Después de conocer que el Gobierno le niega la posibilidad de realizar una consulta popular sobre la mina de uranio y tras lo sucedido en las Cortes regionales, donde el Partido Socialista retiró a una de sus procuradoras de la sesión en la que se debatía la propuesta de IU-EQUO para que se revisara la Declaración de Impacto Ambiental concedida a Berkeley para la mina de uranio y propició de esta forma un empate en la votación que se resolvió con el voto de calidad de la presidenta, lo que terminó por echar abajo una propuesta ante la que toda la oposición parecía estar de acuerdo, el alcalde de Retortillo, Lorenzo Calderón, siente que predica en el desierto ?porque me ha dejado solo mi propio partido?. A pesar de ello ?y de tener también en mi contra a los otros dos concejales del PSOE?, asegura que no va a tirar la toalla ?porque no me vendo?.

Calderón, que hace poco más de dos meses veía su futuro político marcado por una moción de censura, asegura ahora que no le sorprendería  que hasta el propio PSOE al que pertenece se afanara por ?quitárselo de en medio?.

El regidor insiste en que la empresa Berkeley ha logrado viciar el ambiente en la zona y recuerda que hasta cuatro personas relacionadas con la anterior corporación municipal trabajan ya para la compañía, algo a lo que aspira, dice, al menos uno de sus dos compañeros socialistas en el actual Ayuntamiento. ?Seguiré luchando por el bien del balneario y del medio ambiente porque yo no necesito trabajo ni dinero; solo quiero salud para poder seguir luchando?, asegura el alcalde para quien sus ideas y su ética ?están por encima de la poderosa mano de Berkeley?.

Una vez conocido lo sucedido en el parlamento regional,  el alcalde se puso en contacto con el secretario provincial del PSOE, Fernando Pablos, quien le explicó que la decisión de apartar a un procurador socialista se había realizado por deferencia hacia el PP pues una de sus procuradoras se había visto obligada a ausentarse por un problema familiar. Lorenzo Calderón le preguntó, a su vez, si esa cortesía también hubiera sido un hecho en el caso de que si lo que se votaba era, por ejemplo, la elección de presidente de las Cortes. De no haber tomado el PSOE esa decisión, la votación hubiera favorecido, previsiblemente,  a quienes optaban por reiniciar la Declaración de Impacto por 42 votos por los 41 del PP.

Tozudo, Calderón había expresado su voluntad de ir con la urna casa por casa para testar la opinión vecinal si finalmente, como sucedió ayer, el Gobierno le negaba la posibilidad de conocer la opinión vecinal sobre la mina a través de una consulta abierta. Las advertencias sobre las consecuencias legales que eso podría traerle han hecho que se lo piense y le han vuelto a sumir en la impotencia de ser la única persona que, al parecer, se atreve a lidiar con una empresa como Berkeley. 
 

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