Dos autobuses, uno de Villamayor y otro de Machacón y Babilafuente viajan este sábado, 22 de marzo, hasta Valladolid donde hay convocada una manifestación a las 11:30 horas para protestar contra las macrogranjas y las macroplantas de biogás en Castilla y León.
La concentración tendrá inicio en la plaza de Colón con la lectura de un manifiesto que acabará en la plaza mayor.
Bajo el lema, 'La tierra que nos da vida no se vende, se defiende', los movimientos vecinales de Castilla y León que han convocado la marcha, solicitan a los manifestantes que acudan con una prenda azul.
Los manifestantes declaran que "el 22 de marzo, día mundial del agua, es el momento de alzar la voz en toda Castilla y León contra el avance imparable de las macroplantas de biogás y las macrogranjas que amenazan nuestro territorio, nuestra salud y nuestros recursos naturales. Cada instalación aprobada supone un nuevo golpe a nuestro medio natural, un riesgo para nuestra agua y una pérdida de calidad de vida para nuestras comunidades. No debemos mirar hacia otro lado mientras destruyen nuestro futuro en nombre de intereses ajenos a nuestra tierra".

Se estima que participen alrededor de 2.000 participantes, de las asociaciones de vecinos de Babilafuente, el Comité Antinuclear Salamanca, Ecologistas en Acción Salamanca, la Plataforma Cuidamos Villamayor, la Plataforma Gajates Sin Mierda, Plataforma Rebollar Vivo, Sierra de Gata Viva, Stop Biogás Machacón y Stop Biogás Tornadizo.
Estas plataformas indican que "reclamamos planificación legislación y control" y que "en el caso de las plantas de biogás tenemos un borrador que debería haber sido redactado con anterioridad al año 2024 y de momento no es ley es borrador para el 2024 al 2034, ya vamos tarde y, creemos que la ley saldrá adelante cuando las plantas estén ya construidas y la ley se adapte a lo que han marcado los técnicos en los proyectos y la Junta de Castilla y León ha consentido, sin considerar para nada una ley específica para este tipo de industrias".
En Castilla y León apunta que "hay en trámite más de 100 proyectos de macro-plantas de biogás (multiplicando por 33 las existentes y con posibilidad, según el sector gasista, de imponer hasta 520), 81 expedientes de nuevas macro-granjas, disparando la población porcina, que ya es actualmente casi el doble que la población humana y otras tantas plantas de hidrógeno". Todo esto subrayan "sin planificación, sin estudios ambientales rigurosos y lo más importante, sin tener en cuenta a la ciudadanía".
Las macrogranjas y macroplantas de biogás dicen que están provocando: un uso desmesurado y privativo del agua, ya que "una sola macro-granja puede consumir más agua que un pueblo entero"; contaminación del suelo y del agua porque "los purines y digestatos, residuos generados por la ganadería industrial y las macro-plantas de biogás, contienen gran cantidad de nitratos y otras sustancias nocivas que están provocando que en muchos pueblos no se pueda consumir el agua del grifo"; deterioro de la calidad del aire y la salud; falsas promesas de empleo y desarrollo puesto que "nos mienten cuando dicen que estas industrias crean riqueza. La realidad es que destruyen otras actividades, como la ganadería extensiva, el turismo y la vinicultura, que han sustentado a nuestras comunidades durante siglos; despoblación y pérdida de calidad de vida porque "los malos olores, la contaminación y la falta de oportunidades hacen que vivir en nuestros pueblos sea cada vez más difícil"; degeneración de los pueblos en vertederos de la comarca y en territorios de sacrificio; una sinergia macabra, que lejos de resolver el problema, lo intensifica y perpetúa un modelo de ganadería industrial insostenible.
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