La dulzaina en Salamanca: de su desaparición en la Guerra Civil a su resurgir en las fiestas populares de la provincia
Hay evidencias de la utilización del instrumento en la capital del Tormes desde el siglo XIX, destacando su papel en municipios como Alba de Tormes y Peñaranda
Salamanca es una provincia ligada estechamente a sus tradiciones y cultura. En ella, la dulzaina ocupa un lugar destacado pese a que muchos desconocen la importancia y el recorrido del instrumento en la capital del Tormes. Desapareció con la llegada de la Guerra Civil, ya que los dulzaineros habían significado durante la República y no fueron bien vistos por el nuevo régimen político. No obstante, estaba tan arraigada en la sociedad que no faltaba en actos festivos populares como los bailes semanales que se celebraban en las afueras de la ciudad. Este y otros hechos son recogidos por Lucinio Hernández en su obra 'La dulzaina en la provincia de Salamanca. Identidad musical en el este de Salamanca'.
Evolución de la dulzaina en Salamanca
La dulzaina es un instrumento de unos 30 centímetros que consta de tres partes: el trono, de madera; una pieza metálica llamada tudel; y la lengüeta. Deriva del oboe y su uso en la música popular se extendió en Salamanca al mismo tiempo que en las otras provincias de Castilla y León. Poco a poco, fue sustituyendo al tamboril, aunque a partir del siglo XIX, algunos tamborileros comenzaron a reciclarse y a tocar el instrumento aerófono. Otros, abandonaron la profesión.
Corrían tiempos convulsos; en España se estaba librando la guerra de la Independencia contra el ejército francés de Napoleón Bonaparte. Le sucedieron la Revolución liberal que comienza con las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812. Ese mismo año, precisamente, se tiene ya noticia de la utilización de la dulzaina en la provincia de Salamanca, tal y como publica el diario El Conciso: "En el puente había 12 jóvenes muchachas vestidas a lo charro, con su música de tamboril y dulzaina que agradó tanto al Duque de Wellington, que se apeó y en el centro de las damas se dirigió a la plaza...".
Para conocer la época dorada de la dulzaina hay que trasladarse a 1874, con la Restauración, y a los años posteriores. Y es que el instrumento estaba presente en todos los acontecimientos importantes, algo que reflejaban periódicos como El Salmantino: "Peñarandilla: Tamboril y dulzaina en la plaza pública por los afamados dulzaineros de Macotera Pachulos. Se celebró el 1 de diciembre de 1918 una fiesta en honor al Santísimo Sacramento, en acción de gracias por haber sido librado este pueblo de la horrorosa epidemia de gripe que ha causado tantos estragos en los pueblos limítrofes". Es la primera noticia que se tiene de una actuación de Los Pachulos, una de las sagas de dulzaineros más conocidas junto a la de Los Talaos.
Tras el estallido de la Guerra Civil Española comenzó la decandencia de la dulzaina. "Se observa en detalles como en la intención manifiesta de algunos aficionados a tocarla de desprenderse de ella vendiéndola", mantiene Lucinio Hernández Marcos en su obra. De hecho, no era raro ver anuncios como el siguiente en los periódicos locales: "Se vende dulzaina nueva con nueve llaves, de madera de ébano marca 'Bruno Antorio', para tratar Custodio García. El Ruiz en Salmoral". Estos se complementaban con otros que se ofertan para tocar en eventos.
"A partir de los años cuarenta-cincuenta del siglo XX los dulzaneiros sufren la misma situación que los tamborileros cien años antes; se ven obligados a reciclarse y tocar el clarinete, el saxofón, el acordeón... o abandonar la profesión; como Los Pachulos, de Macotera, que formaron una orquesta; Isidro tocaba el saxofón alto y el laúd. Habrá que esperar hasta los años sesenta-ochenta del siglo XX para asistir a una revitalización de la música popular, y a partir de la década de los noventa y hasta nuestros días el conocimiento y empleo de la dulzaina y el redoblante como instrumentos de música tradicional se fomenta", continúa relatando Luciano Hernández.
La dulzaina en los municipios de la provincia
Salamanca capital y Béjar son los grandes focos de expansión de la música de dulzaina. De hecho, su música se impuso en el municipio bejarano a finales del siglo XIX y, a principios del XX, estuvo presente en todos los acontecimientos de la localidad, bien fuera para marcar el ritmo de los bailes de parejas que se celebraban en la plaza de la Corredera o para acompañar la romería de la Peña de la Cruz. A día de hoy, continúa presente en las procesiones anuales y en otros eventos de la ciudad, siendo Adobe de Macotera el grupo de dulzaineros más demandado.
Alba de Tormes y Peñaranda son otros municipios salmantinos en los que la dulzaina adquiere un gran protagonismo, configurando parte de su identidad musical. En el primero, tuvo un gran desarrollo y era común la presencia del "célebre dulzainero de Tordillos", mientras que en el segundo, se convirtió, junto al redoblante, en el instrumento de expresión de la música tradicional de la localidad y su comarca. Actualmente, asistimos al resurgir de dicho instrumento en ambas comarcas, ya que se sigue acudiendo al mismo para la celebración de los actos religiosos más arraigados de sus fiestas populares.
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