Los conductores de los autobuses metropolitanos de Avanza al límite: “Vamos a acabar todos con ansiedad”
La puesta en marcha de BUSCyL dispara el número de usuarios con sistemas de lectura que no funcionan y originan retrasos constantes, vehículos antediluvianos y con trabajadores que no pueden parar la media hora de descanso obligatoria
Los conductores de los autobuses metropolitanos gestionados por Avanza están al límite. Desde la puesta en marcha de BUSCyL, el sistema de transporte gratuito implantado en toda Castilla y León se han agudizado los problemas del servicio metropolitano de transporte de Salamanca que ya recogía numerosas quejas por el mal estado de los vehículos. Retrasos en las salidas de las paradas, incremento de los usuarios con autobuses llenos que no pueden recoger a todo el mundo y quejas constantes que los usuarios dirigen a los conductores aumentan la tensión y el estrés al que se enfrentan. Ni siquiera pueden descansar la media hora reglamentaria en muchas ocasiones tal y como denuncian y se pierden servicios.
Así lo aseguran los propios trabajadores de Avanza, empresa concesionaria del transporte metropolitano de Salamanca que cubre las líneas con los municipios del alfoz, las que más usuarios y demanda tienen.
Aseguran que en la última semana han pasado de hacer lecturas a unos 30 QR (el sistema implantado de forma provisional mientras se expiden las tarjetas a todos los usuarios) a leer unos 400. “Es imposible, las máquinas nuevas vienen con un lector de tarjetas y un lector de QR, pero no funcionan. Están instaladas y no funcionan, solo leen las tarjetas antiguas. Nos han dado un teléfono móvil para cada trabajador y por ahí se pasa el QR”, aseguran. Este incremento en los usuarios y el tiempo destinado a leer los códigos hacen que los retrasos en el horario de salida sean habituales. “Uno trae QR, otro trae la tarjeta antigua, otro plastificado que no lee nada, las pocas tarjetas físicas nueva que han mandado no se leen por ningún sitio, hay que sacar un ticket con valor cero de la máquina, … es un caos” continúan explicando los conductores, que hace que “salgamos tarde de las paradas y es imposible llegar a tiempo porque al final no puedes sobrepasar las velocidades máximas. No llegamos y los conductores no paramos ni un momento”. Un estrés al que se suma la falta de confianza en los vehículos que conducen. “Vas tarde, no funciona nada y a eso se suma la inseguridad que nos crea conducir unos autobuses que están como están. No puedes ir tranquilo porque no puedes ir un poco más fuerte con lo que llevas en las manos, que no sabes como te va a responder”, continúan. “Es el triple de trabajo, no puedes bajarte ni para ir al servicio”, añaden.
Otro motivo que incrementa la tensión de los conductores es que todas las quejas de los usuarios por los retrasos, el mal funcionamiento del sistema, el estado de los autobuses, van a ellos. “Tenemos mucha más carga de trabajo, la gente está estresada, ¿A dónde vamos a llegar? Al final la mayoría con ansiedad y estrés, porque es inhumano. La gente se queja a ti, no ponen hojas de reclamaciones, se desahogan con el conductor”, explican.
Sus condiciones van a peor. Aseguran que cuando se explicó en el Consejo Rector del Transporte Metropolitano la medida se aseguró que las empresas iban a ser inyectadas con un dinero, “pero para mejorar a los trabajadores, nada”, afirman. Al contrario, como van tarde en la mayoría de las expediciones “no paramos ni la media hora reglamentaria, ni nos la pagan ni nos dan un plus…. Es vergonzoso. No puedes ni bajar al baño y si lo haces llegas dos minutos tarde y te come la gente”.
Por esto piden soluciones, sobre todo para las líneas más colapsadas, es decir, Carbajosa, Santa Marta, Villamayor, Villares e incluso Cabrerizos, donde se han duplicado los usuarios. “Hasta los alumnos de los institutos han dejado muchos de usar el escolar y van en este, que es gratis y les cuadra mejor”, añaden. Esto hace que los autobuses vayan colapsados. “No sabemos si llevamos 50 u 80, porque esa es otra, la máquina no cuenta los usuarios que suben, así que no sabemos ni la gente que llevamos en el bus”.
Por su parte, también se suman a las quejas del funcionamiento de BUSCyL desde la Federación de Asociaciones de Vecinos, Consumidores y Usuarios de Salamanca (FEVESA) que ha denunciado “el caos absoluto” generado desde su implantación. Aseguran desde FEVESA que usar el transporte público “se ha convertido en un problema ya que los usuarios ya no pueden reservar plaza con antelación, no se pueden comprar billetes en la web con los QR, las taquillas permanecen cerradas y los viajeros se ven obligados a esperar durante horas sin ninguna garantía de poder subir al autobús”.
Por ello exigen “refuerzos inmediatos en las líneas saturadas, garantías de plaza para los usuarios e información pública y transparente” y añaden que “este mal funcionamiento está generando un clima de indignación creciente, ya que muchos trabajadores, estudiantes y personas mayores dependen a diario del transporte interurbano para acudir a sus centros de trabajo, de estudio o a sus citas médicas. La incertidumbre y la falta de soluciones inmediatas no solo afectan a la movilidad, sino que también suponen un grave perjuicio económico y social para quienes no disponen de otra alternativa de transporte”. Malestar que en muchos casos no se traslada ni a la empresa concesionaria ni a la Junta, sino a los conductores que llevan cada autobús.
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