Del buitre leonado al martín pescador, la diversidad de ecosistemas de Salamanca la convierte en el destino ideal para el turismo ornitológico
El Azud de Riolobos, la Laguna del Cristo, el Paso de los Lobos, el Travieso o la ermita del Cueto son solo algunos de los puntos de interés de una provincia rica en espacios para disfrutar de la observación de aves
Entre el mundo mediterráneo y el atlántico, en plena ruta de las migraciones, Salamanca es un lugar estratégico para los que disfrutan de la observación de aves. La riqueza y diversidad de los ecosistemas de la provincia permiten una gran diversidad de especies que pueden ser observadas de norte a sur, desde los campos cerealistas a la sierra, de las Arribes a al campo charro. Más de 300 especies repartidas en todo el territorio con puntos de especial interés para la observación que la Diputación de Salamanca promociona para lograr que el turismo ornitológico sea un atractivo más para disfrutar de la riqueza natural y patrimonial de Salamanca.
La riqueza salmantina permite disfrutar de ecosistemas muy diversos, por eso, si queremos observar grandes aves rapaces como el buitre leonado, el águila real, el halcón peregrino deberemos hacerlo en las Sierras de Gata, Francia y Béjar y en Las Arribes. En las llanuras del nordeste nos esperan el sisón, las avutardas o el cernícalo mientras que en las riberas del Tormes o en los magníficos humedales de la provincia lo harán la garza real, el martin pescador o la espátula común. Así hasta 300 especies.
Dentro de la Red Natura 2000, la provincia cuenta con 13 Zonas Especiales de Conservación (ZEC) y 11 Zonas de Especial Protección para las aves (ZEPA), afectando a una superficie total de 279.267 hectáreas. Las zonas ZEPA son: Arribes del Duero, Campo de Argañán, Campo de Azaba, Campos de Alba, Candelario, Las Batuecas-Sierra de Francia, Quilamas, Riberas de los ríos Huebra y Yeltes, Riberas del río Águeda, Río Alagón y Tierra de Campiñas. Las Zonas Húmedas de Interés Especial son también lugares de paso y estancia de aves acuáticas en su paso migratorio. Destacan el Embalse de Santa Teresa, el Azud de Riolobos, las lagunas de San Marcos en La Alberca, de la Cervera en Olmedo de Camaces, la Grande de Campanero en Castillejo de Martín Viejo, la de los Lavajales en Rágama, la del Cristo y Charca de la Cervera en Aldehuela de Yeltes, la de la Zarza en Boada y las Lagunillas de Hoya Moros, en Candelario.
La Diputación de Salamanca ha organizado la observación de aves en siete zonas, con enclaves marcados desde donde admirar tanto a aves sedentarias, como las invernantes o estivales. Hay varias rutas y también empresas especializadas que ofrecen paseos ornitológicos guiados. Llevar unos buenos prismáticos y aprovechar la primera hora y la última del día es lo único que necesitas.
En las Arribes del Duero existe una comunidad de aves tremendamente rica, con rapaces como el águila-azor perdicera, que cuenta en esta zona con la mayor población de toda Castilla y León. También se puede ver águila real, alimoche, buitre leonado y negro, milano real y negro, aguililla calzada y culebrera europea, halcón peregrino o gavilán común. Fuera de la zona de los cañones, se pueden ver también milano real, elanio común, aguilucho cenizo, azor y cigüeña negra. También podremos observar paseriformes muy interesantes como curruca mirlona, carrasqueña y tomillera, o espectaculares aves como el abejaruco, la abubilla y las últimas carracas de la provincia. En los cañones de Arribes, existe además una incipiente población de vencejo cafre al que, poco a poco, nos vamos acostumbrando a observar en vuelo entre golondrinas dáuricas, vencejos reales y aviones roqueros. La Diputación recomienda recorrer los miradores de Arribes para los avistamientos, recorrer los alrededores del Castro de Saldeana y el Puente de los Franceses.
La zona de las dehesas, llenas de encinas, quejigos y robles, bosques de ribera permiten disfrutar de aves típicas de estas tierras como el milano real, la aguililla calzada, alcotán, azor, gavilán y otras rapaces medianas, donde destaca el elanio común. Las cigüeñas negras ocultan sus nidos en las más escondidas encinas, mientras rabilargo ibérico, abejaruco, cuco, críalo, collalba gris o alcaudón común y real entre otras muchas especies, podrán ser observados en gran número y con facilidad. Los puntos de interés para observar las aves serían las zonas húmedas entre encinares, la ermita del Cueto (en Matilla de los Caños) y la zona de Las Veguillas, la ribera del Tormes y la ruta del Puente Mocho de Ledesma.
En la zona suroeste de Salamanca, limitando con Portugal se encuentra una zona de alcornoques de la rivera del Azaba, uno de los refugios de cigüeña negra. En esa zona también se puede observar culebrera europea, milano real y negro, cernícalo vulgar y primilla y presencia constante de buitres negros. Abundan la tórtola europea, abejaruco, abubilla y en general todas las aves mediterráneas.
En la Sierra de Gata y El Rebollar podemos ver alimoche, águila real, búho real o roquero solitario. En las laderas, cubiertas de pinos y robles, se asienta una pequeña colonia de buitre negro que se extiende hacia Extremadura. En los robledales y pinares, podremos observar al siempre esquivo abejero europeo, junto a otras rapaces forestales, como azor, aguililla calzada o en ocasiones si es la época adecuada, al esquivo halcón de Eleonora. El Rebollares el abejero europeo y una amplia variedad de paseriformes forestales.
Otra de las zonas está delimitada en las llanuras cerealistas y las riberas del Tormes ubicadas en el nordeste de la provincia. En la comarca de La Armuña, tierra de avutardas, sisones, alcaravanes, alondras y calandrias, nos encontramos con algunos tesoros naturales como las dehesas de alcornoques, encinas y robles de Valdelosa y Zamayón donde podemos ver milano real, aguililla calzada, cigüeña negra, paloma zurita, tórtola europea, pico menor y numerosos paseriformes. A su vez, el trazado de la Vía de La Plata desde la capital salmantina hacia la provincia de Zamora es un pasillo natural que ofrece buenas posibilidades para observar al elanio común y al esmerejón. Los pinares y bosquetes del norte son refugio de búhos chicos y cernícalos vulgares. En medio de este territorio aparece el Azud de Riolobos, una parada obligada para miles de aves durante todo el año. Son miles las aves que descansan aquí durante la invernada, destacando numerosas especies de anátidas, limícolas, ánsares y grullas, estas últimas habitualmente con números por encima del millar. A su vez, las frescas riberas del Tormes y de sus afluentes, Almar, Gamo y Margañán, son puntos de una altísima densidad de especies asociadas a este ecosistema de bosque fluvial y vegetación acuática. Y el Embalse de Santa Teresa, refugio invernal de miles de aves, donde llaman la atención las concentraciones invernales de grullas.
Las Sierras de Lagunilla y de Béjar, con gran contraste geográfico y climático permiten disfrutar de una gran variedad de aves como cigüeñas negras en las riberas de los ríos y arroyos del valle del Alagón y sus afluentes; más al este, los valles ganan pendiente y se cubren de densos bosques de robles y castaños habitados por arrendajo, rabilargo, pico menor, cárabo, abejero europeo y una pequeña población de milano real. Justo al sur, y limitando con la provincia de Cáceres, se eleva la Sierra de Lagunilla, con su excepcional y única colonia europea de buitres negros asentados en enebros. Y, por último, la vertiginosa ascensión hasta las cumbres más altas de la sierra de Béjar, con roquedos y piornales habitados por aves como el pechiazul o el roquero rojo, dos especialistas de la alta montaña. Los puntos de interés son la dehesa de Candelario, el Travieso y la Primera Plataforma o los primeros kilómetros del Camino de Santiago desde Puerto de Béjar.
Por último, las Sierras de Francia y Quilamas ofrecen un territorio próspero en avifauna. La posición elevada de muchos pueblos sobre las laderas de los valles permite sorprender el vuelo de las rapaces de la sierra: buitres leonados y negros, alimoches, abejeros europeos, culebreras, aguilillas calzadas, halcón peregrino y con algo de fortuna, el cruce alto de las varias parejas de águilas reales que se reproducen en su territorio. Las pequeñas aves atlánticas como colirrojos reales o papamoscas cerrojillos, crían en estas zonas junto a especies mediterráneas tales como currucas cabecinegras o rabilargas. Merece la pena destacar el paso de miles de aves migratorias en el embudo que forma el río Alagón justo antes de entrar en tierras extremeñas. Se puede disfrutar del avistamiento desde puntos como La Peña de Francia, el Paso de los Lobos, La Alberca, la Laguna de San Marcos, El Portillo en Las Batuecas o la confluencia de los ríos Francia y Cuerpo de Hombre en el Alagón.
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