La importante y prolongada sequía que se viene padeciendo se ha visto reflejada en el agua acumulada en los embalses. Exceptuando la cuenca interna de Cataluña debido a las tormentas que han sido numerosas, en todas las cuencas hay menos agua embalsada.
Destaca la Cuenca del Duero, que desde finales de julio del año pasado no alcanza el 50% de su capacidad, según indica el portal meteorológico Eltiempo.es.
Por estas fechas, el año pasado, el agua embalsada superaba a la media de los últimos diez años en la cuenca interna del País Vasco, la del Guadiana, la del Mediterráneo andaluz, la del Segura, la del Júcar, la del Ebro y en la Interna de Cataluña mientras coincidían esa media y la embalsada el pasado año, en la del Cantábrico Oriental.
Sin embargo, a día de hoy, todas las cuencas tienen menos agua que la media de los últimos diez años, un dato preocupante.
Estos datos suponen que muchas de las cosechas estén prácticamente perdidas, así como los pastos que son el alimento del ganado, lo que puede traer graves consecuencias tanto a la ganadería como a la agricultura. Aunque se produzcan precipitaciones, estas vendrán en forma de tormenta lo que supondría más perjuicio que beneficio.