualquier aclaración, reclamación o queja ante los administradores, ya fuera por acción u omisión, en el desempeño de su gestión”.

Y es que entre las líneas en las que ahonda Alberto, están los máximos responsables, el Ayuntamiento de Béjar, haciendo referencia a una de las dudas que más han surgido durante los últimos meses “Por esta razón, tengo derecho a solicitar explicaciones, así como a presentar mis quejas y reclamaciones. Lo que no tengo claro es ante quién hacerlo. ¿El Alcalde, la concejal delegada, el “director” de la estación (si es que lo hay), el secretario, el interventor, el Pleno del Ayuntamiento? Con esta duda lo haré ante todos, transmitiendo mi alegato al resto de la ciudadanía, por si alguien también lo quiere hacer suyo”.

Del mismo modo, ha señalado la no apertura de las pistas, el periodo de mantenimiento y adecuación de las instalaciones,o en no saber a quién se le paga para que gestione la propia estación.

Otro de los puntos clave ha sido la imagen que se da de Béjar y de la comarca para el resto de España o para países como Portugal: “En lo que respecta a la imagen que de nuestra ciudad se ha proyectado, quiero que se me señale al responsable, o responsables, de la muy mala comunicación producida, escasa o inexistente, que ha derivado en una catarata de comentarios negativos en las redes sociales, muchos de ellos especialmente dolorosos como el de un esquiador luso que afirmaba que La Covatilla es la vergüenza de España y Portugal. El colmo de los disparates fue anunciar en Facebook, el domingo previo a la Semana Santa, que la estación cerraría durante los siguientes siete días ¿Querían tener más vacaciones?”.

Está claro, que las palabras de Alberto reflejan lo que muchos bejaranos piensan con respecto a La Covatilla y a cómo se ha actuado con ella durante los últimos meses, siendo uno de los puntos turísticos de la provincia de Salamanca y de Castilla y León. A continuación, la carta de Alberto Segade:

EPÍLOGO PARA LA TEMPORADA 22-24 EN LA COVATILLA

A la espera de una comunicación oficial, está claro que la temporada de esquí en La Covatilla ha terminado, porque nada justifica que se prolongue ni una jornada más. Es hora de recoger y echar el cierre. También de hacer las cuentas.

He vivido esta situación de manera directa durante muchos años. Trabajando en equipo para redactar informes con los resultados económicos y de explotación, proponer nuevas inversiones y proyectos o definir estrategias de mercado. Todas estas cuestiones y alguna más, tenían que ser presentadas en la Junta General Anual, a fin de ser sometidas a la consideración y aprobación, en su caso, por parte de los socios. No solamente eso, sino que cada socio podía plantear cualquier aclaración, reclamación o queja ante los administradores, ya fuera por acción u omisión, en el desempeño de su gestión.

Alguna de aquellas Juntas Generales fue bastante movida, como recordarán quienes asistieron a ellas, pero nunca llegó la sangre al río. Hoy, mientras escribo estas líneas, se me encoje el pecho sólo con imaginar que tuviera que presentarme para dar la cara ante mis socios con la papeleta de explicar todo lo que ha ocurrido en la estación de esquí durante los últimos diez meses (suponiendo que no me hubieran destituido mucho antes).

Pero, afortunadamente para mí, ahora no formo parte del Consejo de Administración, sino que sólo soy un socio (como integrante de la ciudadanía de Béjar, que es quien paga toda la cuenta). Por esta razón, tengo derecho a solicitar explicaciones, así como a presentar mis quejas y reclamaciones. Lo que no tengo claro es ante quién hacerlo. ¿El Alcalde, la concejal delegada, el `director´ de la estación (si es que lo hay), el secretario, el interventor, el Pleno del Ayuntamiento? Con esta duda lo haré ante todos, transmitiendo mi alegato al resto de la ciudadanía, por si alguien también lo quiere hacer suyo.

Comienzo por preguntar, a quien corresponda, la razón por la que uno de los cuatro remontes de la estación no ha entrado nunca en servicio a lo largo de la temporada. También las causas de que el telesquí Canchal Negro, con problemas reconocidos pero no explicados, solamente haya podido prestar servicio unos pocos días. Asimismo, los motivos que condujeron a que las pruebas reglamentarias para la puesta en servicio del remonte principal, el telesilla, se llevaran a cabo en enero. Como resultado, La Covatilla no abrió sus pistas hasta el 19 de febrero, dos semanas más tarde que la última del resto de las estaciones de España y Portugal. ¿Qué habría pasado si la nieve hubiera llegado a primeros de diciembre? ¿Por qué se hizo caso omiso al plan de mantenimiento que se entregó en junio a los responsables municipales? ¿Por qué, cuando se pudo, no se fabricó nieve en debutantes para los bautismos blancos?

No pregunto nada acerca de la influencia en este desastre por parte de los `asesores´ del alcalde, porque espero las conclusiones de la comisión de investigación que se creará al respecto. Aunque quizá esté ahí uno de los virus causantes de la dolencia. De todas formas, en una temporada muy complicada, hemos podido ver como el resto de las estaciones de España y Portugal han abierto sus pistas, incluso en Semana Santa, mientras La Covatilla estaba cerrada. ¿Hasta qué punto es esto consecuencia de la mala o inexistente planificación?

Continúo pidiendo explicaciones (en este caso a quien sea responsable de recursos humanos) acerca de las insólitas y pródigas vacaciones para el personal, tanto en periodo de mantenimiento y adecuación de las instalaciones, como en plena temporada; llamando especialmente la atención las vacaciones del responsable de explotación y el encargado de taller. Asimismo, sobre los conflictos con el personal, tras la retirada de las llaves de los vehículos y la falta de claridad sobre la cadena de mando y organización que los coordina (si es que existe) Puesto que todos los sueldos salen de nuestros bolsillos, quiero conocer a quién pagamos y por qué. Quisiera saber, además, si es verdad que la persona contratada en diciembre para organizar la escuela de esquí (que no aparecía por la estación porque `teletrabajaba´) estuvo dos meses cobrando hasta que dejó su puesto, poco antes de que se llegara a abrir alguna pista y si llegó a hacer algo estando de alta.

En lo que respecta a la imagen que de nuestra ciudad se ha proyectado, quiero que se me señale al responsable, o responsables, de la muy mala comunicación producida, escasa o inexistente, que ha derivado en una catarata de comentarios negativos en las redes sociales, muchos de ellos especialmente dolorosos como el de un esquiador luso que afirmaba que La Covatilla es la vergüenza de España y Portugal. El colmo de los disparates fue anunciar en Facebook, el domingo previo a la Semana Santa, que la estación cerraría durante los siguientes siete días ¿Querían tener más vacaciones?

Tengo más cuestiones apuntadas, pero en su mayor parte abundan en lo ya expuesto, sobre falta de planificación y coordinación, ausencia de información y transparencia o ineficacia pura y dura. Así que, quisiera reservar espacio para lo que considero más importante. ¿Qué va a pasar a partir de ahora? ¿Hay establecido y aprobado algún plan de trabajo o inversiones para abordar de inmediato? ¿Está definido el rumbo a corto, medio y largo plazo de la estación? ¿Se van a abrir las instalaciones en verano? ¿Hay preparada alguna actividad para atraer visitantes? ¿Se van a poner a punto, esta vez a tiempo, todos los remontes? ¿Qué hay de los millones del `plan´ de reindustrialización?

Para terminar, las cuentas. Ya que no se me entrega ningún balance de resultados ni cuenta de pérdidas y ganancias (como es preceptivo en cualquier Junta General de socios) quiero saber, por lo menos, lo que se ha ingresado y lo que se ha gastado. Según mis cálculos aproximados: el monto total de diez meses de sueldos, horas extras y vacaciones, más suministros, energía, seguros, vehículos, repuestos, gastos de mantenimiento, reparaciones, gastos fiscales, renting, gastos de administración, promoción, etc. superaría, con muchísimo, la magra recaudación conseguida en apenas quince días de explotación, con solo dos jornadas de ingresos aceptables.

Los administradores de cualquier sociedad, ante esta situación de palmaria insolvencia, plantearían a sus socios en la Junta General (si es que no han huido antes) dos posibles opciones: poner más dinero para cubrir las pérdidas, o ir directamente a la quiebra. En el caso del ayuntamiento ¿qué hacemos? Esta pregunta va directamente dirigida a los técnicos municipales, cuya función, de acuerdo a la Ley, es la intervención previa y crítica en el control del gasto y cualquier obligación económica que asuma el ayuntamiento, además de comprobar que en el ámbito financiero y económico los servicios del Ayuntamiento funcionan de la manera adecuada. Como supongo que, el hecho de malgastar tanto dinero público, no puede considerarse mínimamente adecuado, algo tendrán que decir. ¿No es de obligado cumplimiento la Ley de Estabilidad Presupuestaria?

No tengo más preguntas que hacer por mi parte. Espero que los responsables puedan responder a las formuladas y, si no lo hacen, que quienes me representan en el Pleno Municipal se las repitan a todos ellos en la sala capitular. Cedo mi turno de intervención al resto de las personas asociadas, toda la ciudadanía, para que ejerzan su derecho a no decir nada o a pedir explicaciones.

Alberto Segade Illán. Siete de abril de 2024

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